Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
Destinada a mi gran cuñado
No me dejes, mi pareja
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
El pequeño pueblo acogía a cada uno de sus visitantes de manera habitual; no obstante, en esta ocasión le daba la bienvenida a un nuevo y exótico rostro, pues ninguno conocía el motivo por el cual Maxwell Jones los había visitado en esa época del año. Todos los habitantes tenían sus ojos fijos en su lujosa limusina, de la cual, Maxwell pensaba que era la más sencilla de su colección.
Los preparativos para su boda se estaban dando en lo más secreto del pueblo, deseaba que su ceremonia fuese lo más tranquila y pequeña posible. Los pocos invitados eran sus dos únicos amigos, un par de inversionistas que habían sido los más comprometidos con el desarrollo de J&C y uno que otro familiar.
Además del misterio de su localización o de la existencia de una boda, nadie conocía quién era la futura esposa; debido a que, entre ambos, habían decidido que lo mejor para la vida de Elisa era mantener todo en secreto hasta el día de su boda; por lo menos no correría tanto peligro a los ojos de esta.
—Deberías dejar de estar caminando de un lado a otro, posiblemente hagas una perforación por el desgaste del piso y termines cayendo en el salón de la boda — se burlaba Tom en tanto terminaba de ajustar su corbata. Una de las cosas que Tom más detestaba era una corbata desajustada.
—¿Eso es lo que deseas que te diga en el día de tu boda? Oh, espera… No has tenido novia desde la universidad, lo había olvidado — la sonrisa satisfecha de Maxwell hizo que Tom crujiera los dientes a causa de su derrota.
En ese instante, una de las encargadas del maquillaje de Elisa entró casi corriendo, su rostro estaba pálido y llevaba una nota en sus manos. —Señor Jones — balbuceó sin saber qué debería decir primero.
—¿Qué sucede? — cuestionó con frialdad, en tanto las miradas curiosas de sus dos amigos se posaban sobre la señora. Ninguno comprendía qué sucedía, ya que era la encargada de maquillar a la novia, no a los novios. —Por favor, hable con rapidez, no quiero perder más tiempo. — sentenció peinando una vez más su cabello.
—La señorita Elisa… — la atención de Maxwell se centró en lo que la mujer diría después de escuchar el nombre de su futura esposa.
«¿Le ha ocurrido algo a Eli?»
Se preguntaba internamente mientras aguardaba con paciencia a que la mujer terminara de decir lo que estaba pasando.
—Ella iba a ponerse el vestido y… cuando entramos de regreso a la habitación, no estaba. Encontramos el vestido y una nota dirigida a usted en el baño. — dicho esto, ella extendió la nota, la cual fue arrebatada por Maxwell.
En ese preciso momento él sentía cómo su sangre hervía, esperaba que hubiese una gran aclaración en la nota, por el contrario, lo único que ahí estaba escrito era:
«No puedo hacer esto, lo siento».
Lo cual llegó a enfurecerlo mucho más.