El Aniversario Olvidado

El Aniversario Olvidado

Gavin

5.0
calificaciones
69
Vistas
20
Capítulo

Mi trigésimo cumpleaños, que también marcaba nuestro quinto aniversario de bodas, me encontró esperando a Mateo, como tantas otras veces. La cena que preparé se enfrió sobre la mesa, mientras la noche avanzaba y él no regresaba. Ni siquiera una llamada, la misma historia de siempre. Pero esta vez fue diferente, porque el aroma a alcohol con el que llegó solo confirmó lo que mi corazón ya sabía: Daniela, su "princesita" , su "amiga de la infancia" , había vuelto a ser su prioridad. Con una indiferencia que me destrozó, me ofreció una tarjeta de crédito, un insulto disfrazado de regalo. "Lo siento, lo olvidé, cómprate lo que quieras, no te limites." Mientras roncaba en el sofá, tomé su teléfono y descubrí la cruel verdad: el deslumbrante collar que su amigo creyó que era para mí, era para Daniela. "No, es para Daniela, su cumpleaños es pronto, Sofía puede esperar, a ella no le importan estas cosas." Sentí un 'crack' dentro de mí, el sonido de la última pizca de esperanza hecha añicos. Al día siguiente, me propuso celebrar el cumpleaños de Daniela en un yate, mientras el mío lo había olvidado por completo. "Sofía, no empieces, sabes que la situación de Daniela es especial." "¿Especial? ¿Qué tiene de especial?" "Sus padres murieron en ese accidente, ella solo me tiene a mí, ¿entiendes? Necesita que la cuiden, es frágil." Me reí, una risa amarga al recordar el día de mi boda, cuando Daniela interrumpió la ceremonia con sus llantos y Mateo, mi futuro esposo, la consoló a ella, ignorándome por completo. "¿Frágil? Mateo, han pasado diez años desde ese accidente, tiene treinta años, no es una niña, y yo soy tu esposa, ¿recuerdas?" La humillación de aquel día, el sinfín de excusas y la constante presencia de Daniela, manipuladora y maliciosa, me golpearon con fuerza. Cada vez que intentaba hablar, me silenciaba con la misma frase: "Ella es así, su mente se quedó atrapada en el pasado, tienes que ser comprensiva." Era el colmo de la farsa. Entonces recordé el brazalete de edición limitada que Mateo había encargado con mis iniciales, un regalo del que nunca supe. Una llamada anónima a la joyería reveló la verdad: "el señor Mateo Patterson recogió el brazalete, pero luego volvió y pidió que se cambiara la grabación, dijo que las iniciales eran incorrectas, quería que pusieran una \'D\'." Una "D", por Daniela. El regalo que era para mí, había terminado en las manos de ella. La furia que sentí fue helada, cortante. No podía más. "Feliz quinto aniversario al hombre que me enseñó que el amor verdadero significa organizar fiestas sorpresa para tu mejor amiga en el cumpleaños de tu esposa, y regalarle las joyas que compraste para mí. Gracias por cinco años de lecciones inolvidables. @MateoPatterson, te deseo a ti y a @Daniela_Princesa toda la felicidad del mundo. Se la merecen." "¡Qué hiciste!? ¡¿Estás loca?!" "No, Mateo, estoy cuerda por primera vez en cinco años." "¡Bórralo ahora mismo!" "No. Y por cierto, quiero el divorcio."

Introducción

Mi trigésimo cumpleaños, que también marcaba nuestro quinto aniversario de bodas, me encontró esperando a Mateo, como tantas otras veces.

La cena que preparé se enfrió sobre la mesa, mientras la noche avanzaba y él no regresaba.

Ni siquiera una llamada, la misma historia de siempre.

Pero esta vez fue diferente, porque el aroma a alcohol con el que llegó solo confirmó lo que mi corazón ya sabía: Daniela, su "princesita" , su "amiga de la infancia" , había vuelto a ser su prioridad.

Con una indiferencia que me destrozó, me ofreció una tarjeta de crédito, un insulto disfrazado de regalo.

"Lo siento, lo olvidé, cómprate lo que quieras, no te limites."

Mientras roncaba en el sofá, tomé su teléfono y descubrí la cruel verdad: el deslumbrante collar que su amigo creyó que era para mí, era para Daniela.

"No, es para Daniela, su cumpleaños es pronto, Sofía puede esperar, a ella no le importan estas cosas."

Sentí un 'crack' dentro de mí, el sonido de la última pizca de esperanza hecha añicos.

Al día siguiente, me propuso celebrar el cumpleaños de Daniela en un yate, mientras el mío lo había olvidado por completo.

"Sofía, no empieces, sabes que la situación de Daniela es especial."

"¿Especial? ¿Qué tiene de especial?"

"Sus padres murieron en ese accidente, ella solo me tiene a mí, ¿entiendes? Necesita que la cuiden, es frágil."

Me reí, una risa amarga al recordar el día de mi boda, cuando Daniela interrumpió la ceremonia con sus llantos y Mateo, mi futuro esposo, la consoló a ella, ignorándome por completo.

"¿Frágil? Mateo, han pasado diez años desde ese accidente, tiene treinta años, no es una niña, y yo soy tu esposa, ¿recuerdas?"

La humillación de aquel día, el sinfín de excusas y la constante presencia de Daniela, manipuladora y maliciosa, me golpearon con fuerza.

Cada vez que intentaba hablar, me silenciaba con la misma frase: "Ella es así, su mente se quedó atrapada en el pasado, tienes que ser comprensiva." Era el colmo de la farsa.

Entonces recordé el brazalete de edición limitada que Mateo había encargado con mis iniciales, un regalo del que nunca supe.

