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Esto no es un amor imposible

Esto no es un amor imposible

Josel Rojas

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Capítulo

Mi nombre es Mauro Andrés. Soy un estudiante universitario de una universidad nacional prestigiosa. Tenía una vida placentera. Todo ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos. Mi chica está secuestrada por una mafia Colombiana en Chiclayo. A uno de mis mejores amigos lo han asesinado al hacerse pasar por mí. Me envían mensajes intimidantes. Les he declarado la guerra junto a mis amigos que pertenecen a una mafia Mexicana. Amo profundamente a Vanessa, mi chica por ello debo arriesgarme. Mi amor hacía ella puede más. Me he dado cuenta de que la chica de mi vida es una de las hijas del jefe de la mafia enemiga. Para todo hay solución. ¿Me enfrentaré a la mafia del padre de mi chica, pase lo que pase y así vengar a mi amigo y recuperar también a Vanessa o me atengo a cuidar a mi familia y amigos?

Capítulo 1 El inicio de mi vida

Aún era decididamente un joven enamoradizo cuando mis padres hicieron lo imposible para enviarme a estudiar a la capital. Mis ojos estaban fatigados al no poder verla a ella. Pues pese a todo sus sentimientos buenos y esa hermosa habla, me dejaban embelesado. Sigo creyendo que ella era la que llenaba por completo a este mi exigente corazón.

Es una verdad universalmente conocida que todo adolescente que no tiene chica a su lado, ande de a resueltas de enamoradizo por ahí. Las bellezas iban y venían. Desaparecían como efímero paso del proceder de la vida. Hoy éramos felices, mañana simplemente seremos unos bonitos y entrañables recuerdos. Siento eso de tener que partir antes de la hora. Me tuve que ir dejándolo así pero no olvidándola.

Hay dos despedidas que son las más estremecedoras en el universo. La primera es cuando te despides de tu chica y partes a un lugar alejado. La otra se conforma con la despedida eterna de un familiar. Esos dolores punzantes que hay alrededor del pecho y ese resquemor de querer aún seguir con ellos, resulta más que angustiante. Las lágrimas que caen descontroladamente por las mejillas son las que ayudan a aliviar en algo los pomposos dolores. El corazón emite latidos que de no ser por la caja torácica, saldría sin espera alguna.

Así nos despedimos con unos abrazos que parecían ser eternos. Ver enjuagarse esas sus lágrimas tan tiernas y dulces me conmovió mucho. No quería que llorara tanto y menos que sufriera de esa guisa. Pero las despedidas de una y otra forma duelen. Con ella el padecimiento ciego y los llantos sinceros aún estaban comenzando.

“Te extrañaré, pensaré en ti para soñar siempre contigo. En ningún momento dejes que pase por tu mente eso de que ya te he olvidado. Eres el ser más encantador que he visto, Vanessa”, fue lo último qué le dije antes de tomar la decisión subirme al tren para ir directamente a la capital. Mi objetivo era ir a estudiar en la decana de América. Ya tenía una beca y sobre todo la vacante ya era mía. Simplemente era cuestión de ir y hacer unos papeleos y resueltamente iba a formar parte de esa casa de estudios. Como mis padres eran muy exigentes desde ya hicieron que me desistiera de ella para concentrarme netamente en mis estudios. Sin embargo me era imposible olvidarme de Vanessa.

Pues ella me acompañó toda la secundaria. En los momentos de alegría ahí estuvo compartiendo la celebración conmigo y en los momentos en dónde me sentía mal en los cursos frustrantes y sobre todo cuando me sentía que era un desastre ella jamás logró abandonarme. Cómo tendría que olvidarla. Si las cosas se ponían más desfavorables al menos tenía que considerarla como una eterna amiga que estuvo siempre ahí para mí; sino donde queda la gratitud.

Detestaba a aquellos que decían que tendría palmariamente olvidarme de ella.

¡Cómo hacerlo!, si es posible estoy aquí para verter sangre y tal vez cuando se acabe comenzar con mis lágrimas. En estos momentos de disonancia completa aún la quiero con todo mi acelerado corazón que muestra resistencia a eso de olvidar.

Como siempre papá quiso que fuese a la capital. Poco le importaba mis relaciones sentimentales. Por el contrario siempre averiguaba con quién estaba con la única intención de hacer lo posible para que ella se alejase de mí. Esto se presta para decir qué a ratos también nos separábamos con vanessa. Cada uno creía que le iría mejor incursionando con una nueva relación. El tiempo casi siempre nos denegó eso. Ahora creo que ni el tiempo ni la distancia ni mucho menos otras personas me pueden separar cuando el destino ya tiene preparado algo.

Mamá desde luego no le quiso a Vanessa. Más bien cuando estuve con Janet, una compañera decepción se alegró mucho y quería que saliera constantemente con ella. Tal vez él porque de su idea es comprensible, en cambio a mi viejo no lo entiendo el porqué anda de meloso por ahí. Con la madre de Vanessa, mi viejita tuvo unos problemas enormes. Uno de ellos eran tanto causados por mí, cómo por mi padre. En mi caso era por el simple motivo de qué no quería qué me acerqué y mucho menos saliera con su hija. El porqué le odiaba a mi viejo sí es entendible. Pues ella era siempre fue su presa de burla.

Pese a todo sigo teniendo una chispa ardiente de respeto y cariño hacia ellos. Con Vanessa el caso es diferente. Sin ella las cosas se ponen feas y pienso desfallecer.

Lo he escrito varias veces a ella. No me gusta tanto que me responda con esmoquin. Últimamente me resulta insoportable esas figuras. Aún pienso qué no me ha enamorado dos veces de ella. Pero en cambio los recuerdos siguen. Está ese su palmito delgado y tierno que es más noble creer qué se trata de una niña. Esos grandes, alargados ojos de color café lo embellecen más. Su cutis no es la excepción. Su piel es tan lisa que eso de darle unos cuántos toques fuertes es para pensarlo dos veces. Esa forma de su nariz finísima y de linda forma son tan espectaculares que de vez en cuando tiendo a pensar de cómo ella logra introducir un dedo a esos estrechos orificios nasales. Su boca presenta unos labios tan delicados y algo carnosos. Son tan rojizos qué a veces da la sensación qué los ha pintado. Pero no, le gusta la naturalidad en esa zona. No es tanto de maquillarse y hacer envejecer su rostro antes de tiempo.

Su sonrisa encantadora de niña aún lo conserva. Sus dientes naturalmente blancos son deslumbrantes. Sigo sin entender todavía sobre la forma en qué ella los cuida para que no se delinean o se manchen.

Tal vez es un poco creída, pero no me interesa tanto. Siento qué con su presencia es suficiente para mantenerme en vilo. La delgadez de su forma de cuerpo es una de las partes más destacables.

Al día de hoy creo que mis gustos por las chicas delgadas han aumentado con ella. Verdad que los sentimientos importan mucho, pero debe quedar claro que la forma del cuerpo de una chica impone. Y cada quien tiene sus gustos. Pensándolo bien si ella tuviera otra forma de cuerpo aún la amaría.

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