Él no salía de su asombro. Estaba más hermosa de lo que recordaba. Su cuerpo, su estilo, su cabello. Todo en ella había cambiado… Hasta su mirada pero, ese era el único cambio que a él le destrozaba. Una mirada gélida y llena de rencor es lo que recibía de parte de ella.
—Me alegró mucho de verte. De verdad… De verdad que te he extrañado.
—¿En serio? —respondió con ironía y con una ceja alzada—. Es una pena, porque a mi me repugna tan siquiera verte.