La Venganza de La Ceo Nueva

La Venganza de La Ceo Nueva

Gavin

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Capítulo

Una noche, la alegría de nuestro aniversario se transformó en un grito silencioso. Ricardo, mi esposo, aquel que juró protegerme, me sonrió mientras celebrábamos, nuestro hijo creciendo en mi vientre. Pero en un instante, todo se desmoronó, un empujón brutal y la caída por las escaleras me robaron el aire, el bebé, y la movilidad de mis piernas. Desperté en el hospital, con Ricardo a mi lado, su angustia parecía real, hasta que escuché las voces veladas. Camila, su amante, confirmando el éxito del "aborto planeado" y discutiendo mi parálisis. "El médico lo confirmó, el aborto fue... exitoso. El problema es la parálisis, no estaba en el plan que fuera tan evidente" . "Con ella paralítica y sin el bebé que nos estorbaba, el camino está libre para Marcos. La herencia será para mi hijo, para nuestro hijo" . ¡No fue un accidente! Mi esposo, el hombre que amaba, había orquestado la muerte de nuestro hijo y mi parálisis para beneficiar a su bastardo. La noticia de mi infertilidad me vació, pero en medio de la desolación, una chispa de fuego helado encendió mi alma: no más lágrimas, solo una férrea determinación. Fingiría sumisión, la muñeca rota que querían, y usaría su confianza en su contra. Me fui a Suiza, no para una cura milagrosa, sino para mi renacimiento, mientras ellos celebraban su falsa victoria en mi ausencia. El juego acababa de cambiar de reglas. Cuando la empresa de Ricardo colapsó, regresé no como la víctima, sino como la nueva presidenta, lista para reclamar lo que era mío y ajustar cuentas.

Introducción

Una noche, la alegría de nuestro aniversario se transformó en un grito silencioso.

Ricardo, mi esposo, aquel que juró protegerme, me sonrió mientras celebrábamos, nuestro hijo creciendo en mi vientre.

Pero en un instante, todo se desmoronó, un empujón brutal y la caída por las escaleras me robaron el aire, el bebé, y la movilidad de mis piernas.

Desperté en el hospital, con Ricardo a mi lado, su angustia parecía real, hasta que escuché las voces veladas.

Camila, su amante, confirmando el éxito del "aborto planeado" y discutiendo mi parálisis.

"El médico lo confirmó, el aborto fue... exitoso. El problema es la parálisis, no estaba en el plan que fuera tan evidente" .

"Con ella paralítica y sin el bebé que nos estorbaba, el camino está libre para Marcos. La herencia será para mi hijo, para nuestro hijo" .

¡No fue un accidente! Mi esposo, el hombre que amaba, había orquestado la muerte de nuestro hijo y mi parálisis para beneficiar a su bastardo.

La noticia de mi infertilidad me vació, pero en medio de la desolación, una chispa de fuego helado encendió mi alma: no más lágrimas, solo una férrea determinación.

Fingiría sumisión, la muñeca rota que querían, y usaría su confianza en su contra.

Me fui a Suiza, no para una cura milagrosa, sino para mi renacimiento, mientras ellos celebraban su falsa victoria en mi ausencia.

El juego acababa de cambiar de reglas.

Cuando la empresa de Ricardo colapsó, regresé no como la víctima, sino como la nueva presidenta, lista para reclamar lo que era mío y ajustar cuentas.

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5.0

Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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