El pensamiento humano de que las mujeres pueden llamarse como sea, me ha cagado la vida.
Mi madre, decidió que ponerme <
Y aquí estoy, siendo la burla a mis diez años, de todos los compañeros de mi clase, nadie considera que eso debería ser una forma de llamar a una niña. Y más allá de eso, ¿alguien le encuentra algún sentido?
A mi hermano le han puesto por nombre Arón, y todos consideran que es un nombre sumamente cool y lleno de estilo y vanguardia. Él, tiene diecisiete años, está en la edad de que todo lo que hace parece ser una hazaña. Y a punto de graduarse de bachiller.
Sin embargo... Ninguno de los dos está enfrentando un buen momento en nuestras vidas...
Ya que ambos, tenemos la desdicha, de estar a cargo de dos personas con la cual al menos yo, no tengo demasiada familiaridad.
Y son, la señora Jimena, y mi prima Hilary.
Ambas suelen manifestar todo el tiempo que yo soy demasiado madura para mi edad, que soy una chica intelectual, y que quizás quiera ser abogado como aspira ser mi jodido hermano... Todos creen que porque tenga una agil memoria y una capacidad innata para responder de las agresiones, tengo el derecho escrito en mi futuro.
El dilema llega, cuando yo me permito expresar mis expresiones mixtas, y como muestra de las mismas, la aberración que he empezado a sentir por mi padre.
Todos preguntan una y otra vez, ¿por qué odio tanto a mi padre?
¡Como si él fuera un gran ejemplar!
Después de que tanto ha afirmado, de cuánto nos ama, de que es capaz de dar su vida por nosotros, se ha ido a la muestra de la primera adversidad de nuestra vida como una supuesta "familia".
Mi madre ha enfermado, tiene una especie de parálisis que la tiene todo el tiempo inmóvil en una triste camilla de hospital, pero en un cuarto que han adaptado en nuestra casa.
Éramos una familia feliz, o al menos eso parecía. Con adultos que se amaban, y dos hijos que estaban siendo criados en un ambiente cálido, con abundancia de amor y buenos valores.
Hasta que mi papá, nos abandonó... Quién sabe bajo que estímulo.
De igual manera siento que nada justifica el hecho de abandonar a tus hijos. Y menos cuando están en plena edad de desarrollo, donde la educación es fundamental, y más cuando Madrid, está tan congestionada... Con tantas corrientes de pensamiento, tantos deslices, tantas adicciones y tantas confusiones.
Entre mis principales deseos, mientras me encuentro haciendo el intento de desarrollar una tarea de filosofía que me han encargado para el jueves, se encuentra el deseo inaudito para muchos, de crecer, de ser adulta, de comerme el mundo. A pesar, de que en ocasiones tengo bajones donde siento que eso no será posible si no tengo la mano de mi madre que me sostenga, ella siempre fue la fuente inagotable de energía que cualquier persona necesita tener cerca. Es alma, es luz, es vida... Y ahora sus verdes y ávidos ojos se ven apagados y distantes, lejanos, incluso de mí, la niña de sus ojos.
No encuentro apoyarme en mi hermano, a pesar de que él intenta ser un buen ejemplo para mí... Ya que él, está más al pendiente de enamorar a todas las jóvenes que se le acercan, que de ser un compañero para mí.