La Venganza de una Dama
ializadas en borrado de identidad, servicios en la red oscura que prometían hacer desaparecer a una persona del sistema por el precio adecuado. No me importaba el costo. Era el primer paso. Pagué co
Era Mateo. Mi corazón dio un vuelco, pero forcé a mi cuerpo a re
je, dándole un beso en la mejilla. El contact
reina. Te extrañé todo el día." Su voz era un murmullo cálido y f
ido," mentí, mi voz sonando sorprende
ecorriendo mi rostro con esa intensidad que antes me derretía y ah
spondí, apartándome suavem
que me revolvió el estómago. "Voy a darme una ducha rápida. ¿Por qué no pides esa
minutos después, mientras el agua de la regadera corre, su teléfono, que había dejado en la mesita de
r de la cintura, secándose el pelo con otra. Vio su teléfono y su expresión
alidad ensayada. "Una emergencia con un cliente
patos, tomó sus llaves y el teléfono y me dio un beso apresurado en l
e f
o de la casa se sintió pesado y sofocante. Sa
apretando el volante con tanta fuerza que mis nudillos se pusieron blancos. No condujo hacia el distrito fina
as. Esperé, con el motor apagado y el corazón martillándome en el pecho. Un minuto después, la puerta de la casa se abrió y
había demostrado a mí. Vi cómo le decía algo al oído, su rostro lleno de una preocu
omo una espectadora de mi propia tragedia. ¿Esta era su
taba respirar. Pero la rabia era más fuerte. Me obligó a qu
s, junto con una pareja mayor que supuse eran los padres de Isabella. Se reían, cha
las palabras que te
a su perro los saludó. "¡Qué
de Isabella. "¡Igualmente, Carlos! Aquí, dis
esp
sposa" frente a todos, con una naturalidad escalofriante. Yo no era nada. Era
había dolor, solo un vacío inmenso y frío. Y en es
e arrepintiera no solo de haberme mentido, sino de