Camile.
Un día más… trabajo, compañeros inútiles y conversaciones que no llevaban a ninguna parte. Después de revisar las estadísticas de los productos estrellas de la empresa.
A la hora de almuerzo fui al único restaurant que servía comida decente me senté en mi mesa de siempre, la que estaba en la esquina más alejada de la entrada. Entonces el imbécil de siempre se sentó en la silla desocupada frente a mi.
-¿me puedo sentar? -dijo después de sentarse, ya era como decima vez que lo hacía en el mes, en mi mete lo decapitaba con mis propias manos, pero eso ensuciaría mi linda ropa de diseñador y limpiar la sangre si que es un fastidio.
-¿en serio? Te he rechazado cada día sin falta, ¿acaso eres idiota o qué?
-Vamos camile, sé que tarde o temprano terminarás cediendo- dijo puso su mano sobre la mesa y la fue acercando lentamente a la mía, yo tomé el tenedor que estaba en mi lado y clavé su mano a la mesa, el imbécil lanzó un patético grito de dolor.
-Si tanto quieres la mesa, quédate con ella, pero si vuelves siquiera a respirar cerca de mi, te mato ¿entiendes?- dije molesta y luego susurrando en su oído agregué- y lo digo muy literalmente.
Salí del restaurante y conduje a mi club favorito “dulce pecado”, creo que ya había probado a todos los muñequitos del lugar, pero esperaba encontrar algo nuevo.
-señorita Camile, un gusto volver a verla, ¿Qué se le ofrece hoy?
-¿tienes algo nuevo? Ya sabes, no me gusta repetir el plato…
-Me temo que aún no nos llegan chicos nuevos… -dijo algo incomoda, o eso creo.
-que lastima… -murmuré, este era el único club que abría tan temprano, tendría que esperar a la noche o violarme a alguien… Entonces lo vi, llevaba una cesta de ropa en las manos, tenía como 18 o 19, quizás era alguien de limpieza, aunque con ese físico sería un real desperdicio- ¿Cuánto por él?- dije señalándolo
-¡que buen gusto, señorita! Él es nuestra pequeña estrella, si no lo había visto antes seguro estaba con alguien, es muy solicitado…
-Sí, sí… ¿Cuánto? -repetí moviendo la mano con aburrimiento.
-300 lucas la hora, 500 por 2
-¡¿300?! ¿Qué tiene el pico de oro o qué?
-le aseguro que vale cada peso, pero si gusta le puedo buscar algo más económico- Dijo, si realmente me importara lo que ella pensara me hubiera ofendido, ¿pero que me importa lo que opine una puta vieja?