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He vuelto por ti

He vuelto por ti

Deysi Juárez

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Capítulo

Luego de dieciséis años, Leonardo recibe una visita inesperada, su ex novia llega para convertir su vida en una pesadilla, pero hace que se cuestione seriamente lo que realmente desea. Tiene el trabajo soñado, una novia hermosa con la que pronto va a casarse. Sin embargo, descubre que nunca ha logrado sacarla del todo, de su corazón y que ella guarda sentimientos intensos por él, a pesar de que lo único que hace es alentarlo a ser feliz con su actual pareja. El vacío que siente, se agiganta y el pasado trae de golpe tantos recuerdos que sacuden los cimientos de su alma. Nunca antes ha sido tan feliz, como cuando ella le sonríe. ¿Podrá recuperar el tiempo perdido y llenar el vacío que siente en su corazón?

Capítulo 1 Uno

Después de una larga noche de copas en el club de su amigo Richard, Leonardo se despierta con el ruido de una llamada, un terrible dolor de cabeza lo invade. No tiene idea de la hora que es, apenas puede mover la mano para tomar con dificultad el teléfono de su velador.

¡Carajo!

Gruñe con malestar al ver las llamadas perdidas de mi novia.

Se da la media vuelta y siente como la cabeza le explota, lleva sus manos a la cara y maldice al recordar que Amber llegará al medio día.

¡Ay! Espero que no empiece con su histeria porque en estos momentos juro que no tengo ganas de soportarla.

El reloj marca las once, decide quedarme en cama unas horas más, hasta que recuerda que tiene una reunión con el ingeniero Ramírez a las dos de la tarde.

“¡Maldición!” Respira profundo y se pone de pie con toda la pereza del mundo.

¡Maldito seas Richard!

Se queja con las manos en la cabeza, caminando con dificultad. Todo le sigue dando vuelvas. Sin duda, si no tuviese las mejores mujeres del mundo bailando en su club, no lo tendría cada fin de semana gastando el sueldo.

¡Sí!

Sonríe pensando en las bellezas curvilíneas que en esas noches de magia lo llevan al mismo cielo haciendo que olvide todas sus preocupaciones. Sabe que no es excusa decirlo, solo que últimamente se está sintiendo más vacío. Algo está faltándole a pesar de tenerlo todo... Amber complementa su vida, lo hace feliz, pero algo sigue faltándole en el pecho y ese vació ha tenido mucho que ver con su ex novia; Daniela. De un tiempo acá, aparece y desaparece de su memoria, como si ella lo estuviese pensando. Se escuchaba ridículo al decirlo, sobre todo cuando sabe que ella ha cubierto todas sus huellas después de su separación.

—¡Ya basta! Tengo suficiente con esa cruda como para ponerme a analizar mis errores del pasado.

Trata de apartarla de sus pensamientos, mientras toma un de vaso con agua con un par de pastillas para aliviar el malestar. Luego, colocando una toalla sobre su hombro, se dispone a tomar un refrescante baño, muy necesario para quitarse el perfume de las mujeres con las que pasó la noche y de paso arrancarse un poco esa terrible flojera.

Minutos después, bajo el chorro frío de la regadera, se anima a entonar una de sus muchas canciones inventadas que le nacen del alma.

♫ la, lalalalaaa, la, lalalalaaa ♫

♪ Una noche de primavera llegaste como estrella fugaz

para sanar mi dolor… ♪

♫ la, lalalalaaa, la, lalalalaaa ♫

♪ Sigues viva en mi corazón

No he podido olvidarte, no sé por qué, ♪

♫ la, lalalalaaa, la, lalalalaaa ♫

♪ te convertiste en mi rayo de sol

Mi luz, mi oscuridad… ♪

♫ la, lalalalaaa, la, lalalalaaa ♫

♪ y aunque ha pasado el tiempo

Tu amor sigue intacto en mi corazón ♪

♫ la, lalalalaaa, la, lalalalaaa ♫

♫ la, lalalalaaa, la, lalalalaaa ♫

♪ te sigo amando, amor… ♪

♫ la, lalalalaaa, la, lalalalaaa ♫

♪ sigo esperando tu amor

sigo deseando volverte, corazón,

♫ la, lalalalaaa, la, lalalalaaa ♫

—Siempre has compuesto muy bien bajo la regadera, me sigo preguntando por qué aún no eres escritor.

