La Venganza de una Dama

La Venganza de una Dama

Gavin

5.0
calificaciones
181
Vistas
27
Capítulo

El olor a tierra mojada y el aire frío se colaban por la rendija de la ventana, anunciando una tormenta de verano más. Mi preciado bolso de piel, regalo de mi esposo Mateo por nuestro aniversario, terminó empapado, como todo su contenido. Al revisar mis documentos importantes, abriendo con cuidado el sobre manila, mi corazón dio un vuelco. El acta de nacimiento de Mateo estaba manchada y mi pasaporte parecía un acordeón. Pero lo peor era nuestra acta de matrimonio, convertida en una masa ilegible. Esto era solo un contratiempo, pensé, hasta que la realidad me golpeó como un rayo. Al día siguiente, en el registro civil, una empleada con expresión de aburrimiento perpetuo me soltó la frase que lo cambió todo: "Señorita Reyes, aquí no hay ningún registro de matrimonio a su nombre" . El aire se me fue de los pulmones. "Eso es imposible" , balbucé, sintiendo un nudo en el estómago. Ella tecleó de nuevo, y luego me miró a los ojos, con una mezcla de lástima y confusión: "El señor Mateo Valdivia sí aparece en el registro... casado con la señora Isabella Torres" . Isabella. Mi asistente personal. La mujer que Mateo me había presentado como una "sustituta" temporal. El mensaje de Mateo en mi celular, "Mi reina, muero por llegar a casa y abrazarte. Te amo más que a nada en este mundo" , se convirtió en un veneno abrasador. Cada risa, cada promesa, cada momento juntos, ¿había sido una farsa? La humillación. El cinismo. Sentí que el mundo se me venía encima. Pero el verdadero golpe llegó cuando lo vi, riendo con Isabella, y sus palabras, frías y crueles, resonaron en mi alma: "Claro que Sofía no sabe nada, güey. Ella cree que es la señora Valdivia. Ella es la verdadera, la única que importa... Isabella es solo un seguro, una pieza en el tablero" . En ese instante, la Sofía dulce y confiada murió. Una rabia fría y cortante me invadió. No lloré. Arranqué el coche. Iba a desaparecer. Y luego, iba a volver. Iba a quitarle todo.

Introducción

El olor a tierra mojada y el aire frío se colaban por la rendija de la ventana, anunciando una tormenta de verano más.

Mi preciado bolso de piel, regalo de mi esposo Mateo por nuestro aniversario, terminó empapado, como todo su contenido.

Al revisar mis documentos importantes, abriendo con cuidado el sobre manila, mi corazón dio un vuelco.

El acta de nacimiento de Mateo estaba manchada y mi pasaporte parecía un acordeón.

Pero lo peor era nuestra acta de matrimonio, convertida en una masa ilegible.

Esto era solo un contratiempo, pensé, hasta que la realidad me golpeó como un rayo.

Al día siguiente, en el registro civil, una empleada con expresión de aburrimiento perpetuo me soltó la frase que lo cambió todo: "Señorita Reyes, aquí no hay ningún registro de matrimonio a su nombre" .

El aire se me fue de los pulmones. "Eso es imposible" , balbucé, sintiendo un nudo en el estómago.

Ella tecleó de nuevo, y luego me miró a los ojos, con una mezcla de lástima y confusión: "El señor Mateo Valdivia sí aparece en el registro... casado con la señora Isabella Torres" .

Isabella. Mi asistente personal. La mujer que Mateo me había presentado como una "sustituta" temporal.

El mensaje de Mateo en mi celular, "Mi reina, muero por llegar a casa y abrazarte. Te amo más que a nada en este mundo" , se convirtió en un veneno abrasador.

Cada risa, cada promesa, cada momento juntos, ¿había sido una farsa?

La humillación. El cinismo. Sentí que el mundo se me venía encima.

Pero el verdadero golpe llegó cuando lo vi, riendo con Isabella, y sus palabras, frías y crueles, resonaron en mi alma: "Claro que Sofía no sabe nada, güey. Ella cree que es la señora Valdivia. Ella es la verdadera, la única que importa... Isabella es solo un seguro, una pieza en el tablero" .

En ese instante, la Sofía dulce y confiada murió.

Una rabia fría y cortante me invadió.

No lloré. Arranqué el coche.

Iba a desaparecer. Y luego, iba a volver. Iba a quitarle todo.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
De Chica Pobre a Magnate

De Chica Pobre a Magnate

Cuentos

5.0

El aire denso y sofocante de la habitación de hotel barata me asfixiaba. Frente al espejo manchado, la joven de ojos vacíos que me devolvía la mirada era casi una extraña. Pero el montón de billetes en la mesita de noche era real, sucio, tangible. Cien mil pesos. El precio, me convencía, de la vida de Alejandro. Por él, todo valía la pena; incluso la pureza que había sacrificado. Con el corazón latiéndome entre la esperanza y el pánico, corrí al hospital, el olor familiar a antiséptico prometiendo un nuevo comienzo. Pero al doblar la esquina, risas. No, no risas de alivio, sino carcajadas burlonas; la voz de Valeria, mi detestable rival, seguida por la de Alejandro. "¿En serio te creíste que esa tonta iba a conseguir la lana?" , dijo Valeria. "Claro que sí, mi amor. Sofía es tan ingenua... Le monté el numerito del enfermo terminal y se lo tragó enterito. Ya debe estar vendiendo hasta el alma para juntar el dinero" , respondió Alejandro. El suelo bajo mis pies se derrumbó. Su enfermedad, nuestro amor, todo era una farsa cruel. Una elaborada venganza por una beca que yo gané con mi esfuerzo. "Cuando traiga el dinero, la grabaré... Será la humillación de su vida" , susurró Alejandro, su voz conspiradora. Ahogué un sollozo, el dolor físico y emocional era insoportable. Me habían golpeado, manipulado, usado para el entretenimiento de una audiencia cruel. ¿Por qué? ¿Por qué esta maldad? En medio de mi desesperación, el teléfono sonó. Una llamada de Londres. La inoportuna noticia de un abuelo al que creía muerto para mí. Pero en ese instante de quiebre, una idea. Una única y afilada oportunidad para escapar. Decidí que no me destruirían. Esta vez, se acabó la Sofía ingenua. Ahora solo quedaba una Sofía decidida a contraatacar. Y ellos, mis torturadores, pagarían.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro