El Precio de un Corazón

El Precio de un Corazón

Gavin

5.0
calificaciones
82
Vistas
11
Capítulo

El funeral de mi padre, un respetado guitarrista de flamenco, era un día de dolor y silencio en Sevilla. Mientras ajustaba su camisa blanca en el ataúd, una fina cicatriz roja en su pecho me heló la sangre: era quirúrgica y fresca. Mi padre murió en un accidente, sin tiempo para cirugías. La verdad llegó con un mensaje de texto brutal: "El corazón de tu padre fue donado. Consentimiento firmado por Mateo Vargas, familiar más cercano". Mateo, mi prometido de seis años, el hombre por quien lo dejé todo, había entregado el corazón de mi padre a Carmen, mi mejor amiga. «Carmen lo necesitaba», dijo él con descaro, «su corazón estaba fallando y lleva a mi hijo en su vientre. Necesitaba ese corazón para sobrevivir». Mi mundo se hizo pedazos: mi padre, mi prometido, mi amiga... todo era una mentira, y él pretendía que aceptara a su bastardo. Cuando cancelé la boda, su respuesta fue arrastrarme y arrojarme a la oscura y asfixiante bodega, la peor de mis pesadillas. Emergí, empapada y cojeando, solo para escucharlos burlarse de mí y su promesa de que "dependerá de mí y aprenderá". La humillación hirvió en mis venas, pero la impotencia de la justicia "normal" me asfixiaba. Un solo número brilló entonces en mi mente, uno que juré jamás volver a marcar. Javier, el Patriarca, el hombre al que había abandonado por Mateo, era mi única esperanza, aunque el precio fuera un juramento de boda que cambiaría mi destino para siempre. «Me casaré contigo», le respondí, mi voz firme, mientras la oscuridad de la habitación de mi padre sellaba el pacto.

Introducción

El funeral de mi padre, un respetado guitarrista de flamenco, era un día de dolor y silencio en Sevilla.

Mientras ajustaba su camisa blanca en el ataúd, una fina cicatriz roja en su pecho me heló la sangre: era quirúrgica y fresca.

Mi padre murió en un accidente, sin tiempo para cirugías.

La verdad llegó con un mensaje de texto brutal: "El corazón de tu padre fue donado. Consentimiento firmado por Mateo Vargas, familiar más cercano".

Mateo, mi prometido de seis años, el hombre por quien lo dejé todo, había entregado el corazón de mi padre a Carmen, mi mejor amiga.

«Carmen lo necesitaba», dijo él con descaro, «su corazón estaba fallando y lleva a mi hijo en su vientre. Necesitaba ese corazón para sobrevivir».

Mi mundo se hizo pedazos: mi padre, mi prometido, mi amiga... todo era una mentira, y él pretendía que aceptara a su bastardo.

Cuando cancelé la boda, su respuesta fue arrastrarme y arrojarme a la oscura y asfixiante bodega, la peor de mis pesadillas.

Emergí, empapada y cojeando, solo para escucharlos burlarse de mí y su promesa de que "dependerá de mí y aprenderá".

La humillación hirvió en mis venas, pero la impotencia de la justicia "normal" me asfixiaba.

Un solo número brilló entonces en mi mente, uno que juré jamás volver a marcar.

Javier, el Patriarca, el hombre al que había abandonado por Mateo, era mi única esperanza, aunque el precio fuera un juramento de boda que cambiaría mi destino para siempre.

«Me casaré contigo», le respondí, mi voz firme, mientras la oscuridad de la habitación de mi padre sellaba el pacto.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
El Castigo de Amor