Una llamada anónima a la joyería reveló la verdad: "el señor Mateo Patterson recogió el brazalete, pero luego volvió y pidió que se cambiara la grabación, dijo que las iniciales eran incorrectas, quería que pusieran una \'D\'."

Una "D", por Daniela.

El regalo que era para mí, había terminado en las manos de ella.

La furia que sentí fue helada, cortante.

No podía más.

"Feliz quinto aniversario al hombre que me enseñó que el amor verdadero significa organizar fiestas sorpresa para tu mejor amiga en el cumpleaños de tu esposa, y regalarle las joyas que compraste para mí. Gracias por cinco años de lecciones inolvidables. @MateoPatterson, te deseo a ti y a @Daniela_Princesa toda la felicidad del mundo. Se la merecen."

"¡Qué hiciste!? ¡¿Estás loca?!"

"No, Mateo, estoy cuerda por primera vez en cinco años."

"¡Bórralo ahora mismo!"

"No. Y por cierto, quiero el divorcio."

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
La Farsa de un Amor Perfecto

La Farsa de un Amor Perfecto

Romance

5.0

Isabella "Isa" Montes, una talentosa cocinera de origen humilde en Medellín, creyó haber encontrado el amor perfecto junto a Mateo Velarde, el apuesto heredero de una de las familias más influyentes de Bogotá. Tras un noviazgo intenso que superó barreras sociales, se casaron y se sumergieron en una vida de ensueño y comodidades, donde cada detalle parecía confirmar un amor idílico. Pero la burbuja se reventó brutalmente: Isa descubrió que Mateo mantenía una doble vida con su exnovia, Carolina Sáenz, con quien tenía dos hijos gemelos. Peor aún, él financiaba secretamente a esta otra familia, transformando su supuesta historia de amor en una farsa calculada. La devastadora revelación no solo le causó un aborto espontáneo sino que desató una campaña de humillación sin fin por parte de Carolina, quien la acosaba con videos íntimos de Mateo, mostrando impúdicamente su doblez. Cada regalo, cada promesa de amor, cada lugar especial compartido con Mateo, era profanado, replicado cínicamente con su "otra" familia. Las frías miradas de la alta sociedad y el silencio cómplice de la familia Velarde solo acrecentaban el tormento, mientras Mateo seguía actuando como si nada ocurriera. ¿Cómo podía alguien, a quien amó tan profundamente, ser capaz de una traición tan vil y sistemática? La mezcla de dolor, asco y una desesperación helada se instaló en su pecho, ahogando su respiración. Un vacío insuperable la consumía, dejando solo la cruda certeza de una mentira insostenible. En el abismo de esta traición, y con la inminente llegada de un hijo que la ataría aún más a la mentira, Isa vislumbró su única salida: fingir su muerte. Un trágico accidente aéreo en el Caribe sería su billete de escape, la única forma de recuperar su vida y romper para siempre con la asfixiante obsesión de Mateo. "El plan sigue en pie, necesito salir de aquí", sentenció con voz firme.

Mi Venganza, Su Prisión

Mi Venganza, Su Prisión

Cuentos

5.0

El rugido del avión de rescate sonaba como la salvación, pero para mí, Sofía, solo aumentaba la ansiedad en aquel sofocante aeropuerto improvisado. De repente, mi esposo, Miguel, me tomó del brazo con una fuerza inusual, su rostro contraído por la frustración mientras gritaba: "¡Sofía, no podemos irnos! ¡No puedo dejar a Carlos aquí!". Alegaba que Carlos era su primo, su responsabilidad, alguien que debía regresar a salvo. Escuché sus palabras, las mismas palabras que retumbaron en otra vida, y un escalofrío me recorrió: no era un sueño, había renacido. El recuerdo de mi vida anterior me golpeó como un maremoto: la epidemia, el avión gubernamental, y Carlos, supuestamente su primo, pero en realidad su amante, la misma que nos retrasó maquillándose para su "triunfal" regreso. En esa vida pasada, yo rogué, los otros voluntarios me acusaron de egoísta, y Miguel, con su falsa rectitud, me obligó a esperar con mentiras, llamándome egoísta. Esperamos. Carlos llegó, perfecto, y el avión partió, directo a mi perdición. Al aterrizar, Miguel me señaló y, con una falsa preocupación, dijo: "Ella tiene fiebre. Estuvo en contacto cercano con un paciente infectado ayer." ¡Era una mentira cruel y calculada! Fui aislada, interrogada, torturada psicológicamente por un sistema que creyó a mi "heroico" esposo. Morí sola, no por la enfermedad, sino por una infección hospitalaria, con mi cuerpo debilitado y mi espíritu roto. Mis padres, rotos de pena, fallecieron poco después, y Miguel, el "viudo afligido", heredó todo. Se casó con Carlos, y vivieron felices sobre mis cenizas y las de mis padres. Pero ahora estoy aquí, de nuevo en este infierno, con el mismo avión rugiendo y el mismo manipulador repitiendo sus mentiras. La rabia pura me invadió, mis puños se cerraron, y al mirar a Miguel, ya no vi al hombre que amaba, sino a mi asesino. "No," dije, mi voz tranquila pero firme, interrumpiéndolo. Miguel parpadeó, sorprendido. "¿No qué?" "No vamos a esperar, Miguel." Me sacudí su mano. Me giré hacia los atónitos voluntarios y proclamé, con mi voz resonando: "Carlos no es tu primo. Es tu amante. Y no voy a arriesgar la vida de dieciocho personas por la vanidad de una mujer que necesita una hora para ponerse rímel en medio de una evacuación de emergencia." El silencio fue absoluto, roto solo por el avión. Miguel palideció, su máscara se hizo añicos. Esta vida, pensé, no será una repetición. Será una venganza.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro