Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Novia del Señor Millonario
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
El dulce premio del caudillo
Los Mellizos del CEO
Yo soy tuya y tú eres mío
El regreso de la esposa no deseada
¡Hmm!.
Apagué el gemido del orgasmo con un beso de Martín, mientras comenzaban las convulsiones del climax.
¡Hmm! Gimió él, acabando juntos.
Posé mi rostro es su cuello, Martín siempre olía tan bien, mientras el con una mano acariciaba el escote de la blusa en mi espalda, mientras los cuerpos se recomponian.
- Sol?, dijo vacilante
- Qué sudece? Pregunté.
Se tomó un momento antes de continuar, algo pasaba, normalmente Martín no era tan inseguro. De pronto soltó
- Sol... Sol yo te amo!
Yo quedé congelada, fue un balde de hielo, yo sabía que el me había comenzado a ver con otros ojos, no era tonta, llevábamos un año teniendo sexo, un acuerdo que nació entre ambos siendo ya socios y pasando gran parte del día juntos, el mismo había puesto las reglas de nuestra "relación", pero parte de mi éxito se basaba en saber leer a la gente y desde hace dos meses que sentía que algo había cambiado, desde ese fin de semana... pero amor, ¿Martín enamorado y de mí? , eso solo me traería problemas.
El interrumpió mis pensamientos, separandose de mi y del escritorio para verme la cara, tomandome el rostro con ambas manos.
- Sol, yo se lo que dije y de nuestro acuerdo, lo dijo como si logrará leer mi mente, pero lo siento, me enamoré de ti y quiero que nos demos la oportunidad de estar juntos, pero de forma oficial. Yo te amo como un loco y deseo gritar esto a los cuatro vientos, mientras se colocaba una mano en el pecho. Podía ver el brillo en sus ojos de la emoción que él sentía, ¿Pero qué debía hacer?, yo no lo amaba, no sentía nada por el, aparte de una admiración como colegas. Y sí teníamos sexo y era increíble, pero nunca fue amor.
- Martin, logré decir después de un momento aún estaba en shock, yo no sé si quiero una relación, mentí.
- Pero Sol, dame la oportunidad de estar contigo, démonos la oportunidad de estar juntos, llevamos un año. Dijo confiado a que la respuesta sería un sí.
- Necesitó pensarlo, dije mientras bajaba de la orilla del escritorio y acomodaba la falda de mis caderas, sin mirarlo a los ojos.
- Está bien, dijo con desgana, cuanto tiempo necesitas, un día, varios, una semana? Preguntó
- Dame hoy para pensarlo, la verdad no necesitaba pensarlo mucho, tenía clara mi respuesta y era un "No" rotundo.
- Esta bien, te esperó a cenar entonces, dijo entusiasmado, quizás pensó que podría ser un sí. Dándome un beso en los labios y se fue, dejando la puerta de mi oficina cerrada.
Con Martín Jones nos conocíamos desde la universidad, él era ayudante de uno de los maestros en la especialidad de asesorías de empresa. Iba dos cursos más arriba que yo y tenía gran éxito con las muchachas, pero yo lo admiraba por su gran inteligencia y en corto tiempo nos hicimos amigos y el se entregó a esa amistad cuando entendió que yo no lo buscaba por su atractivo, como las demás.