Mi Esposa Está Embarazada De Mi Hermano

Mi Esposa Está Embarazada De Mi Hermano

Gavin

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Capítulo

La muerte de Elena, la gemela de mi esposa Sofía y esposa de mi hermano Fernando, había envejecido a mi suegra diez años en siete días. Pero el verdadero golpe llegó cuando mi suegra propuso algo monstruoso: Sofía debía tener un hijo con Fernando para perpetuar el "linaje familiar", ¡como si mi esposa fuera un objeto! Mis propios padres bajaron la mirada, cómplices de esta locura. Mi furia y la incredulidad se apoderaron de mí. Fernando siempre había sido el favorito, el sol, y yo la sombra, el segundón. Sofía era mi única luz, mi socia, mi amante, mi todo. Ella me apoyó, invirtió sus ahorros en mi negocio y me amó incondicionalmente. Pero la familia, ¿mi propia familia?, quería que la compartiera como una incubadora. Sofía gritó: "¡Amo a Ricardo! ¡Jamás lo traicionaría!". Sentí alivio, pero la presión familiar continuó, asfixiándome. Una noche, busqué agua y escuché risas desde la habitación de Fernando. Era Sofía, en la cama con él, riendo, una risa íntima y cómplice. Mi vaso de agua se hizo añicos en el suelo, pero mi corazón se rompió aún más fuerte. Su "lealtad" era una mentira cruel, y yo, el tonto de siempre, había caído. Al amanecer, Sofía entró sigilosamente, con una falsa preocupación. Abrí mi armario y empecé a empacar. "No me toques", dije. "Te vi con Fernando". Ella suplicó, "¡No es lo que piensas, Ricardo! ¡Solo lo estaba consolando!". Pero sus lágrimas no me engañaron. "Quiero el divorcio". Ella se negó, actuando de víctima, mientras Fernando se pavoneaba con una sonrisa arrogante. Mi familia se puso de su lado, llamándome egoísta. Me fui de esa casa tóxica. Cuando Sofía regresó, con una sonrisa extraña me entregó una prueba de embarazo. "Estoy embarazada", anunció. "Es tuyo, Ricardo. Es nuestro bebé". Sabía que el bebé era de mi hermano. Mi corazón estaba muerto.

Introducción

La muerte de Elena, la gemela de mi esposa Sofía y esposa de mi hermano Fernando, había envejecido a mi suegra diez años en siete días.

Pero el verdadero golpe llegó cuando mi suegra propuso algo monstruoso: Sofía debía tener un hijo con Fernando para perpetuar el "linaje familiar", ¡como si mi esposa fuera un objeto!

Mis propios padres bajaron la mirada, cómplices de esta locura.

Mi furia y la incredulidad se apoderaron de mí.

Fernando siempre había sido el favorito, el sol, y yo la sombra, el segundón.

Sofía era mi única luz, mi socia, mi amante, mi todo.

Ella me apoyó, invirtió sus ahorros en mi negocio y me amó incondicionalmente.

Pero la familia, ¿mi propia familia?, quería que la compartiera como una incubadora.

Sofía gritó: "¡Amo a Ricardo! ¡Jamás lo traicionaría!". Sentí alivio, pero la presión familiar continuó, asfixiándome.

Una noche, busqué agua y escuché risas desde la habitación de Fernando.

Era Sofía, en la cama con él, riendo, una risa íntima y cómplice.

Mi vaso de agua se hizo añicos en el suelo, pero mi corazón se rompió aún más fuerte.

Su "lealtad" era una mentira cruel, y yo, el tonto de siempre, había caído.

Al amanecer, Sofía entró sigilosamente, con una falsa preocupación.

Abrí mi armario y empecé a empacar.

"No me toques", dije. "Te vi con Fernando".

Ella suplicó, "¡No es lo que piensas, Ricardo! ¡Solo lo estaba consolando!".

Pero sus lágrimas no me engañaron.

"Quiero el divorcio".

Ella se negó, actuando de víctima, mientras Fernando se pavoneaba con una sonrisa arrogante.

Mi familia se puso de su lado, llamándome egoísta. Me fui de esa casa tóxica.

Cuando Sofía regresó, con una sonrisa extraña me entregó una prueba de embarazo.

"Estoy embarazada", anunció. "Es tuyo, Ricardo. Es nuestro bebé".

Sabía que el bebé era de mi hermano. Mi corazón estaba muerto.

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5.0

Mi esposa me dijo: "Si pudiera volver atrás... lo esperaría a él." Esas palabras me las susurró la Isabella del futuro, mientras yo agonizaba y ella me creía moribundo, justo después de descubrir que mi mujer, supuestamente fallecida en un accidente aéreo, estaba viva y en brazos de otro hombre. Desperté en el primer año de nuestro matrimonio, veinte años más joven, con esa premonición cruel grabada en mi alma. La amada Isabella de mi presente, con su sonrisa perfecta, comenzó a tejer una red de mentiras. La seguí a escondidas y la vi con Ricardo, el músico, confirmando mi peor pesadilla. Luego vinieron las grabaciones de sus gemidos, las burlas de él, y la verdad: ella planeaba su propia "muerte" para huir conmigo. Me humilló públicamente, me culpó de sus problemas y, cuando me negué a ceder a sus manipulaciones, me difamó sin piedad. El dolor era insoportable, una traición que me desgarraba el alma. ¿Cómo la mujer que juró amarme incondicionalmente podía ser tan calculadora y cruel? Consumido por la farsa, decidí que no podía seguir así. Si ella tramó una falsa muerte para escapar, yo haría lo mismo. Orquesté mi propia desaparición en la Patagonia, un plan limpio y definitivo. Con la ayuda incondicional de mi madre y el apoyo inesperado de Sofía, una mujer noble y sincera, forjé un nuevo destino. Juntos, no solo reconstruiré mi vida, sino que desmantelaré el imperio de corrupción de su familia, mientras Isabella aprende el verdadero significado de la pérdida.

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