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Capítulo

Charlotte escapa de su vida tras enterarse de algo realmente horrible. Siente que su castillo se convierte en arena, desmoronándose poco a poco. Y no importa que tanto corra, su pasado siempre estará allí, dispuesto a volver. Conoce a una mujer que le descoloca todos sus sentidos y por primera vez en su vida, se siente realmente ella misma. Se olvida incluso de que hay un marido buscándola, sus secretos a punto de explotar y aquel amor de verano que no sabe absolutamente nada sobre ella.

Capítulo 1 Sin mirar atrás

Pov Charlotte

23 LLAMADAS PERDIDAS DE CONNOR

25 LLAMADAS PERDIDAS DE PAPÁ

57 LLAMADAS PERDIDAS DE MAMÁ

Las lágrimas caen contra la pantalla y no me deja escribir. Ojalá no tuviera que hacerlo, pero sé que lo mejor es irme ahora. Limpio con mi camiseta y tecleo, esperando que mamá entienda lo que quiero decirlo. No puedo atenderla ahora, no puedo decir nada más que estaré bien y que no se preocupen.

" Quiero estar sola, necesito que puedan comprenderlo y que me dejen ir. Volveré en algunas semanas, voy a estar bien. "

No quiero dar explicaciones, de todas maneras sé que ellas las tendrá desde otra parte. Intento pensar esto sin que mi corazón duela, aún no estoy segura de que si en algún momento esta traición dejará de doler.

Camino por mi departamento, tratando de no olvidar nada de lo que necesito. Sé que muchas cosas que había puesto para mi viaje ya no las preciso, ahora solo quiero llevar unas cuantas mudas de ropa y dejar todo lo que no sirve.

Abro la caja fuerte y caigo de rodillas frente a ella mientras sollozo, contando el dinero que voy a llevarme es que me doy cuenta que probablemente esté afuera de casa por una larga temporada.

Lo único que llevo conmigo es mi identificación, lo demás no sirve. No llevaré el celular, ni las tarjetas ni nada que pueda hacer que me encuentren. Sé que son capaces de rastrearme, por lo que no quiero que ocurra.

Mi celular suena justo cuando estoy cerrando las maletas, y veo la foto de mi madre en la pantalla, pero no puedo. Apenas tengo ganas de desbloquearlo para poder llamar a un taxi, pero entonces comienzo a ver la cantidad de llamadas perdidas y de los mensajes que tengo.

—Bebé, vuelve por favor. No sé a dónde te has metido desde la mañana pero te necesito. Por favor llama —la voz de Connor se escucha desde el otro lado y solo aprieto el aparato sobre mi oído.

—Sé que estás enojada, pero deberías pensarlo mejor. Mañana voy a organizar una comida en casa, para que podamos arreglar nuestras diferencias. Te espero —mi padre está desde el otro lado, siendo hipócrita como siempre.

—Charlotte, no se donde te has metido, pero tienes como loca a mamá. Aparece pronto o voy a ir a buscarte a tu casa —esta vez es mi comprensivo hermano habla

—Voy a buscarte a casa en la noche, cenaremos y discutiremos lo que quieras. Te veo más tarde, te amo —Connor otra vez.

No puedo soportar seguir escuchando tales idioteces de parte de todos, ellos están como si nada y hablan como si fuera una adolescente rebelde que solo se niega a ir a la escuela. Son negadores y mitómanos, no sé como soy parte de esta familia en primer lugar, pero ahora no quiero serlo más.

Tomo las llaves del auto de mi abuelo, aquel que me había encaprichado en conservar y lo último que hago es quitarme la alianza de matrimonio y deshacerme de ella, tirándola por algún sitio de la casa. Por primera vez en la vida siento que estoy haciendo lo que realmente me gustaría, lo que siempre pensé hacer y lo que nadie de mi familia tiene derecho a quitarme.

Fueron muchos años, demasiados en los que me sentí como una auténtica mierda. Hice todo como debería, terminé la escuela, estudié administración de empresas, dirijo una de las tantas que ahora tiene mi padre y me casé. ¿De que me sirvió todo eso?

Narrador omnisciente

El elevador deja a Connor en el piso que desea, el chico viene bastante enojado con Saul, aunque intenta mantener la calma para que no se vaya todo al diablo. Las cosas habían estado tensas desde hace un tiempo, pero ayer la bomba explotó y ninguno supo que hacer.

Comienza a caminar por el vestíbulo, intentando llegar a la oficina de su suegro, tienen que resolver esto cuanto antes. Él sabe que las cosas están mal, pero no quiere esperar tanto tiempo para poder sentirse en paz.

—¿Cuántas veces te he dicho que toques la puerta cuando entras a mi oficina? —Saul se levanta con mal humor, tirando sus anteojos en el escritorio

—No estoy para formalidades, Saul. ¿Me vas a dar una maldita respuesta a todo lo que está ocurriendo con tu hija? —se cruza de brazos y lo mira desafiante.

—¿Y que se supone que quieres que te responda? —pone los ojos en blanco y suspira—. Mi hija está enojada, eso es todo. Ya volverá, deja de ser tan dramático.

—No soy dramático, Saul. Estoy siendo realista, jamás he visto a Charlotte de esa manera.

—¿Qué estás diciendo? —niega con su cabeza—. Mí hija vive enojada, es de todos los berrinches que hizo en su vida. ¿Qué tiene de diferente?

—La diferencia es que ella me pidió el divorcio —le dice tajante—. Y no voy a soportarlo, ella ni puede hacer algo como esto.

—¿Puedes entender de que ya se le pasará? —suspira—. Charlotte es así, se enoja y luego se enfría. ¿Porqué no tomas asiento?

—Mira, yo no estoy dispuesto a que se genere un escándalo de este tipo —anuncia mientras se sienta bruscamente—. Ella puede estar enojada, incluso puede estar afuera de casa por unos días, pero si abre la boca, no podré hacer más nada por ti —ambos se miran a los ojos y Saul asiente.

—Dale el tiempo que necesite, quizás no es tan fácil como piensas. Charlotte siempre ha sido mucho más... Sensible —el hombre le habla con calma, tratando de que su enojo disminuya

—No estoy seguro de que esto funcione —niega con su cabeza—. Se supone que todo estaba planeado, y las cosas simplemente se fueron al caño.

—Aún hay tiempo, todavía podemos encontrarle una solución —intenta animarlo

—No sé si hay una solución, Saul. —suspira—. Será mejor que hable con mí padre, él sabrá que hacer.

—Vamos, muchacho. Estás exagerando —su frente comienza a transpirar—. Tienen que tomarse unos días, todo se pondrá bien. ¿Porqué no viajas?

—Viajar no tiene sentido.

—¿Porqué no? —él de levanta y coma un vaso y la botella de whisky, sirviendo para ambos—. Ha sido un año duro, para los dos. Podrías tomarte unos días libres y tratar de tranquilizarte, también lo necesitas.

—¿Y que va a pasar con Charlotte? —pregunta mientras recibe el trago

—Deja que mí hija se tranquilice, ella volverá. Ya sabes cómo es, solo démosle un poco de espacio y todo se solucionará.

—¿Y el divorcio?

—Olvídate de eso ¿Cómo se van a divorciar? —suspira—. Vete a alguna de esas casa tuyas de verano, cuando regreses todo estará solucionado —Connor toma el líquido de un solo trago y se levanta.

—Está bien, voy a hacerlo. Pero si esto no funciona, tu y yo tenemos que tener una charla. Hasta ahora no se han cumplido ninguna de las cláusulas de nuestro contrato.

El hombre deja el vaso con un ruido seco contra el vidrio y se va, dejando al hombre con una preocupación que no creyó estar sintiendo.

Él sabía que las cosas se habían puesto feas, incluso en este último año vio como Connor y Charlotte discutían más de lo normal, pero creyó que solo seria una etapa, porque era lógico luego de todo lo que ocurrió.

El hombre comienza a dar vueltas por la oficina, intentando encontrar una solución a todo esto. Tiene que haber una manera de tener una tregua con Charlotte y que las cosas funcionen

—Lilian —llama a su secretaria por el intercomunicador—. Trata de ubicar a mí hija y dile que la necesito en la oficina. Si no la encuentras llama a Elliot y dile lo mismo.

—Lo haré, señor —responde ella con calma

—Cancela las entrevistas y las reuniones por esta mañana. No estoy de humor —el quita el nudo de su corbata.

Es un tema serio, él lo sabe. La advertencia del divorcio no se lo puede tomar a la ligera y mucho menos en un momento como este. No entiende porqué su hija se empeña en hacer las cosas en el momento menos indicado, pero él tiene que tomar cartas en el asunto y arreglarlo.

Creyó que podía ocultar la verdad, todo estaba yendo estupendamente. Estos cinco años no han sido más que festejar y descorchar botellas de champagne, pero era de esperarse que su hija en algún momento arruinara la situación.

Ella no era tan dócil como Elliot, hasta el día de hoy no sabe como es que hizo que su hija terminara casada con Connor Harrison, eso fue un milagro. Hay que admitirlo, también había sido ventajoso que ese muchacho estuviera obsesionado con su hija, si él no hubiera querido estar tan insistentemente con ella, ahora mismo no estaría donde está.

La puerta de su oficina se abre y él pone los ojos en blanco, cansado de que estén atormentándolo todo el tiempo. Su esposa aparece, con el ceño fruncido y se sienta delante del escritorio, esperando respuestas.

—¿Ya la has localizado?

—No, no le he buscado. —ella aprieta la mandíbula

—No sé como debo expresarte de que quiero a mi hija de vuelta, Saul. Hace dos malditos días de que se ha largado y nadie puede darme una respuesta. ¿Y si le sucedió algo?

—A tu hija no le sucedió nada, Chris. Lo único que está haciendo es un berrinche, como lo ha hecho toda su vida.

—Lo que sucedió fue grave, tu sabes bien de que ella podría hablar.

—¿Y con quién diablos va a hablar? —ella se levanta de la silla y vuelve a prepararse otro trago—. Ella lo único que necesita es tomar un poco de aire y que su marido vaya a buscarla. No me importa lo que descubrió, yo le di una vida decente, no hay nada que reprocharme.

—¿Con eso me estás diciendo de que no la vas a buscar?

—No pienso buscarla —le da un largo trago el whisky—. Mira, ella solo necesita algunas semanas fuera de esto y luego estará como nueva. Déjala ser mientras pienso que mierda hago, aún no sé como es que convencí al imbécil de Connor en que se vaya de vacaciones para que no me esté agarrando de las bolas.

—¿Y que pasará con él? —Saúl arruga su frente

—¿Con quién?

—Con Thomas.

—¡No vuelvas a mencionarlo en tu vida! —gruñe. La mujer pone los ojos en blanco—. Lo solucionaré, como siempre.

—Eso dices y luego termina todo en un puto caos. Solo procura de que Elliot no lo sepa, estoy hartándome de todo esto.

—¿Alguna vez Elliot se ha enterado de alguna puta cosa? —él la mira—. Vete a hacer otra cosa, Chris. No sabes que diablos hacer y vienes a molestarme mientras estoy pensando.

—Bien. Lo único que te voy a decir es que solo esperaré algunas semanas para que la traigas de vuelta, deja tu mierda afuera.

Saúl sabía que estaba bajo demasiada presión. No solo por los medios, sino más que nada por Connor y su padre, el señor Richard no soportaría que algo no se hiciera como a él le gusta y mucho menos que le faltaran la palabra a su hijo. Ellos sabían perfectamente de que tenían un jodido contrato, pero de ahí a poder cumplirlo por sus propios medios era algo que estaba fuera de sus planes.

Charlotte había sido la indicada desde siempre, pero ahora con todo esto que ha descubierto solo hay dos opciones. Adaptarse o aceptarlo. Saúl no iba a dar el brazo a torcer, sabía que tenía habilidades para poder hacerle entender a ella que era lo correcto de todo esto, y un matrimonio de tres años podría ayudar mucho, sobre todo si tenían aquella carta bajo la manga, que podría doblegar fácilmente a su hija.

Solo debía darle tiempo, Charlotte volverá o deberá ir por ella, pero de que lo iba a ayudar, de eso estaba más que seguro.

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