La Venganza de La Primera Dama
e la de mi hermana Sylvia, su cuerpo cubierto d
nate del café, había ido a la residencia
ecir una palabra, un dolor
s sentidos mientras caía al suel
sol entraba por la ventana de mi
n latía c
esidente Máximo Castillo vendría a pro
el comienzo de
, salté de la cama y
, el convoy presidencia
el vestíbulo, su rostro lleno de orgullo,
la nación, entró con una sonrisa
go a pedir la mano
ero para mí, era el
pudiera responder, me
tillo, me halaga
raron, confundidos. Mi
haciendo? La propue
miré directamente
quien se casar
nstante. Me estudió, su mirada calcu
voz era un susurro furioso. "Deja de hacer
é de su
mi hermana. Casarse conmigo le traerá los mismos beneficios. De
una nueva sonrisa, una llena d
audaz. Me
ce que su hija menor ha tomado una decisión. A
ónito, pero el acu
yo entraría en la guarida del lobo, y me a