Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
El dulce premio del caudillo
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Para mí vivir significa sufrir.
Es la mera verdad, después de un retazo de felicidad viene una tormenta de sufrimiento.
Pero eso no debe de importar ya, el ser y vivir una vida humana ya es difícil.
No distingo bien entre la realidad y la ficción.
Soy adoptada y justo ahora paso por una adolescencia caótica donde las hormonas, el estrés y la sociedad me sofocan, pero aparte de todo eso, hay algo peor que influye en todo ese estrago.
Sé que hay personas diferentes, pero mi singularidad están anómala a tal punto de ser casi incomprensible, decidí alejar a todos de mí, desde pequeña sé que hay algo en mí.
Algo tan siniestro y malvado que me atormenta.
Recuerdo claramente ese día, el día en que mi padre adoptivo empezó a desarrollar una enfermedad mental, él aseguraba que era mi culpa y yo...
...Tal vez le creía, entre él y mi madre adoptiva, realmente la amaba a ella, porque cuando mis verdaderos padres desaparecieron sin dejar rastro, el ir de orfanato en orfanato y ser seleccionada como un cachorro en la tienda de mascotas por padres que me terminaban devolviendo a la semana, realmente era difícil.
Pero Herrie ella si era una mamá de verdad, ella si aceptaba la oscuridad en mí.
Pero yo no tanto, le temía a ese algo que sin titubear me acechaba, que sin dudar quería algo más de mí.
En fin, vivía feliz con mi madre pero no tanto con mi supuesto padre, sabía que él me temía, sabía lo macabro en mí y eso le molestaba, intenté llevar una vida normal todo el tiempo que pude y cada día al levantarme me decía a mí misma —hoy es diferente— si con diferencia se refieren a más desastres como:
Ser ignorada por toda la clase y vista con temor, vaya que si les daba miedo, decían que tenía una sombra muy peculiar y a pesar de todos mis esfuerzos por encajar solo lograba poner un bloque en la construcción.
Pero no importaba, ya no importaba absolutamente nada solo vivir o creer que vivía.
Solo yo se la verdad de mi misma.
Recuerdo de Valery...
No recuerdo cuando fue la última vez que dormí bien, pero creo que nunca fue así, después de todo en lo más profundo de mí había algo simplemente siniestro y antinatural. Me di vuela en la cama, suspire y termine viendo al techo de mi habitación, mire el reloj en la mesa de noche y apenas eran las 03:00 AM, abrí bien los ojos y me metí entre las almohadas.
Ya era de mañana cuando desperté, resople al escuchar a mamá llamarme desde las escaleras, me levante con los cabellos desentendidos, el reloj en forma de hoja de árbol marcaba las 07:00 AM, dormitaba sentada sobre el inodoro, aliviada porque por fin podía hacer pis, me levante para tomar el cepillo y lavar mis manos luego de bajar la manija del retrete. Hoy era la cita médica de papá, estaba algo nerviosa porque creía tener lo mismo, siempre tenía episodios que no dejaba que nadie notara, veía cosas que nadie más veía, las oía y hasta las sentía, la mayoría de las veces no lo recordaba y eso me abrumaba indefinidamente.
Me quite la ropa para tomar la ducha, abrí la perilla y empecé a enjabonar mi cuerpo con el jabón de olor a avena y miel, entonces en ese momento algo me seducía, una extraña sensación me cubría algo que nunca había sentido y aun a mis dieciocho sentía gusto hacia ese cálido toque estaba embalsada, pero cuando analizó mejor la escena creo que estaba drogada, sus manos me cubrían el cuerpo, me costaba tragar y siquiera recuperar el aliento, sin embargo, de todos los traumas que tenía eso era lo único que nunca había percibido, algo lamia detrás de mi oreja, alterada me sonroje, me temblaban las piernas y algo me sujetaba con fuerza las caderas para que no me cayera al suelo de cerámica. En esos momentos pensaba « ¿Qué está pasando conmigo?».
La caída brusca y el bullicio del agua impedía que mi madre en la parte de abajo pudiera creer que algo estaba pasando, yo estaba atrapada, en trance tal vez, porque realmente eso que me tocaba, me hacía sentir tan vulnerable, el jabón se cayó al suelo y por supuesto había visto suficientes memes para entender que no debes en una situación como esa recogerlo.