Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Pasteles y Traición

Pasteles y Traición

Gavin

5.0
calificaciones
Vistas
11
Capítulo

Durante años, mi marido Javier lo controló todo: cada euro que ganaba como diseñadora gráfica, cada gasto. Me convenció de que su ahorro extremo era por nuestro futuro, por el sueño de un piso en el barrio de Salamanca, y yo creí que su férreo control era amor. Un día, celebré un gran éxito laboral con mis compañeros, invitándoles a pasteles que costaron 65 euros. Sin avisar, Javier canceló el pago públicamente, humillándome por "malgastar" nuestro dinero ganado con tanto esfuerzo. Ese mismo día, mi mundo se derrumbó: descubrí que le había comprado un bolso Loewe de 2.000 euros a Valentina, su joven y embarazada amante. Su "disciplina" era una farsa, y el "amor" que me profesaba, una cruel jaula. La dueña de la pastelería irrumpió en mi oficina, gritándome "estafadora" y arrojando tarta y café sobre mí, mientras mi tarjeta suplementaria era bloqueada. Me sentí despojada de toda dignidad, y cuando intenté divorciarme, Javier me agredió y me encerró en nuestra propia casa, aislándome del mundo. Prisionera, incomunicada, consumida por el terror: ¿cómo pude amar a un hombre capaz de tanta crueldad? Sola en la oscuridad, me ahogaba en la ira y el pánico, sin saber cuándo y cómo acabaría esta pesadilla. Pero, al límite de la desesperación, encontré un viejo móvil escondido, una diminuta chispa de esperanza para pedir ayuda. Justo cuando estaba a punto de enviarlo, Valentina, la amante de Javier, entró usando su propia llave, desencadenando una escena de furia desatada que nadie esperaba.

Introducción

Durante años, mi marido Javier lo controló todo: cada euro que ganaba como diseñadora gráfica, cada gasto.

Me convenció de que su ahorro extremo era por nuestro futuro, por el sueño de un piso en el barrio de Salamanca, y yo creí que su férreo control era amor.

Un día, celebré un gran éxito laboral con mis compañeros, invitándoles a pasteles que costaron 65 euros.

Sin avisar, Javier canceló el pago públicamente, humillándome por "malgastar" nuestro dinero ganado con tanto esfuerzo.

Ese mismo día, mi mundo se derrumbó: descubrí que le había comprado un bolso Loewe de 2.000 euros a Valentina, su joven y embarazada amante.

Su "disciplina" era una farsa, y el "amor" que me profesaba, una cruel jaula.

La dueña de la pastelería irrumpió en mi oficina, gritándome "estafadora" y arrojando tarta y café sobre mí, mientras mi tarjeta suplementaria era bloqueada.

Me sentí despojada de toda dignidad, y cuando intenté divorciarme, Javier me agredió y me encerró en nuestra propia casa, aislándome del mundo.

Prisionera, incomunicada, consumida por el terror: ¿cómo pude amar a un hombre capaz de tanta crueldad?

Sola en la oscuridad, me ahogaba en la ira y el pánico, sin saber cuándo y cómo acabaría esta pesadilla.

Pero, al límite de la desesperación, encontré un viejo móvil escondido, una diminuta chispa de esperanza para pedir ayuda.

Justo cuando estaba a punto de enviarlo, Valentina, la amante de Javier, entró usando su propia llave, desencadenando una escena de furia desatada que nadie esperaba.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
Mi Corazón de Piedra: Ni Una Mirada Atrás

Mi Corazón de Piedra: Ni Una Mirada Atrás

Cuentos

5.0

El funeral de mi hija fue un espectáculo grotesco, empañado por el aire pesado de la hipocresía de la familia de mi marido. Mi esposo, Alejandro, ni siquiera me miraba; en cambio, consolaba a Carmen, la viuda de su hermano, que lloraba delicadamente sobre su hombro, visiblemente embarazada. Pero el horror no terminó ahí: en ese mismo santuario de luto, Alejandro anunció que el hijo de Carmen era la "nueva bendición" de la familia, mientras yo me ahogaba en el dolor. Lo sabía entonces: mi hija, muerta por un plato de setas venenosas que Carmen le había dado, era ahora solo un preludio para el hijo bastardo que crecía en su vientre. Sentí una fría desesperación: me había quitado el anillo de bodas, y el leve tintineo al caer fue un trueno solo para mí, mientras todos celebraban la atrocidad; mi mundo se detuvo, esperando el golpe final. Ese golpe llegó cuando, tras forzarme a cocinar para su amante, Alejandro exigió que le diera mi útero para un trasplante que salvaría a su hijo, revelando que había asesinado a nuestros gemelos conmigo. La humillación, el dolor y la absoluta malicia de sus acciones encendieron una llama oscura dentro de mí, una promesa silenciosa de venganza. Fui abandonada en una bodega en llamas, pero emergí de las cenizas sabiendo que mi plan apenas comenzaba, y que Alejandro pagaría cada lágrima y cada injusticia. Años después, se arrodilló ante mí, un hombre roto y arrepentido, ofreciéndome de nuevo el mundo; pero yo, Sofía, ya había encontrado mi verdadero amor y mi libertad. El anillo de diamantes voló por el aire, un pequeño destello que caía al mar y arrastraba consigo los últimos vestigios del hombre que había sido mi tormento.

Somos Desconocidos de Sangre Relacionada

Somos Desconocidos de Sangre Relacionada

Cuentos

5.0

Mi nombre es Sofía, y para mis padres, era la hija biológica. Pero después de mi secuestro infantil, regresé a casa para encontrar a mi lugar ocupado por Valeria, la hija adoptada que llenó mi vacío. De princesa de la bodega "Sol de la Mancha", pasé a ser una empleada ignorada, una sombra en mi propio hogar. Un día, mi padre, enólogo jefe, anunció que un lote de uvas estaba contaminado con un pesticida tóxico y exigió trajes de protección para todos. Pero a mí, nadie me dijo nada. En cambio, mi madre, con una cámara en mano y una sonrisa, me ordenó pisar esas mismas uvas descalza para una sesión de fotos. Una astilla del día anterior me había dejado un pequeño corte en el pie, una herida abierta esperando el veneno. Mis padres y mi hermano, cubiertos con trajes protectores, y Valeria, segura a un lado, me observaban mientras el líquido tóxico se filtraba en mi piel. "¡Sonríe, Sofía!", gritaba mi madre, enfocando la cámara. Incluso después de que una jornalera me advirtiera del peligro, ellos siguieron grabando mi agonía. Cuando el veneno ya corría por mis venas, mi familia desestimó mi dolor, mi hermano me llamó "dramática" y "rústica", y mi madre solo se preocupó porque no manchara el suelo. La "princesa" Valeria, la causa de todo, fingía preocupación mientras mi padre la protegía, afirmando que yo debería estar "agradecida" por un techo y un trabajo. En ese instante, todo el amor y la esperanza de recuperar mi lugar se hicieron cenizas. Me di cuenta de que mi vida valía menos que la reputación de su bodega, o la comodidad de una extraña. ¿Realmente querían deshacerse de mí? Con el cuerpo tembloroso por el veneno, me inyecté el antídoto y supe que debía actuar. Esa noche, con el corazón roto pero la mente clara, busqué el número de la Consejería de Agricultura y la Inspección de Trabajo. Adjunté fotos del lagar contaminado con la mancha de mi sangre. Le di a "Enviar". Y luego, hice la maleta.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro