Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Novia del Señor Millonario
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
No me dejes, mi pareja
Una esposa para mi hermano
Mi nombre es Sofía Miller, tengo 17 años y vivo en España desde que tenía 15, mi país natal es Venezuela. La situación económica de mi país hizo que mi madre y yo nos tuviéramos que venir a vivir a Palma de Mallorca, admito que fue difícil adaptarme a este país y a las nuevas personas. Hoy, como todos los días me tocaba ir al instituto, mi despertador sonó a las seis y quince de la mañana, fui a la habitación de mi madre para ver si seguía en la casa, pero como siempre, estaba trabajando.
Con melancolía, salí de su cuarto y me fui a la cocina para preparar mi desayuno, tostadas con mantequilla y huevo frito. Me dirigí al baño para asearme y luego me vestí con un jean, una camisa de color blanco y mis air force one.
Una vez que estuve lista, salí de mi departamento para dirigirme al instituto. Llevaba quizás tres días o más, que salía de mi casa y sentía como si alguien estuviera vigilándome, aunque miraba a todos lados y no lograba ver a nadie sospechoso, sabía que estaba siendo perseguida, o por lo menos, eso sentía. Llegue al instituto, se me había hecho un poco tarde, cuando entre a mi salón, lo primero que vi fue a mi mejor amigo, estaba bastante distinto. Tenía ojeras, parecía que estuvo llorando toda la noche y eso acompañado de una cara que parecía que no había dormido nada. Desde que lo conocía, me preocupaba por él. Camine rápido para que el profesor no me regañara por llegar tarde y al mismo tiempo para hablar con Alex.
—¿Qué tienes? —Le pregunte después de tomar asiento.
—Mi madre, ayer fuimos al doctor y le detectaron un tumor, necesito una cantidad de dinero enorme para realizarle todos los exámenes, y no solo eso, también para su tratamiento. Sinceramente siento todo está mal. —Me dijo y soltó un sollozo.
—Lo siento mucho, no estés así, juntos encontraremos una solución, como siempre lo hacemos. —Le dije y le dediqué una sonrisa.
—No creo que se encuentre una solución fácil, quiero estar solo, no iré a tu casa después de clases a hacer la tarea de ciencias, no me siento de buen humor. —Me dijo y fruncí el ceño, era la primera vez que me trataba tan mal.
Intenté no prestarle atención durante todo el día, almorcé en la cafetería sola, luego de eso me fui a casa sola. Algo muy extraño estaba pasando, para distraerme un poco, puse una película en Netflix y pedí una pizza vegetariana por delivery. Si Alex no quería venir a hacer el proyecto, yo no lo haría sola para que él se ganara puntos que no le correspondían, era obvio que su mal trato hacia mí también me estaba molestando. Sin darme cuenta, me quede dormida, el ruido de la puerta y las llaves de mi madre me despertaron.
—Pensé que estarías ya en tu cuarto durmiendo Sofía. —Me dijo mi madre, parecía extrañada.
—No, me puse a ver una película y me quedé dormida. —Le respondí mientras me estrujaba los ojos.
—¿Hicieron el proyecto de ciencias? —Pregunto mi madre.
—No, tampoco quiero hablar de eso. —Le dije.