Amor Traicionado: La Bestia Despertó

Amor Traicionado: La Bestia Despertó

Gavin

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Capítulo

El grito de Sofía resonó en la lujosa sala, un sonido agudo y lleno de rabia que cortó el aire. Mi xoloitzcuintle, "El Guardián", gimió suavemente a mis pies, ajeno a la farsa. De repente, un impacto brutal y seco me paralizó: Sofía, con un tacón de aguja, había destrozado la vida de El Guardián. Un aullido ahogado, un cuerpo convulsionado, y luego el silencio, sólo roto por el oscuro charco de sangre que se extendía en el suelo de mármol. Mi fiel compañero, el legado de mi abuelo, yacía inerte, mientras la mujer a la que amaba sonreía con cruel satisfacción. "¡Tú... lo mataste!", logré decir, la voz desgarrada por el horror y la incredulidad, pero su risa fría devoró mis palabras. Sin piedad, Sofía ordenó a sus hombres que me arrastraran al sótano, un lugar húmedo y maloliente, donde la oscuridad me envolvió. Escuché su voz gélida: "Suéltenlos", y entonces sentí unos gruñidos bajos y guturales. Dos siluetas enormes y musculosas, dos pitbulls de pelea cuyos ojos brillaban en la penumbra, descendían las escaleras. "¡Sofía, no! ¡Por favor, no hagas esto!", supliqué, el corazón latiéndome a punto de estallar. Pero su cruel melodía resonó desde arriba: "¡Demasiado tarde, mi amor! ¡A ver quién entrena a quién ahora!". Los perros se lanzaron sobre mí, sus fauces goteando saliva, sus dientes destrozando mi carne, mis propios gritos ahogados en mi sangre. Fui devorado, solo un espíritu de dolor y confusión flotando en el frío y húmedo sótano, un testigo impotente de mi propia aniquilación. Arriba, Sofía negaba mi muerte, manipulaba la historia y planificaba profanar la memoria de "El Guardián" por el capricho de Rodrigo. Mi alma gritaba en silencio, viendo cómo la farsa de Rodrigo continuaba, una realidad tan grotesca que me rompía por dentro. No era solo la crueldad de Sofía, sino la completa ceguera y la profunda locura lo que me atormentaba. Pero, ¿quién era realmente Rodrigo? Y, ¿por qué Sofía se había convertido en este monstruo? Desde la oscuridad de mi tumba sin nombre, mi espíritu juró que la verdad saldría a la luz.

Introducción

El grito de Sofía resonó en la lujosa sala, un sonido agudo y lleno de rabia que cortó el aire.

Mi xoloitzcuintle, "El Guardián", gimió suavemente a mis pies, ajeno a la farsa.

De repente, un impacto brutal y seco me paralizó: Sofía, con un tacón de aguja, había destrozado la vida de El Guardián.

Un aullido ahogado, un cuerpo convulsionado, y luego el silencio, sólo roto por el oscuro charco de sangre que se extendía en el suelo de mármol.

Mi fiel compañero, el legado de mi abuelo, yacía inerte, mientras la mujer a la que amaba sonreía con cruel satisfacción.

"¡Tú... lo mataste!", logré decir, la voz desgarrada por el horror y la incredulidad, pero su risa fría devoró mis palabras.

Sin piedad, Sofía ordenó a sus hombres que me arrastraran al sótano, un lugar húmedo y maloliente, donde la oscuridad me envolvió.

Escuché su voz gélida: "Suéltenlos", y entonces sentí unos gruñidos bajos y guturales.

Dos siluetas enormes y musculosas, dos pitbulls de pelea cuyos ojos brillaban en la penumbra, descendían las escaleras.

"¡Sofía, no! ¡Por favor, no hagas esto!", supliqué, el corazón latiéndome a punto de estallar.

Pero su cruel melodía resonó desde arriba: "¡Demasiado tarde, mi amor! ¡A ver quién entrena a quién ahora!".

Los perros se lanzaron sobre mí, sus fauces goteando saliva, sus dientes destrozando mi carne, mis propios gritos ahogados en mi sangre.

Fui devorado, solo un espíritu de dolor y confusión flotando en el frío y húmedo sótano, un testigo impotente de mi propia aniquilación.

Arriba, Sofía negaba mi muerte, manipulaba la historia y planificaba profanar la memoria de "El Guardián" por el capricho de Rodrigo.

Mi alma gritaba en silencio, viendo cómo la farsa de Rodrigo continuaba, una realidad tan grotesca que me rompía por dentro.

No era solo la crueldad de Sofía, sino la completa ceguera y la profunda locura lo que me atormentaba.

Pero, ¿quién era realmente Rodrigo? Y, ¿por qué Sofía se había convertido en este monstruo?

Desde la oscuridad de mi tumba sin nombre, mi espíritu juró que la verdad saldría a la luz.

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