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La bella y la bestia

La bella y la bestia

Marian.C.T

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Capítulo

Quizás ya conozcas la historia de la bella y la bestia, pero todo este tiempo te la han contado mal. Maurice vendió a su hija al mejor postor, sin embargo Bella no estaba dispuesta a ser utilizada como moneda de cambio. Pero él no se iba a quedar con las ganas de probarla, la bestia tiene tantas ganas de su cuerpo que asesinará a todo aquel que se cruce en su camino.

Capítulo 1 1 BELLA

Brincaba sobre la verga de Gaston mientras que el chupaba mis tetas, sudamos a la luz de las velas, mi melena estaba pegada en todo mi cuerpo y enterraba mis uñas en la gran espalda de mi fortachón.

— Si Bella, cabalga mi verga así de rico. — Gaston soltó un fuerte azote en mi culo y gemi. — Me estás volviendo malditamente loco.

Después de la muerte de Maurice, mi padre, tenía dos opciones, casarme, o ser la puta de por vida del gran Gaston un hombre fornido, poseedor de una cabellera azabache, un cuerpo tonificado y una altura que cualquier hombre del pueblo quisiera tener, y no solamente eso, es el más rico de todos. Y creerás que mi mejor opción era casarme, pero no era así.

Mi padre debía saldar una deuda pendiente con Gaston, y en búsqueda de soluciones, se adentro en el bosque y llegó al castillo oscuro, donde habita una temible bestia, eso es lo que dicen las malas lenguas, pero yo nunca lo he visto, sin embargo no podía casarme con alguien que no conocía. Sin embargo mi padre le prometio llevarme con él, y aquella promesa la rompió.

A la semana siguiente, mi padre fue hayado muerto en la plaza del pueblo, dicen los pobladores que fue lo más feo que pudieron presenciar en sus vidas, yo nunca lo pude ver y simplemente sepulte sus cenizas.

Ahora tengo debajo de mi y disfrutando de una buena follada al hombre más codiciado por todas.

Refregaba mi coño sobre su abdomen bajo buscando con frenesí mi maldito y preciado orgasmo, Gaston se recostó sobre la cama viendo todo el espectáculo que le estaba dando, llevo mis manos a los senos y comienzo a jugar con ellos.

— Si pudieras verte con mis ojos te amarías. — Dijo Gaston.

— Me encanta tu verga. — Me inclino hacia delante para plantarle un beso sobre los labios. Gaston aprovechó aquella ventaja y comenzó a moverse con fuerza y rapidez. — ¡Dios, Gastón! — Gemí.

Mis piernas comenzaron a temblar y chille ante la incesante sensación del orgasmo venidero.

— Gime mi nombre puta. — Azotó mi culo. — Deja que todos en el pueblo te escuchen, y sientan envidia de ti.

— ¡Gaston! — Gemi con fuerza.

— Eso es música para mi oídos.

Sus movimientos se hicieron más bruscos y salvajes. Me encantaba ser dominada y ser llevaba hasta el borde de mi perdición, sin embargo justamente cuando estoy a punto de correrme, siento como el semen caliente de Gaston se esparce dentro de mí llenándome por completo, pero dejándome con las ganas de seguir follando hasta que me corriera, sin embargo fui lanzada de su regazo a otro lado de la cama.

Mi respiración era errática, quite todo el cabello de mi rostro dejándome pasar un poco de aire, llevó las manos a mi coño y de inmediato siento como el semen sale de mi coño.

— Ya te puede largar de aquí. — Gaston tiró sobre mi pecho unos cuantos peniques. — No tengo toda la noche para esperar, ya quiero dormir, así que lárgate de mi casa.

— Sabes Gastón, eres la unica persona que se amarga después de tener sexo. — Digo mientras que comienza a vestirse para salir lo antes posible de allí.

— No cariño, lo que tu quieres es ser dueña y señora de esta gran mansión, pero recuerda que siempre, tu padre murió, pero la deuda sigue latente, y debes pagarlo.

Y así se pasaba de la pasión y al odio en un solo paso, Gastón no piensa en otras personas que más en el mismo, incluso es más narcisista que el mismo narciso. Miro mi reflejo en un espejo, acomodo mi cabello y limpio todo mi labial rojo regado por el rostro.

— Pues es tu culpa. — Respondo. — Si no hubieras presionado tanto a mi padre, no estu…

Gastón estampó su mano contra mi mejilla dejándola ardiendo en fuego.

— Escúchame bien Bella. — Gastón me tomó de la mandíbula para que lo vea a los ojos. Eso es lo que más le encanta a él, ejercer presión, sentir que es el maldito rey del mundo y que nadie lo puede pisotear. — No es mi culpa que tu ahora seas una maldita puta, eso se lo dejas a tu padre, y si tanto dices que es mi culpa lo que le sucedió a Maurice, entonces vete con la bestia, estoy seguro de que te asesinara tal cual como lo hizo con tu padre.

Mis ojos están inundados de lágrimas, con cada palabra que Gastón decía iba presionando cada vez más mi mandíbula y eso me dolía.

>> Ahora sal de mi maldita casa. — Me tomó del brazo y comenzó a llevar a llevar a rastras sin importar que llevaba media teta afuera de mi vestido.

Lefou estaba justo en la entrada de la casa con la puerta abierta y con una gran sonrisa en su rostro. Sabía que no era del agrado de él, porque Lefou está malditamente enamorado de Gaston y se muere por ser follado como lo hace conmigo.

Soy lanzada a la calle como un perro que no quieren, y la puerta se cierra detrás de mí.

— Maldito idiota. — hablo mientras miro la gran estrella que brilla todas las noches en el cielo, mi padre solía decirme que si tenía algún problema, que hablara con ella, pero tal parece que no me escucha. — ¿Esta es realmente la vida que debo tener? — Le preguntó para luego bufar frustrada.

De uno de los bolsillos de mi vestido sacó un listón, comienzo a recoger mi cabello sudado, necesitaba recogerlo para tener ideas más claras en mi cabeza de que es o que voy a seguir haciendo con mi vida. No soy una mujer tonta como el resto, soy una mujer estudiada, se leer, escribir e incluso las matemáticas se me dan muy bien, pero como en este ignorante pueblo únicamente abunda la estupidez, soy catalogada como la hija loca de Maurice, aunque creo que ese apodo cambio al de “La puta de Gastón”

Una espesa neblina comenzó a inundar las calles del pueblo, frunzo el ceño, porque esta clase de fenómenos no es normal, sobre todo cuando hace un calor de mil demonios. Incluso la neblina comienza a elevarse dejándome sumergida en un abismo de incertidumbre.

No muy lejos de mi, comienzo a divisar una sombra de color negro, grande, se notaba curpulenta y se movia como si sus piernas le pesaran, me acerco a la puerta de la casa de gaston y comienzo a tocar fuertemente.

— ¡Gastón! — Grito, pero no hubo respuesta alguna, aquella sombra se iba acercando cada vez más en mi dirección. — ¡Gastón! ¡Gastón! ¡Gastón! — tocó con fuerza la puerta y exclamó asustada.

Y de repente todo se torna negro para mí.

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