El Paradeo de la Azul Cobalto Lunar

El Paradeo de la Azul Cobalto Lunar

Gavin

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Capítulo

El estridente sonido del teléfono desgarró la tranquila noche, clavándose en el cerebro de Javier como una premonición. Era el hospital. Una voz monótona le informó del accidente de su abuela, Elena Torres, ingresada en urgencias. El mundo de Javier se detuvo, su pilar, la mujer que lo crió, ahora estaba en estado crítico con una fractura craneal. Mientras Javier intentaba procesar la noticia, Sofía, su esposa, llegó, sus ojos fríos buscando a otra persona. "¿Dónde está Rodrigo? ¿Está bien?". Rodrigo, el joven diseñador al que Sofía protegía. La incredulidad de Javier se convirtió en furia cuando Sofía defendió a Rodrigo, culpó a su abuela del "accidente" y le reveló que había manipulado la investigación. Él descubrió que Rodrigo se había saltado un semáforo en rojo. La amenaza de Sofía, de congelar sus cuentas y prohibirle ver a su abuela si la demandaba, lo dejó sin aliento, sintiéndose atrapado. En medio de su desesperación, recogiendo las últimas cosas de su abuela, Javier las encontró en su propia casa: Sofía y Rodrigo, coqueteando, conspirando, llamándolo "la pequeña piedra en el zapato". La traición se clavó en su corazón. De repente, un sobre polvoriento reveló un secreto: la patente del esmalte "Azul Cobalto Lunar" de su abuela, la base del imperio de Sofía, ahora le pertenecía. El poder había cambiado de manos. Con esta revelación, Javier recuperó su voz, su propósito: "Voy a destruir tu negocio para salvarla a ella". La guerra acababa de comenzar.

Introducción

El estridente sonido del teléfono desgarró la tranquila noche, clavándose en el cerebro de Javier como una premonición. Era el hospital.

Una voz monótona le informó del accidente de su abuela, Elena Torres, ingresada en urgencias. El mundo de Javier se detuvo, su pilar, la mujer que lo crió, ahora estaba en estado crítico con una fractura craneal.

Mientras Javier intentaba procesar la noticia, Sofía, su esposa, llegó, sus ojos fríos buscando a otra persona. "¿Dónde está Rodrigo? ¿Está bien?". Rodrigo, el joven diseñador al que Sofía protegía.

La incredulidad de Javier se convirtió en furia cuando Sofía defendió a Rodrigo, culpó a su abuela del "accidente" y le reveló que había manipulado la investigación. Él descubrió que Rodrigo se había saltado un semáforo en rojo. La amenaza de Sofía, de congelar sus cuentas y prohibirle ver a su abuela si la demandaba, lo dejó sin aliento, sintiéndose atrapado.

En medio de su desesperación, recogiendo las últimas cosas de su abuela, Javier las encontró en su propia casa: Sofía y Rodrigo, coqueteando, conspirando, llamándolo "la pequeña piedra en el zapato". La traición se clavó en su corazón.

De repente, un sobre polvoriento reveló un secreto: la patente del esmalte "Azul Cobalto Lunar" de su abuela, la base del imperio de Sofía, ahora le pertenecía. El poder había cambiado de manos. Con esta revelación, Javier recuperó su voz, su propósito: "Voy a destruir tu negocio para salvarla a ella". La guerra acababa de comenzar.

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Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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