El camino a reparar tu corázon
Yo soy tuya y tú eres mío
Una esposa para mi hermano
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Vuelve conmigo, amor mío
Enamorarme de ella después del divorcio
Tener hijo con mi mejor amigo
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Atraído por mi mujer de mil caras
El señor Rosevelt me está esperando, debo apresurarme. —Miryam ¿Qué haces aquí?— que raro se supone que Marco viajaría fuera del territorio en la mañana.
—El señor Rosevelt me envió una carta a la Academia dónde pedía que volviera— dije intentando pasar pero Marco se interpuso.
—Déjala pasar, yo la cité— ¿Esa es Aristia? me pregunté adentrándome a la gran oficina de el señor Rosevelt, efectivamente es ella... espera, no puede ser.
—¡Oh, no puede ser... señor Rosevelt!— inmediatamente me inqué frente a su cuerpo yaciente sobre el suelo. —¿Qué le hiciste? es tu padre— en el momento en que mi cabeza se giró en su ubicación un objeto chocando contra ella me aturdió.
—Bien sabes que no es mi padre, maldita negra... es mejor que lo acompañes camino hacia el infierno—
Y de repente todo se oscureció.
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—Que pedazo de basura, el Gran Duque la defendió a costa de su título y propia vida ¿para que? para ser asesinado por una esclava negra que rescató— la voz gruesa de alguien me despertó, veo borroso e intento moverme pero se me hizo imposible... estoy atada a algo.
—Por eso decía mi madre, los animales siempre serán animales por mucho que los vistan de seda— necesito salir de aquí, el sonido de las cadenas fue muy estruendoso. —Ya se levantó la perra, llevémosla ahora— un guardia rubio de ojos marrones se aproximó e incrustó las llaves en la cerradura.
—¿Por qué no nos divertimos un rato y luego la llevamos?— no, no... necesito escapar de aquí no pueden tocarme ¿por qué no puedo hablar? mi lengua no está.
—No, el emperador ordenó llevarla inmediatamente... después lo haremos ¿te parece?— creí que ella me consideraba una hermana ¿por qué lo hizo? se que me odian, lo sé... ser hija de una esclava y negra no me ha favorecido nunca pero... ¿por qué? ¿por qué ella?
No lo ví por cinco meses debido a mis estudios en la Academia, aunque siempre lo llame señor Rosevelt el fue como un padre siempre pero... estoy más asustada que triste, lo único que me espera ahora que no está es la muerte... mis lágrimas salieron sin ningún aviso mientras era arrastrada de rodillas por el rústico piso de cemento, arden cómo no tienen idea. —Buenas tardes Su Gracia, hemos traído a la traidora tal como ordenó— la persona que más me ha despreciado en esta vida, Clement Blouse se puso de pie.
—Traigan a la Gran Duquesa— ¿Gran Duquesa? pero si la Gran Duquesa murió hace dos años en un asalto al carruaje mientras viajaba al territorio de Lisbon.