Esa dulce voz femenina lo sobresalta. Está cubierto de jabón hasta las orejas, lleva sus manos a la cara para limpiarse la cara. ¿Quién era esa mujer? Su corazón se descontrola en un segundo, late con fuerza y un golpe de recuerdos lo atacan, mientras se paraliza ante esa sombra tras la cortina. Esa voz le suena conocida.

—¡Amber!, ¿Eres tú? —Pregunta lavándose la cara.

—No soy Amber, por cierto, ¿Quién es ella?

— ¡Ay, dios!—grita al divisar a una bella mujer frente a él, retrocede con violencia colocando sus espaldas a la pared, por poco y se da un buen golpe, sin contra que las pelotas estaban a aire.

Está aturdido, nervioso y aún no logra reconocerla.

—No quise asustarte.

— Si eres una ladrona, no tengo nada de valor en casa, lo juro, lo último en mi billetera lo gasté anoche en el bar de Richard.

— No soy una ladrona¿y desde cuándo frecuentas bares nocturnos, Leni?

¿Leni? Solo una persona en el mundo podía decirle así y despertar ese cúmulo de sensaciones inexplicables en su corazón. ¿Será posible? La mira por unos segundos y entonces la reconoce. Era Daniela, ¿Cómo era posible? Después de dieciséis años, ella estaba frente a él.

— ¡¿Dani?! — Expresa a media voz, estremeciéndose —¿Cómo es posible? Debo seguir bajo los efectos dela alcohol, tú no puedes estar aquí.

Frota sus ojos sin poder creer lo que admira.

—Hola, Leni. Disculpa que haya venido sin llamar, pero en verdad necesito tu ayuda.

Le sonríe, ahora paralizándolo, sin importar que está completamente desnudo frente a ella. Todo el ayer regresa, esos momentos inolvidables que vivieron en la secundaria aparecen de golpe, un extraño sentimiento se apodera de su ser, tiene ganas de llorar de emoción, abrazarla y al mismo tiempo quiere sacarla de su baño de inmediato.

— ¡No! No puede ser real, Dani no sabe donde vivo o ¿sí?? Puede que sea el alcohol lo que me produce esta alucinación. ¡Sí! Es eso —se lleva las manos a la cabeza, un poco aturdido.

—No soy una alucinación, ¿de qué estás hablando Leni?

—Deja de llamarme Leni. Tú no estás aquí. —grita.

—¿Por qué en vez de cubrir tus ojos no te cubres abajo? ¿Sabes? Tienes tus muy buenas cositas al aire — deja salir una pequeña risa.

—¡Joder! — se cubre de inmediato—¿Y por qué sigues mirándome y no sales? No es correcto que estés aquí.

—Porque estás muy apetecibles.

—Esa no es una respuesta —Toma la toalla para envolverla en su cintura —No deberías estar aquí. ¡Y borra esa sonrisa de tu cara, pervertida!

—¿Ahora soy pervertida? Si eres tú el que está desnudo.

—Por qué estoy bañándome ¿Acaso tú te metes bajo la regadera con ropa?

—Upss, no me di cuenta.

—¿Cómo no te vas a dar cuenta de a donde entras?

—Lo siento, es que no pude evitarlo, los años te han hecho más atractivo.

— ¿Por qué sigues mirando y no sales, Dani? —se enfada —. No es correcto que entres así a la casa de un hombre y peor aún, a su baño.

—Está bien, te esperaré afuera.

Sale a toda prisa dejando esa sonrisita tierna que tanto amaba.

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