No Soy Tu Tonta Enamorada

No Soy Tu Tonta Enamorada

Gavin

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Capítulo

Era el día de mi boda civil con Javier, el hombre al que di todo, incluso la influencia secreta de mi familia Vargas para catapultar su carrera. Lo esperaba en el ayuntamiento, vestida de blanco, cuando mi teléfono vibró. No era él, sino una foto de Instagram de su protegida, Isabella, en mi cama, con una sonrisa triunfante, anunciando "buenas noticias". Cuando Javier finalmente llamó, su voz no era de disculpa, sino de irritación, diciendo que Isabella había "desmayado" y debían posponer la boda. La humillación me quemaba por dentro al verme plantada, la heredera de Bodegas Vargas, en mi propio "gran día". Pero lo peor llegó después: me llamó para confesar un embarazo con Isabella, ofreciéndome criar a SU BEBÉ en común, y pedirme que ocultara todo, como si yo fuera una idiota manipulable. Cada palabra era un puñal, revelando que para él, yo era solo un "pasaporte" a la élite, una "tonta enamorada" a la que siempre regresaría. Mi hogar, mis pertenencias, todo fue borrado para hacer espacio a ella y "su" embarazo. Me di cuenta de que mi amor fue ciego, mi generosidad, una estupidez. Entonces, al oír a Javier y a Isabella conspirar para usarme y luego desecharme, una frialdad glacial me invadió. En ese momento de quiebre absoluto, no sentí dolor, sino una decisión inquebrantable. Miré mi teléfono y marqué el número de Mateo, mi amigo de la infancia, mi único refugio. "Cásate conmigo, Mateo. Hoy mismo", dije, con una calma que lo sorprendió. Y así, sin mirar atrás, salí de aquella humillación para forjar mi propia venganza.

Introducción

Era el día de mi boda civil con Javier, el hombre al que di todo, incluso la influencia secreta de mi familia Vargas para catapultar su carrera.

Lo esperaba en el ayuntamiento, vestida de blanco, cuando mi teléfono vibró.

No era él, sino una foto de Instagram de su protegida, Isabella, en mi cama, con una sonrisa triunfante, anunciando "buenas noticias".

Cuando Javier finalmente llamó, su voz no era de disculpa, sino de irritación, diciendo que Isabella había "desmayado" y debían posponer la boda.

La humillación me quemaba por dentro al verme plantada, la heredera de Bodegas Vargas, en mi propio "gran día".

Pero lo peor llegó después: me llamó para confesar un embarazo con Isabella, ofreciéndome criar a SU BEBÉ en común, y pedirme que ocultara todo, como si yo fuera una idiota manipulable.

Cada palabra era un puñal, revelando que para él, yo era solo un "pasaporte" a la élite, una "tonta enamorada" a la que siempre regresaría.

Mi hogar, mis pertenencias, todo fue borrado para hacer espacio a ella y "su" embarazo.

Me di cuenta de que mi amor fue ciego, mi generosidad, una estupidez.

Entonces, al oír a Javier y a Isabella conspirar para usarme y luego desecharme, una frialdad glacial me invadió.

En ese momento de quiebre absoluto, no sentí dolor, sino una decisión inquebrantable.

Miré mi teléfono y marqué el número de Mateo, mi amigo de la infancia, mi único refugio.

"Cásate conmigo, Mateo. Hoy mismo", dije, con una calma que lo sorprendió.

Y así, sin mirar atrás, salí de aquella humillación para forjar mi propia venganza.

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Cuentos

5.0

El aire denso y sofocante de la habitación de hotel barata me asfixiaba. Frente al espejo manchado, la joven de ojos vacíos que me devolvía la mirada era casi una extraña. Pero el montón de billetes en la mesita de noche era real, sucio, tangible. Cien mil pesos. El precio, me convencía, de la vida de Alejandro. Por él, todo valía la pena; incluso la pureza que había sacrificado. Con el corazón latiéndome entre la esperanza y el pánico, corrí al hospital, el olor familiar a antiséptico prometiendo un nuevo comienzo. Pero al doblar la esquina, risas. No, no risas de alivio, sino carcajadas burlonas; la voz de Valeria, mi detestable rival, seguida por la de Alejandro. "¿En serio te creíste que esa tonta iba a conseguir la lana?" , dijo Valeria. "Claro que sí, mi amor. Sofía es tan ingenua... Le monté el numerito del enfermo terminal y se lo tragó enterito. Ya debe estar vendiendo hasta el alma para juntar el dinero" , respondió Alejandro. El suelo bajo mis pies se derrumbó. Su enfermedad, nuestro amor, todo era una farsa cruel. Una elaborada venganza por una beca que yo gané con mi esfuerzo. "Cuando traiga el dinero, la grabaré... Será la humillación de su vida" , susurró Alejandro, su voz conspiradora. Ahogué un sollozo, el dolor físico y emocional era insoportable. Me habían golpeado, manipulado, usado para el entretenimiento de una audiencia cruel. ¿Por qué? ¿Por qué esta maldad? En medio de mi desesperación, el teléfono sonó. Una llamada de Londres. La inoportuna noticia de un abuelo al que creía muerto para mí. Pero en ese instante de quiebre, una idea. Una única y afilada oportunidad para escapar. Decidí que no me destruirían. Esta vez, se acabó la Sofía ingenua. Ahora solo quedaba una Sofía decidida a contraatacar. Y ellos, mis torturadores, pagarían.

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