Suena la alarma, observo la hora y me levanto para comenzar mi rutina diaria antes de ir a la oficina, la cual comienza en trotar, me coloco mi ropa deportiva y le doy dos vueltas al parque mientras escucho música a todo volumen al llegar a casa me doy una larga ducha y bajo a desayunar. Buenos días, Carmen, ¿cómo amaneces?
— Buenos días, señor Matteo, muy bien, ¡espero que le guste el desayuno!
— gracias, está delicioso como siempre, al terminar de comer subo a mi habitación lavo mis dientes y voy a la oficina.
Si soy un hombre al cual le gusta tener todo bajo control a mis veintinueve años, soy un exitoso hombre de negocios y también un hombre de familia, estoy soltero tengo el cabello negro, mido 1,87, piel blanca, ojos verdes, aceitunas, aún no he conocido una mujer que me vuelva loco como para dar el siguiente paso.
Salgo con mujeres que solo son de una noche empresarias, modelos no tengo preferencia, solo necesito que sepan que es una noche y ya este mundo no es para fiarse en la primera mujer, ya que solo están tras el dinero y mis padres son muy tradicionales.
Somos italianos, tenemos una empresa exportadora de vinos muy reconocida a nivel mundial, por esa razón mis padres esperan que encontremos una esposa amorosa. Por el hecho de que el matrimonio es para toda la vida, mi padre Giovanni Esposito, mi madre Giovanna Chianti llevan treinta y cinco años de feliz matrimonio y luego mis hermanos, Luigi Esposito tiene veintitrés años, Federico Esposito veinticinco años.
Mi padre nos entregó la empresa desde muy jóvenes, él nos inculcó el valor del trabajo, así que luego de terminar nuestras carreras tuvimos que unirnos a la empresa como corresponde. Yo soy el presidente y dirijo junto con mis hermanos la empresa, Luigi es el encargado de conseguir los posibles contratos, Federico se encarga de la parte legal, yo soy el que tiene la responsabilidad de aprobar y dirigir las negociaciones.
Funcionamos muy bien como familia y socios, tenemos los viñedos los cuales supervisan mis padres, por ahora tenemos en total cuatro viñedos y cada uno tiene una casa grande que deberíamos ocupar. Pero como estamos solteros cada uno vive en su departamento, igual pasamos mucho tiempo en la casa grande que es donde crecimos mi madre, cocina muy rico, así que somos unos consentidos y siempre buscamos la excusa para ir a comer en casa.
Llego a la empresa, estaciono mi auto, saludo a los empleados y subo a mi oficina y veo que mi padre me está esperando, buenos días, ¡papá que bueno verte! Dime, ¿en qué te puedo ayudar?