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2084 en mi Razón

2084 en mi Razón

Josel Rojas

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Capítulo

Gabito Sánchez, Marlo Sonora, Luisito Viña y Leo García son los que van a despejar los complejos temas sexuales. Ya no deberían ser unos tabús, pero lo siguen siendo. Ellos son naturales de México, pero al ser unos inagotables viajeros, Sudamericana se convierte en el eje principal para recoger esas sensaciones. Una amistad compartida hace a estos cuatro amigos, inseparables. - Otra vía de tener un hijo una mujer. - Lo que se siente en el onanismo. - Lo molestoso y placentero de la polución. - Tener fantasías con una chica. - Enamorarse solo por sexo. Son los temas que aborda ellos. Lo hacen de manera detallada y divertida . El asunto de la mafia también se hace presente. Al final conseguirán saber que es de la vida de cada uno de ellos.

Capítulo 1 Una verdad que pocos se atreven a decir

Todo tendría que comenzar con Adán y Eva, esta vez no vamos a hablarles de un tema religioso. Tampoco el asunto va de gatas paridas y mucho menos de vacas preñadas. presentación individual, las llagas va con nosotros.

Para ser más exactos, hoy nos encontramos en una década diferente al resto. Hoy hemos viajado del arrabal, para estar bien prestos a contarles muchas cosas en un centro recreacional de la ciudad.

Ya han pasado unos cuantos minutos después de las 3 de la tarde. Para no hacerlo más larga que chalina de jirafa o ventosidad de anaconda, ya comenzamos con lo nuestro.

Para intereses vuestros, aunque hoy de desterraremos tabús como jamás antes se ha hecho. Para precisión de todos, hace su intromisión Marlo:

- Ni tanto así Luisito viña, mejor sería utilizar el término, "descubriendo tabús que nunca antes has oído".

Oyendo eso y no queriendo pasar desapercibido, leo García agrega: A dale con el uno y el otro, el asunto es que vamos a llegar a donde queremos mis compas.

Tras una pausa breve y mirándose entre ellos, con unas sonrisas que ampliaban sus rostros, dirigen y centran sus miradas al cuerpo de una beldad de cabellos rizados y con vestimentas cortas que pasa por ahí como cualquier día.

- A pesar que acá falta algo mis estimados, que nenaza más buena está pasando por ahí, sentenció Marlo.

A esto con una vista meticulosa y con un guiño Luisito viña, expresó sonriendo:

Sí lo es Marlo, pero más linda se vería sin ese short tan pegado que lleva.

- Muy atrevido eso de no creen mis amistades, propuso Leo algo serio.

Marlo mirándole directamente al rostro de su amigo y viendo que viña también hacía eso, mencionó: Más sano eres Leo, ahora te vienes a hacer el chico que no sabe de la ciencia del bien y del mal.

Viendo que no respondía, Luisito señaló: En serio Leo, hablas como si vivieras en otro planeta y crees que el hombre no es un ser sexuado.

- No se trata de eso mis estimados, solo que quiero mostrar una reticencia respecto a la vestimenta de aquella chica.

Con una sonrisa envidiable Marlo asegura: En pensando con eso mijo, apuesto que no has visto a tu flaca que llevaba short debajo de ese lindo vestido.

- No tenía ni la menor idea de eso, además me importaba poco ver lo que vestía, simplemente me gustaba ella como un mundo, respondió García.

- Cierto un mundo con secretos y con una oscuridad al que no se comparan con la de un agujero negro, manifestó Luisito.

Quería seguir abrumando Marlon pero algo en su razón le hizo soslayar lo que quería expresar.

Esta vez la situación no estaba dentro del orden de las cosas. Sin replicar y decir algo más, convinieron en ir a trabar una relación amical con la chica de vestidos cortos.

Leo cada vez se impresionaba por las preguntas ocurrentes que hacían Luisito y Marlo.

Con cada respuesta que daba aquella hermosura del infinito, se ideaba mil cosas irrealizables. Para él casi todo era una novedad. Las interrogantes con malicia que llevaban a cabo sus amigos de buena forma, él lo interpretaba de la manera más inocente posible. Con ver que sus amigos le tocaban la barriguita descubierta a esa belleza celestial, él creyó que así se cercioraban mejor en sus escrutos. Si tocaban aquellos los voluptuosos senos de aquella chica y si más bastaba le desprendían de esa prenda y palpaban esos hermosos y rojizos pensones, garcía tan solo creía que a lo mejor sus amistades estaban llevando la labor que un conocido doctor les conminó a llevar.

Para no causar curiosidad alguna en Leo, luisito tan solo les hizo entrever que esas palpaciones de esos senos tan solo era para prevenir que esa chica tuviese cáncer de mama.

Al escuchar eso Marlo se echó a reír. Leo no tenía ni la más remota idea de que sus compas se estaban divirtiendo con esa damisela. Como se prestaba la ocasión ellos trataron de calmar sus instintos maquinales. Pero conforme tocaban y acariciaban esas albas piernas, no dejaba de tener gotas de extrañeza. Mas era por la forma y la sutileza de como llevaban a cabo aquello. La beldad llevaba un short tan corto que a más de uno que estaban de mirones por ahí, le llamó el instinto de mirar.

En cambio a Leo sí le llamó poderosamente la atención.

Tocar era lo que más estaban acostumbrados Marlo y Luicito.

Teniendo la oportunidad de hacerlo, ni siquiera intentaron besarla.

No, ellos no estaban para realizar eso. La belleza, a sabiendas que poco a poco le estaban por extraerle ese vestido corto y así le puedan descubrir su fuente secreta y no queriendo despertar en ellos sus instintos sexuales convino en apartarse de ahí.

Se despidió de la forma más cordial posible.

Ellos, los amigos de García le quedaron viendo como aquella preciosura desaparecía entre la tumultuosa multitud.

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