Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
EL CEO ITALIANO Y SU TENTACIONE

EL CEO ITALIANO Y SU TENTACIONE

Azahara

5.0
calificaciones
11.3K
Vistas
81
Capítulo

Sofia y su hermana Julie, se quedan de un día para otro solas, ya que sus padres mueren, teniendo Sofia que trabajar y luchar por su hermana ya que Julie padece de Leucemia. Aunque la protagonista trabaja en un lujoso hotel como limpiadora, no le llega para pagar todos los gastos que tiene la casa y además las facturas del medico y del hospital de su hermana enferma. Siendo el jefe el que se aprovecha de su situación, reclamandola en su despacho dos veces por semana, aprovechandose de Sofia aun sabiendo que no lo hace por que le guste, lo hace por las necesidades que ella tiene, pero al jefe eso no le importa, lo que el desea es el cuerpo de su empleada, pagando un extra por el servicio y así Sofia puede ir sacando los gastos que conlleva con su hermana enferma, pero un nuevo director llega a ese hotel para reemplazar al que hay sin que ni Sofia ni sus compañeras sepan quien es ¿Qué hara entonces Sofia?¿Seguira siendo la amante del nuevo jefe como lo estaba haciendo hasta a hora? ¿O será el nuevo jefe quien de verdad la ayude sin tener que acostarse con el para complacerlo? ¿De quien realmente será el nuevo ser que viene a complicarle a Sofia mas su situación?

Capítulo 1 EL CUMPLEAÑOS DE LA AMIGA

Hoy es el cumpleaños de mi mejor amiga y compañera de trabajo, trabajamos de día en el mejor hotel de Nueva York, limpiamos las habitaciones, y todo aquello que el jefe nos mande hacer, trabajamos entre ocho y diez horas diarias y aunque no nos pagan mucho, por lo menos nos da para pagar facturas, el alquiler y para poder comer todo el mes. Yo tengo una hermana mayor que yo dos años , que está muy enferma y las facturas del médico a veces se me acumulan, por eso de vez en cuando tengo que hacer horas extras en el hotel, aunque mi amiga se enfada conmigo, porque a veces las horas extras que hago, no es limpiando precisamente, si no que mi jefe me obliga a estar disponible para el dos veces por semana. No soy ninguna puta, Mi hermana y yo nos quedamos huérfanas muy jóvenes, mi padre era albañil y murió cuando estaba trabajando en una obra y cayó de un andamio de trece pisos de altura, mi madre murió un año después, sin razón alguna quedandome yo a cargo de mi hermana, de la casa y de todas las facturas que conlleva su enfermedad, pero si quiero seguir cuidando a mi hermana tengo que hacerlo o nos veremos viviendo en la calle, mi hermana tiene leucemia y aunque ha habido varios donantes de médula, siempre acaba su cuerpo por rechazarlas. En el cumpleaños de mi amiga, nos fuimos cinco compañeras del hotel a un Club que le llamaban LA TENTACIONE, que según ellas, era un club selecto donde se iba a tomar una copa y si se presentaba conocer a algún hombre guapo, pues no pasabamos la noche solas, pero cuando entramos las cinco al local y nos dieron unas máscaras, intente marcharme de allí ya que no sabía muy bien para qué eran esas máscaras, pero mis compañeras me cogieron de los brazos para evitar que me fuera

— Dejarme, no quiero estar aquí, esto parece otra cosa de la que me habéis hecho creer que era — les dije

— Callate y entremos, lo vamos a pasar de miedo — dijo Alicia

Nada más entrar, nos pusimos las máscaras y nos acercamos hasta la barra del bar para pedir nuestras bebidas, con ellas en las manos nos dimos cuenta de que había una mesa libre, nos acercamos sentandonos en los cómodos sillones que había alrededor. Minutos después de llegar nosotras, tres de mis compañeras se levantaron de los sillones desapareciendo de entre la multitud, acercándose a la mesa donde estábamos mi amiga y yo, una mujer esbelta, de pelo color rubio y muy alta

— Hola, me llamo Karla y soy la encargada de TENTACIONE, es la primera vez que os veo por este club, aquí dentro nunca se dan los verdaderos nombres, ¿como os tendré que llamar a vosotras? — nos dijo

— Bueno la verdad que no lo hemos pensado aún, ¿tenemos tiempo? — preguntó mi amiga Sandra

— Si claro, bueno a ti te llamaré Bella, ya que hay un caballero que le gustaría conocerte y tiene acento italiano, ¿me sigues por favor? — me dijo a mi

