Ella Eligió Su Propia Ruina

Ella Eligió Su Propia Ruina

Gavin

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El aroma a cilantro flotaba en mi taquería, "El Gancho al Hígado", el refugio de paz que forjé con sudor tras colgar los guantes de boxeador. Hasta que una llamada de la escuela primaria "Benito Juárez" me destrozó esa calma. "Hubo... un incidente", balbuceó una voz tensa, mi corazón latiendo a mil por mi Pedrito. Cuando llegué, mi hijo estaba con la cara marcada y la camisa rota, mientras Rodrigo Vargas, el mocoso agresor, sonreía impune, y el maestro López, un pusilánime, respaldaba al junior. Lo que Pedrito soltó después me heló la sangre: Rodrigo, hijo del poderoso Sebastián "El Patrón" Vargas, no solo lo golpeó, sino que lo humilló con insultos viles sobre mí y Sofía, mi exesposa. Y, en el cuello de Rodrigo, vi un dije de oro y esmeraldas, una joya que mi exesposa usaba a menudo, encajando una pieza monstruosa del rompecabezas. La confirmación llegó cuando "El Patrón" Vargas entró, un capo temido que controlaba la ciudad, y exigió que mi hijo se disculpara, ofreciendo un fajo de billetes al director como soborno. "O tu hijo se disculpa, o será expulsado" , sentenció el director, y Sofía, al enterarse, solo me exigió disculparme para "no meternos en problemas" . "¿Conoces a Vargas?", le pregunté, y su silencio me lo dijo todo: ella estaba involucrada hasta el cuello. La humillación pública, la traición de mi exesposa, y la injusticia contra mi hijo solo encendieron una llama. Ya no era solo Armando, el taquero. Era "El Toro" Ramírez, el exboxeador y empresario, listo para una guerra. Voy a pelear por mi hijo, y me van a pedir perdón de rodillas.

Introducción

El aroma a cilantro flotaba en mi taquería, "El Gancho al Hígado", el refugio de paz que forjé con sudor tras colgar los guantes de boxeador.

Hasta que una llamada de la escuela primaria "Benito Juárez" me destrozó esa calma.

"Hubo... un incidente", balbuceó una voz tensa, mi corazón latiendo a mil por mi Pedrito.

Cuando llegué, mi hijo estaba con la cara marcada y la camisa rota, mientras Rodrigo Vargas, el mocoso agresor, sonreía impune, y el maestro López, un pusilánime, respaldaba al junior.

Lo que Pedrito soltó después me heló la sangre: Rodrigo, hijo del poderoso Sebastián "El Patrón" Vargas, no solo lo golpeó, sino que lo humilló con insultos viles sobre mí y Sofía, mi exesposa.

Y, en el cuello de Rodrigo, vi un dije de oro y esmeraldas, una joya que mi exesposa usaba a menudo, encajando una pieza monstruosa del rompecabezas.

La confirmación llegó cuando "El Patrón" Vargas entró, un capo temido que controlaba la ciudad, y exigió que mi hijo se disculpara, ofreciendo un fajo de billetes al director como soborno.

"O tu hijo se disculpa, o será expulsado" , sentenció el director, y Sofía, al enterarse, solo me exigió disculparme para "no meternos en problemas" .

"¿Conoces a Vargas?", le pregunté, y su silencio me lo dijo todo: ella estaba involucrada hasta el cuello.

La humillación pública, la traición de mi exesposa, y la injusticia contra mi hijo solo encendieron una llama.

Ya no era solo Armando, el taquero. Era "El Toro" Ramírez, el exboxeador y empresario, listo para una guerra.

Voy a pelear por mi hijo, y me van a pedir perdón de rodillas.

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Romance

5.0

Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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