La Venganza de La Primera Dama

La Venganza de La Primera Dama

Gavin

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Capítulo

En mi vida anterior, mi hermana Sylvia apareció ante mí, cubierta de marcas de abuso, abandonada en la fría morgue tras casarse con el presidente Máximo Castillo. Luego, el olor a tabaco cubano lo envolvió todo y un dolor agudo me atravesó la espalda, ahogándome en mi propia sangre. Cuando volví a abrir los ojos, me encontré de vuelta en mi cama en la mansión García, ¡el mismo día en que Máximo venía a proponer matrimonio a mi hermana! Reconocí este día, el inicio de nuestra tragedia, y el recuerdo de su cuerpo sin vida, el mío propio asesinado, y la traición me llenaron de una furia helada. Esta vez, no dejaré que la historia se repita; esta vez, yo seré quien se case con el monstruo, entrando en la boca del lobo para asegurar nuestra venganza y cambiar nuestro destino.

Introducción

En mi vida anterior, mi hermana Sylvia apareció ante mí, cubierta de marcas de abuso, abandonada en la fría morgue tras casarse con el presidente Máximo Castillo.

Luego, el olor a tabaco cubano lo envolvió todo y un dolor agudo me atravesó la espalda, ahogándome en mi propia sangre.

Cuando volví a abrir los ojos, me encontré de vuelta en mi cama en la mansión García, ¡el mismo día en que Máximo venía a proponer matrimonio a mi hermana!

Reconocí este día, el inicio de nuestra tragedia, y el recuerdo de su cuerpo sin vida, el mío propio asesinado, y la traición me llenaron de una furia helada.

Esta vez, no dejaré que la historia se repita; esta vez, yo seré quien se case con el monstruo, entrando en la boca del lobo para asegurar nuestra venganza y cambiar nuestro destino.

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5.0

El aire denso y sofocante de la habitación de hotel barata me asfixiaba. Frente al espejo manchado, la joven de ojos vacíos que me devolvía la mirada era casi una extraña. Pero el montón de billetes en la mesita de noche era real, sucio, tangible. Cien mil pesos. El precio, me convencía, de la vida de Alejandro. Por él, todo valía la pena; incluso la pureza que había sacrificado. Con el corazón latiéndome entre la esperanza y el pánico, corrí al hospital, el olor familiar a antiséptico prometiendo un nuevo comienzo. Pero al doblar la esquina, risas. No, no risas de alivio, sino carcajadas burlonas; la voz de Valeria, mi detestable rival, seguida por la de Alejandro. "¿En serio te creíste que esa tonta iba a conseguir la lana?" , dijo Valeria. "Claro que sí, mi amor. Sofía es tan ingenua... Le monté el numerito del enfermo terminal y se lo tragó enterito. Ya debe estar vendiendo hasta el alma para juntar el dinero" , respondió Alejandro. El suelo bajo mis pies se derrumbó. Su enfermedad, nuestro amor, todo era una farsa cruel. Una elaborada venganza por una beca que yo gané con mi esfuerzo. "Cuando traiga el dinero, la grabaré... Será la humillación de su vida" , susurró Alejandro, su voz conspiradora. Ahogué un sollozo, el dolor físico y emocional era insoportable. Me habían golpeado, manipulado, usado para el entretenimiento de una audiencia cruel. ¿Por qué? ¿Por qué esta maldad? En medio de mi desesperación, el teléfono sonó. Una llamada de Londres. La inoportuna noticia de un abuelo al que creía muerto para mí. Pero en ese instante de quiebre, una idea. Una única y afilada oportunidad para escapar. Decidí que no me destruirían. Esta vez, se acabó la Sofía ingenua. Ahora solo quedaba una Sofía decidida a contraatacar. Y ellos, mis torturadores, pagarían.

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