El Castigo de Amor

Cuentos

5.0

El aroma a cilantro y la risa de Javier llenaban "El Sazón del Alma", nuestro sueño, nuestra vida. Éramos los chefs del momento en la Ciudad de México, nuestro amor, el ingrediente secreto. Pero una noche, una llamada helada lo cambió todo: Javier, accidente grave, Hospital Central. Corrí, cada semáforo en rojo era una tortura, cada minuto una eternidad. Al llegar, mi corazón se detuvo: Javier en la cama y, a su lado, Valentina Díaz, mi eterna rival, aferrada a su mano con asquerosa familiaridad. "Cuidando a mi prometido, ¿tú qué crees?". Ella sonrió, viperina. "Javier, ella es Sofía, una empleada obsesionada. Sácala, me duele la cabeza". Javier me miró con fastidio: "No sé quién eres, ¡lárgate!". Fui arrastrada del hospital, humillada, rota. Valentina, susurró: "Él es mío, y el restaurante también. Te quedarás sin nada". Los días siguientes fueron un infierno: me quitaron todo, me dejaron en la calle. Pero en la oscuridad, una pequeña luz: estaba embarazada. Un pedacito de Javier y mío. Con la prueba en mano, lo busqué para compartirle la noticia, pero él, aún bajo el hechizo de Valentina, me empujó, negando a nuestro hijo. Días después, un coche me atropelló. Desperté en el hospital, y el doctor me dio la noticia: "Perdiste al bebé". El mundo se desmoronó. Esa noche, el destino me reveló la cruel verdad: Valentina, en una llamada telefónica, confesó que todo era un plan, que la amnesia de Javier era temporal, que me había robado a mi esposo, mi restaurante y, ahora, a mi hijo. No había lágrimas, solo una calma helada. Dejé una nota a mi madre y me fui, sin mirar atrás. En la soledad de un pueblo costero, sanaba, o eso creía, hasta que Javier apareció, buscando llevarme de vuelta a una macabra farsa para "salvar" a Valentina. No entendía cuándo se había convertido en su títere. Cuando se fue, el doctor Ricardo me reveló la verdad: Valentina planeaba extirparme el corazón, literalmente. Fui secuestrada, atada a una silla, mientras mi sangre fluía en lo que creí era un trasplante para ella, y Javier... Javier la miraba con amor, ajeno a mi tormento. Al salir, Javier me ofreció dinero, humillándome. Rechacé sus sucias monedas y le juré que no me pisotearían más. Su boda era inminente. Intenté luchar, pero él, ciego, se puso de lado de Valentina, enviándome al "Pozo de las Lamentaciones", una prisión de torturas. Allí, padecí el silencio, la vanidad, el frío, la soledad y el arrepentimiento. Luego, él apareció de nuevo, llevándome a su mansión, una jaula dorada. Y escuché la verdad: Valentina necesitaba un trasplante, ¡y querían mi corazón! Me desmayé. Al despertar, era el día de su boda. Destrocé cada foto de nuestro pasado y arrojé nuestro dije del sol. Sofía Rojas, la enamorada, moriría ese día. No dormiría. A medianoche, Javier entró, susurró promesas vacías, un beso de Judas en mi frente. Me fui, dejándolos en el altar, caminé hacia el Puente del Olvido, bebí el Agua del Leteo. Me arrojé al río, un paso hacia la libertad. El mundo se desvaneció. Para él, yo ya no existía. En su desesperación, Javier corrió al río, pero era tarde. La guardiana le reveló: "La mujer que buscas ya no existe, te ha olvidado para siempre". El golpe lo destrozó. Quiso seguirme, pero no lo dejaron. Valentina llegó, furiosa por ser abandonada en el altar, y la guardiana, revelada como una deidad, la desenmascaró: era una traidora cósmica. El odio de Javier explotó al ver las visiones de su engaño, cada cruel manipulación. La justicia divina actuó: Valentina fue borrada de la existencia. Javier, sentenciado a cien vidas de sufrimiento, a perder su amor una y otra vez. Y yo, la Señora de los Soles, renacida y sin recuerdos, fui designada para supervisar su castigo.