— No gracias, no busco una relación — respondí

— Venga no seas así, eres joven y necesitas una noche loca, vamos Sofía animate — me susurró mi amiga en el oído

— Vale, pero esperame aqui, no me dejes sola que ahora mismo vengo en cuanto aclare esta situación con ese hombre — le contesté

Me levanté del sillón y segui a aquella mujer, subimos unas escaleras donde se veian perfectamente un pasillo largo con varias puertas cerradas, abrio una de esas puertas, entrando las dos a un cuarto donde habia una cama redonda dentro con sabanas rojas, un mueble con varios cajones y la luz era tenue de color tambien rojo

— Espera aquí bella, ahora mismo viene tu acompañante y espero que lo pases bien ya que me gustaría que volvieras a mi local — me dijo la mujer marchandose de aquel cuarto.

Estaba mirando los cajones de aquel mueble que había en la habitación, cuando escuche abrirse la puerta del cuarto, vi entrar a un hombre muy alto, bien vestido, que se estaba acercando hasta donde yo me encontraba.

— Buenas noches ragazza — me dijo aquel hombre

— Buenas noches caballero, creo que aquí ha habido una confusión, yo no busco una relacion con ningun hombre — le dije, escuchando cómo reía

— Yo tampoco busco una relación, solo pasar un buen rato con una bonita mujer y cuando te he visto entrar en el club, me has gustado mucho y me gustaria conocerte y hacerte feliz con mis caricias — me dijo, apartando mi pelo de mi cuello, haciendo sentir con su beso la calidez de su boca.

No dijimos nada más, el desconocido, desabrocho mi vestido haciendo que este cayera solo al suelo, haciendo que mi piel se erizara con el toque de sus manos, besó mi cuello, mis hombros, rozo con sus dedos mis pezones poniendose duros enseguida

— Eres bellissima ragazza, dejame absorber tu perfume de mujer y te prometo que te acordarás siempre de mi — me dijo

Me tumbo en la cama quitandome ese hombre mi tanga guardandoselo en el bolsillo de su pantalon despues de oler mi tanga, se tumbo a mi lado, haciéndome el amor como jamas soñe que se podría hacer, me hizo suplicar, me hizo gritar de placer y de dolor, pero lo que más me hizo es dejarme exhausta hasta pensar que me iba a morir, por los orgasmos que tuve con sus dedos y con su boca en mi sexo, marchandose el hombre despues de que me dejara medio dormida en la cama. Poco después de que el desconocido se marchara del cuarto, se volvió a abrir la puerta entrando en el cuarto Karla, la encargada.

— Hola ¿qué tal estás? — me preguntó

— Muy bien pero dime ¿quién era ese hombre?, me ha dejado exhausta — le dije

— No te lo puedo decir, todo aquí es privado, por eso llevais esas máscaras, si deseas ducharte, hay unos baños aquí al lado — me dijo

— Gracias Karla, sí que deseo ducharme, ese hombre me ha echo sudar y mucho — le dije sonriendo

Una vez que las cinco amigas nos volvimos a reunir en la barra del bar, nos marchamos del club, devolviendo las máscaras a la chica que había en la entrada y que nos lo dio nada más entrar, ya en la calle nos fuimos todas a donde estaban aparcados los coches de las dos compañeras, fijándonos mi amiga y yo, de que había un coche de alta gama aparcado enfrente del club, con un hombre dentro aunque no pudimos distinguir mucho ninguna de las dos su rostro, ya que no se veía mucho con unas simples luces de neón que tenía el club. Mi amiga y yo nos despedimos de las tres compañeras de trabajo, subiendo todas a los coches, marchandonos de aquel lugar.

— ¿Qué te ha parecido el bombón que te ha elegido? — me preguntó mi amiga

— Casi muero de placer Sandra, que manos, que lengua, que de todo — respondí

— Entonces volveremos otro día, por lo menos no ha sido el baboso de nuestro jefe — me dijo

— Sabes que si no hago lo que me pide john aunque me de asco, estoy despedida y las facturas no se pagan solas — respondí

— Denuncialo por acoso Sofía, cada vez que te llama, me duele a mi todo mi cuerpo, no puedes seguir así — me dijo

— Ya lo sé, pero es todo consentido y la policía no me haría caso, pero no tengo otra cosa Sandra, estoy buscando trabajo y lo sabes, pero siempre me dicen lo mismo cuando voy a las entrevistas, lo siento señorita, pero no es lo que buscamos — dije con cierto sarcasmo riéndonos las dos

— Ya hemos llegado, mañana te recojo a las siete como todos los días — me dijo mi amiga cuando paró su coche enfrente de la portería de mi casa

Cuando llegamos a mi casa, me despedí de mi amiga, baje de su coche y me acerque hasta la portería del edificio donde vivo entrando dentro para subir a mi casa, pero dándome cuenta de que el coche de alta gama que vi aparcado enfrente de la entrada de aquel local, estaba aparcado enfrente de mi edificio, subí por las escaleras hasta mi casa, entre dentro viendo todas las luces apagadas, me fui a mi dormitorio quitando antes los zapatos para no hacer ruido, me quite la ropa y me puse el pijama tumbandome en la cama pensando en aquel hombre que hizo que por un momento no existiera nadie más en el mundo que aquel hombre tan sensual y yo. Al día siguiente, me levante pronto como todos los dias, entre en el cuarto de baño para ducharme, cuando terminé, cogi la toalla rodeando mi cuerpo con ella, marchandome del cuarto de baño volviendo a mi dormitorio para vestirme. Me fui después a la cocina para preparar el desayuno de mi hermana y el mío, escuchando como ya se había levantado.

— Buenos dias Sofia — me dijo mi hermana

— Buenos días Julie, ¿cómo te encuentras hoy? — le pregunté

— Creo que me voy a la cama y voy a estar tumbada todo el día, no me encuentro muy bien — me dijo

— Carla vendrá dentro de un momento, sabes que si me necesitas puedes llamarme y enseguida estoy aquí contigo — le respondí

— No Sofía cariño, aunque me gustaría trabajar a mi tambien para ayudarte hermanita, bastante estas haciendo por mi — me dijo

— Verás como pronto encontraremos a alguien que sea compatible contigo y te casaras antes que yo — le dije para ver la sonrisa tan bonita que tenia, ya que siempre estaba muy seria

— Bueno ya me marcho, y sabes que siempre me tendrás hermana, no te rindas porque te necesito y mucho — le dije viendo una lágrima caer por su suave mejilla

Le di un beso a mi hermana limpiando su lágrima con mi dedo, me fui a mi dormitorio para coger mi bolso, marchandome de casa hacia la calle, donde ya me esperaba mi amiga dentro de su coche.

— Buenos días ¿cómo se encuentra hoy Julie? — me preguntó

— Como todos los días, yo no sé si podría aguantar los dolores y la quimio como mi hermana aguanta — respondí

— Es una luchadora, espero que pronto encontréis un donante que sea compatible con ella — me dijo

Llegamos pronto al hotel aparcando mi amiga su coche en el parking, bajamos las dos del vehículo acercándonos hasta donde estaban los ascensores para el servicio,

— Esperarnos — escuchamos a nuestras compañeras que entraban también a la misma hora que nosotras dos

— Buenos días, un poco más y os toca esperar al próximo — le dijo mi amiga sonriendo

— Os habéis enterado de la nueva noticia que se habla por el hotel — nos dijo Viki

— ¿Nos van a subir los sueldos? — pregunté yo

— No, el nuevo dueño del hotel, es según me han dicho, un mayor que nosotras,multimillonario y un playboy, dicen que no hay mujer que no se rinda a él, con solo su mirada y encima es italiano — nos dijo Viki, nuestra compañera

— No será para tanto, hay muchos tíos buenos por el mundo — dijo mi amiga

— Yo os cuento lo que a mi me han dicho, no lo mireis a los ojos por si acaso — nos dijo Viki, riendo todas mientras salíamos del ascensor, dirigiéndonos hacia el cuarto de servicio para cambiarnos de ropa

Nos marchamos las tres compañeras del cuarto de limpieza con nuestros carros, para ir cada una a su planta, nada más empezar por mi primera habitación me llamó John, mi jefe por el móvil para que fuera a su despacho. Deje mi carrito fuera de la habitación dirigiendome hacia los ascensore, cruzandome con un hombre alto, con unos preciosos ojos de color verde y de pelo negro como el azabache.

— Perdone ragazza, ¿tiene toallas limpias en su carrito? — me preguntó

— Si claro, las puede usted coger del carro no se preocupe, nadie le dirá nada — le dije viendo que el ascensor ya había llegado, pero mirando a ese desconocido, ya que su voz me resultaba muy familiar y sobre todo cuando me dijo ragazza.

— Perdone mi falta de educación, me llamo Mario ¿y usted se llama? — me preguntó

— Sofía, encantada pero ahora me tengo que marchar, me ha llamado mi jefe, — le dije marchandome

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Otros libros de Azahara

Ver más
Capítulo
Leer ahora
Descargar libro