Una esposa para mi hermano
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
Vuelve conmigo, amor mío
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Tener hijo con mi mejor amigo
Enamorarme de ella después del divorcio
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
¿Quién se atreve a cortejar a mi reina encantadora?
Hoy era un día muy importante para Julia Gu. Su agente, Vanessa Shen, acababa de informarle del premio que recibiría esta noche.
Julia no podía esperar para compartir la noticia con Terrence Chen, sin embargo, sin importar cuánto lo intentara, este no respondía a sus videollamadas. Ella, con paciencia, lo intentó varias veces más, hasta que por fin contestó. "¿Qué?", dijo el hombre, con tal frialdad que Julia olvidó lo que tenía que decir por unos segundos.
"¿Dónde estás?", preguntó ella de inmediato, ya que justo en el momento en que la videollamada se conectó, vio que al fondo, de espaldas del hombre, había el letrero gigante del motel más infame de Ciudad H, el Doble Q.
El motel era conocido como el sitio de encuentro favorito de las personas que buscaban aventuras de una noche o un lugar para llevar a cabo sus asuntos extramaritales. De hecho, los adulterios eran tan comunes entre sus puertas, que el motel tenía su propio apodo: El Matadero Sentimental.
Casualmente, una nueva película en la que actuó Julia fue filmada allí, por lo que estaba muy familiarizada con el lugar.
Estresada por lo que veía, tomó el celular con tanta fuerza que las venas de sus manos comenzaron a resaltar. Sin embargo, se contuvo, sonrió, y dijo:
"Señor Chen, ¿ha ido al motel para tratar sus asuntos de trabajo? ¡Qué sorpresa!", pero antes de que pudiera decir algo más, Terrence Chen terminó la llamada, lo cual, naturalmente, enojó a Julia.
Apretando los dientes con odio, salió del salón rápidamente. Un momento después, dijo: "Abby, dame las llaves del auto", a lo que esta respondió con el ceño fruncido:
"Julia, la fiesta comenzará en dos horas y…".
"¿Acaso eres sorda? ¿No escuchaste lo que acabo de decir?", exclamó Julia. Al verla perder los estribos de esa manera, Abby se quedó paralizada sin saber qué hacer ni cómo reaccionar, pero para su alivio, Vanessa se acercó a ellas y le dijo que se fuera, que ella iba a hacerse cargo. Ahora, a solas con Julia, Vanessa curvó los labios en lo que parecía una pequeña muestra de irritación, y dijo:
"¿Estás loca? ¿Ves lo lleno que está este lugar? ¿Sabes siquiera lo importante que es estar aquí? ¡Si sigues así, terminarás en los titulares de esta tarde! ¿Acaso no te das cuenta de lo que eso significaría?", mientras decía esto último, Vanessa frunció el ceño y evidentemente exasperada.
"¿Sí? Pues me importa una mierda", respondió Julia arrogantemente. En ese mismo momento, su marido hubiera podido estar teniendo una aventura con alguna zorra que probablemente conoció en un bar. Por lo tanto, no le importaba un comino lo que los periodistas pudiesen escribir sobre ella.
"Por favor, Vanessa. Dame una hora, nada más ni nada menos. Tengo que hablar urgentemente con mi esposo", suplicó, al mismo tiempo que tomó a su agente por la muñeca. Sin embargo, no tuvo ningún efecto en Vanessa.
"¿Tienes idea de cuánto he trabajado solo para traerte aquí? No me importa si se trata de tu esposo, tu madre, tu padre o quién sea, pero no puedes irte de aquí, no hasta que termine el evento".
"Vanessa...", sabiendo que las súplicas no funcionarían con su agente, Julia decidió sincerarse. "Terrence... Bueno, me ha engañado, ¡y no puedo estar durante las próximas dos horas haciendo como si nada estuviera pasando! ¿Me entiendes?".
"¡Sabía que ese idiota lo arruinaría otra vez!", exclamó Vanessa, mientras que su rostro se ponía pálido por la rabia. Tomó a Julia de la mano y la dijo: "Eres una gran chica, ¡pero esto se está volviendo ridículo! Ese hombre no te ama. Llevan ya tres años de matrimonio, ¿pero alguien sabe de esta relación aparte de mí? Julia... ¿No es mejor que te separes?".
"Tienes razón", admitió Julia sonriendo amargamente, y continuó: "Yo solo... Solo quiero hablar con él y dejar las cosas claras".
En ese instante, Julia se quedó en silencio por unos segundos y bajó la cabeza, después de lo cual la levantó, miró a Vanessa directamente a los ojos, y dijo: "Hemos estado juntos por casi trece años, y casados tres... Tomé la decisión de unirme a él en matrimonio porque lo amo. Si te soy sincera, no sé qué haré si confirmo que ha estado con otra mujer... Puede que solo esa escena en vivo me haga tomar las decisiones de una vez".
"Julia...", dijo Vanessa a su vez, y frunciendo el ceño, continuó: "Mira, sabes bien que cuentas con mi apoyo y que puedo ayudarte con cualquier problema cuando quieras, pero este no es el momento adecuado. Sencillamente, no puedes hacer nada estúpido esta noche".
"Por favor", suplicó Julia, a la vez que las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
Sin embargo, Vanessa no cedió ni un centímetro, y permaneció allí, de pie junto a ella, con los brazos cruzados.