Cuando el Amor Duele Más que la Muerte

Cuando el Amor Duele Más que la Muerte

Gavin

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Fui la bailaora de flamenco más prometedora de Sevilla, pero por dos años, mi vida se redujo a ser un juguete en las manos de Máximo Castillo. Lo llamaban mi amante, pero era mi torturador, y cada golpe, cada humillación, la soportaba por Leo, mi hermano gemelo, cuya vida dependía de Máximo y un trasplante de médula. Él prometió salvarlo, pero el precio fue mi dignidad, mi libertad, mi todo, mientras me creía culpable de un crimen que no cometí, instigado por aquella a quien llamé mi mejor amiga, Scarlett. ¿Cómo explicarle que la verdad sobre su hermana, Annabel, era un secreto que debía proteger a toda costa, incluso si significaba sufrir su ciego odio y la tortura más abyecta, como cuando me arrancaron un trozo de piel para injertárselo a Scarlett? Pero mi infierno alcanzó su cumbre de crueldad cuando, justo antes de la cirugía que salvaría a Leo, Máximo retiró los fondos, condenando a mi hermano a morir en mis brazos, y con él, el último hilo de mi propia vida. Mientras yo me extinguía, Annabel apareció, viva, y con ella, la verdad, revelando el vil complot de Scarlett y su padre que nos había destruido a todos, dejando a Máximo el peso de su irreparable error. Morí con el amor que siempre le tuve, mientras él, consumido por la culpa y la desesperación, destrozaría lo que quedaba de su vida por la mía.

Introducción

Fui la bailaora de flamenco más prometedora de Sevilla, pero por dos años, mi vida se redujo a ser un juguete en las manos de Máximo Castillo.

Lo llamaban mi amante, pero era mi torturador, y cada golpe, cada humillación, la soportaba por Leo, mi hermano gemelo, cuya vida dependía de Máximo y un trasplante de médula.

Él prometió salvarlo, pero el precio fue mi dignidad, mi libertad, mi todo, mientras me creía culpable de un crimen que no cometí, instigado por aquella a quien llamé mi mejor amiga, Scarlett.

¿Cómo explicarle que la verdad sobre su hermana, Annabel, era un secreto que debía proteger a toda costa, incluso si significaba sufrir su ciego odio y la tortura más abyecta, como cuando me arrancaron un trozo de piel para injertárselo a Scarlett?

Pero mi infierno alcanzó su cumbre de crueldad cuando, justo antes de la cirugía que salvaría a Leo, Máximo retiró los fondos, condenando a mi hermano a morir en mis brazos, y con él, el último hilo de mi propia vida.

Mientras yo me extinguía, Annabel apareció, viva, y con ella, la verdad, revelando el vil complot de Scarlett y su padre que nos había destruido a todos, dejando a Máximo el peso de su irreparable error.

Morí con el amor que siempre le tuve, mientras él, consumido por la culpa y la desesperación, destrozaría lo que quedaba de su vida por la mía.

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5.0

El Festival Anual de la Vendimia de Mendoza era el evento más importante del año, pero mi esposo, Máximo, canceló nuestros planes familiares a último minuto, alegando una reunión crucial. Sin embargo, al llegar al festival, lo encontré en el escenario, actuando como anfitrión principal junto a su exnovia, Scarlett Salazar, y un niño que él presentaba como su hijo, la imagen misma de la "familia perfecta". Mientras Máximo hablaba de "vida familiar armoniosa", mi propia hija, Ellie, me miró confundida, preguntando por qué papá estaba con "esa señora y ese niño", mientras la multitud aplaudía y yo moría de humillación. La farsa se desmoronó cuando confronté a Máximo, quien no solo me negó públicamente, sino que empujó a nuestra propia hija hasta hacerla caer, mientras la audiencia se reía y aplaudía su "valentía". Mi corazón se heló cuando el hijo de Scarlett, Ivan, le rompió el tobillo a Ellie intencionalmente, y Scarlett arrojó billetes a mis pies, llamándome "florero" y "ama de casa". "¿Por qué papá no nos quiere, Mamá?", susurró Ellie, con los ojos llenos de dolor y traición, mientras la multitud se burlaba y mis "amigos" de negocios se sumaban a las carcajadas. La situación era insostenible, la humillación insoportable, pero yo, Luciana Castillo, la aparentemente "loca fan celosa", no era solo una esposa traicionada; era la dueña anónima y presidenta del Grupo Gust, el conglomerado vitivinícola más grande de Argentina. Y en ese instante, en medio del abucheo, decidí que esta pantomima había terminado. Con una calma aterradora, comencé a pronunciar los nombres de los que me habían humillado, anunciando el fin de sus contratos con mi imperio. Las sonrisas se congelaron, el pánico apareció en sus ojos, porque la verdadera pesadilla estaba a punto de comenzar para ellos.

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