Samuel
-Ella supo elegir bien, ¿Por qué conformarse con alguien como yo si podía aspira a más? Ahora es la esposa del jefe – me lo decía mi compañera mientras estábamos tomando el almuerzo, mirando a lo lejos a la pareja que se demostraba amor. Mi ángel de ojos azules.
- Ese veneno te puede enfermar un día Martha, además si el jefe te llega a escuchar lo que dices o como te refieres de su esposa – le dije, eso te puede costar el trabajo - solo suspiro alejando la vista de la pareja. Martha es una de las ejecutivas de la empresa lo que tiene de hermosa también de venenosa.
-No estoy diciendo nada que no sea verdad, ¿acaso no es verdad que te dejo a ti por el gran jefe? – dijo Martha.
Me dejo caer en mí asiento y cruce mis brazos.
-Si es verdad que me dejó a mí por él, pero no por las razones que tu cabeza llena de veneno imagina. Ellos tenían una vieja historia de amor de muchos años atrás y yo no podía luchar contra ello, además es obvio que están muy enamorados – le comenté.
Ella no es del tipo de mujeres que busca escalar haciéndose del jefe, es verdad tuvimos un corto romance, pero la conocí lo suficiente para saber cómo es ella, una mujer de valores y principios bien definidos además muy sincera.
Me dolió que lo nuestro no haya funcionado, me gustaba mucho de verdad y me sigue gustando, es tan bella tanto por dentro como lo es por fuera y me sentí orgulloso del tiempo que estuve a su lado, pero también comprendí que no se puede obligar a una persona a que te quiera.
Para mala suerte mía, Ethan ya tenía ganado su corazón mucho tiempo atrás y yo no podía hacer nada contra eso, por eso respete su decisión de terminar conmigo porque amaba a alguien más sin tener idea de quien se trataba. Lo que me alegra es que ella es feliz.
-Como sea, ¿Por qué sigues mirándola como si sintieras algo aun por ella?
-Porque así es.
-Aquí en la empresa hay mujeres que daríamos lo que fuera por hacerte feliz.
-Como por ejemplo ¿tú?
Sonríe inclinándose a la mesa, y con su mano tocando mi cara me mantuve quieto con mirada serena, ella observaba mi boca cuando moje mis labios resecos y luego fijo su mirada en mis ojos.
-Para ti no es secreto que me encantas y mucho, y estaría inmensamente feliz que me dieras una oportunidad.
Aparte su mano de mi cara sin ser brusco.
-Eres hermosa Martha, pero lamentablemente yo no te puedo ver más allá que una compañera de trabajo, lo siento, pero no eres mi tipo, y ahora si me disculpas tengo que terminar lo que estaba haciendo en mi oficina.