La Venganza de La Ingenua

La Venganza de La Ingenua

Cuentos

5.0

El olor a metal y la sangre llenaban mis pulmones. En mi vida pasada, morí sola en la carretera, abandonada por mi hermano Mateo y nuestra prima Isabella, quienes se negaron a llevarme al hospital. Dijeron que exageraba un dolor de estómago para arruinar la fiesta de cumpleaños de Isabella. Era apendicitis, que se volvió peritonitis. Vi mi propio funeral, a mi abuela Elena destrozada por el dolor, y a Mateo e Isabella celebrando, destruyendo el legado familiar que tanto amaba. La traición me consumió, y mi abuela, con el corazón roto, me siguió poco después. Hasta ahora. Un chirrido de neumáticos y un golpe seco. El mismo accidente, el mismo día fatídico que me llevó a la tumba. Pero esta vez, estaba aquí, y mi abuela yacía inconsciente a mi lado. En mi vida anterior, la llamé a ellos primero, lo que nos costó todo. Esta vez no. Mi cerebro trabajó a una velocidad vertiginosa. No podía depender de Mateo, ni de Isabella. Saqué mi teléfono, llamando a emergencias, asegurándome de que esta vez, mi abuela viviría. Pero la supervivencia de mi abuela dependía de una transfusión de sangre O negativo, un tipo de sangre casi imposible de encontrar. Contacté a Mateo e Isabella, quienes compartían el mismo tipo de sangre, y les rogué ayuda. Ellos, ciegos por la codicia y la manipulación de Isabella, se burlaron, acusándome de arruinar su fiesta de cumpleaños. El médico corroboró la urgencia de sangre, pero respondieron con crueldad, colgándome. Me sentí completamente sola, con el pánico invadiéndome mientras buscaba desesperadamente donadores. Cuando encontré un donador, Ricardo, Mateo e Isabella lo contactaron, mintiéndole y persuadiéndolo de no venir. La vida de mi abuela pendía de un hilo, y ellos estaban dispuestos a dejarla morir por un capricho. Pero no esta vez. No iba a suplicarles. Iba a luchar. Ya no era la nieta ingenua que confiaba ciegamente en su familia. La muerte me había enseñado la lección más dura de todas. El dolor insoportable se transformó en una furia helada. Conseguí contactar a una red privada de donación de sangre y pagué una fortuna, era nuestra última esperanza. Cuando el Dr. Ramos, influenciado por Mateo, intentó evitar la donación, el infierno se desató. ¡No dejaría que la historia se repitiera! Mi abuela viviría, y ellos pagarían por todo el daño causado.

Quizás también le guste

Amor entre Cláusulas

Amor entre Cláusulas

PR
5.0

Hace seis años, ella le salvó la vida. Y durante seis años la había buscado desesperadamente pero era como si hubiera desaparecido de la faz del mundo. Justo cuando estaba a punto de sospechar que todo era sólo un sueño, ella inesperadamente se acercó a él y le dijo: "Soy Andrea Agüero, tu prometida". *** Andrea Agüero, la misteriosa doctora de renombre mundial, se embarcó en un viaje sola, llevando un recuerdo, para cumplir el último deseo de su abuela de buscar a su prometido. En el fondo, secretamente esperaba que el hombre la rechazara. Sin embargo, cuando lo conoció, ¡todo se salió de control! *** Andrea tragó y miró a Sebastián, luego preguntó: "¿Señor Muñoz? ¿Se casará conmigo?". Ella todavía estaba anticipando el rechazo del hombre. "¿Qué pasa si no estoy interesado?" Internamente exultante, Andrea logró mantener la calma exterior y dijo: "Aunque, esta es la intención de mi abuela, pero si no estás dispuesto, no te obligaré a casarte conmigo. Te devolveré el colgante y el contrato de matrimonio". será nulo de pleno derecho." Las palabras fueron expresadas con gran cortesía: ¡excelente, misión cumplida! Sin embargo, de repente, Sebastian se acercó a ella, con una pequeña sonrisa en sus labios. "Pero... mi familia es extremadamente íntegra. Dado que mi abuelo ya hizo este trato, sería una falta de respeto por mi parte negarme y mi negativa haría parecer que mi familia no cumple su palabra". Esta declaración inmediatamente puso a Andrea en alerta máxima, frunciendo el ceño mientras preguntaba: "Entonces tú..." "Entonces... casémonos." Sebastián soltó una bomba en un tono suave. ¡Cómo podría ser esto!

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro