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Morí en la fiesta de celebración de mi esposo, Ricardo, el hombre que mi hija del futuro, Luna, me había asegurado que era mi salvación. La misma noche de su ascenso, con su sonrisa retorciéndose en un gesto cruel, Ricardo me presentó a su "verdadero amor", Isabel, y a su hijo secreto de veinticinco años, revelando que todo lo construyó con mi fortuna. El murmullo de la multitud se convirtió en un zumbido ensordecedor mientras supe la verdad: mi vida entera había sido una mentira, mi sacrificio por un futuro "feliz" fue para financiar su doble vida. El dolor fue tan agudo que mi corazón no lo resistió, dejándome caer y sintiendo el peso de haber condenado a mi hija a esa patraña. Pero al abrir los ojos, el aire frío de la noche me golpeó: estaba de vuelta en la víspera de mi boda con Ricardo, con Luna a mi lado.
Morí en la fiesta de celebración de mi esposo, Ricardo, el hombre que mi hija del futuro, Luna, me había asegurado que era mi salvación.
La misma noche de su ascenso, con su sonrisa retorciéndose en un gesto cruel, Ricardo me presentó a su "verdadero amor", Isabel, y a su hijo secreto de veinticinco años, revelando que todo lo construyó con mi fortuna.
El murmullo de la multitud se convirtió en un zumbido ensordecedor mientras supe la verdad: mi vida entera había sido una mentira, mi sacrificio por un futuro "feliz" fue para financiar su doble vida.
El dolor fue tan agudo que mi corazón no lo resistió, dejándome caer y sintiendo el peso de haber condenado a mi hija a esa patraña.
Pero al abrir los ojos, el aire frío de la noche me golpeó: estaba de vuelta en la víspera de mi boda con Ricardo, con Luna a mi lado.
Cuentos
El aire en la iglesia olía a lirios, el aroma favorito de mi esposo Julián, pero yo lo odiaba con toda mi alma mientras observaba su ataúd. En el funeral, me informaron que Julián me había dejado solo deudas, mientras que toda su fortuna, que había costado nuestra felicidad y la de otros, iba a Sofía, su hermana adoptiva. Los gritos de ira de las víctimas de su medicina defectuosa me rodearon, sus huevos podridos y vegetales arrojados eran un presagio de la miseria que me esperaba. Vendí mis joyas, viví en un apartamento diminuto, y las deudas me ahogaron hasta que el estrés y la desnutrición me llevaron al borde de la muerte. En mi lecho de muerte, solo anhelaba una segunda oportunidad para vivir mi propio sueño, uno que sacrifiqué por un amor que resultó ser una mentira. De repente, abrí los ojos en mi antiguo dormitorio: ¡era el día antes de mi boda con Julián! Él entró, arrogante y demandante, pero esta vez, no sentí nada más que el frío de la tumba. "No iré a la cena. Cancelo la boda. No me casaré contigo, Julián", le dije con una voz firme que nunca antes había tenido. Mientras su furia estallaba, marqué un número: el de mi antigua mentora en la Agencia Espacial Nacional. Allí, esperaban a alguien para un proyecto clasificado: era mi segunda oportunidad y la abracé sin dudarlo.
Cuentos
El frío de la muerte todavía se aferraba a mis huesos, recordándome la sangre que se escapaba, llevándose la vida de mi hijo nonato. El dolor fantasma en mi vientre vacío se mezclaba con la traición de mi hermana Valentina y la indiferencia de mi esposo, el Príncipe Alejandro. Todo se me derrumbó: fui víctima de una "caída accidental" orquestada por Valentina que me robó a mi hijo y mi propia vida. ¿Cómo era posible tanto engaño? ¿Cómo pude ser tan ciega a la maldad que me rodeaba, especialmente la de aquellos a quienes más amaba? Pero contra todo pronóstico, abrí los ojos y el calor del sol me devolvió a la vida, a un momento crucial antes de que la tragedia me consumiera, dándome una segunda oportunidad para reescribir mi destino y el de aquellos que me traicionaron.
Romance
Alejandro Villanueva, un hombre acaudalado, intentó llenar el vacío dejado por la muerte de Sofía, su prometida. Invirtió su fortuna en Isabella Morales, una joven asombrosamente parecida a ella, dándole una vida de lujo, esperando revivir un amor perdido. La víspera de su suntuosa boda, oculto, Alejandro escuchó a Isabella confesar a su amigo Ricardo un plan cruel: "No me casaré con él, lo voy a humillar." Su corazón se hizo piedra. Al día siguiente, canceló la boda. Presenció la tierna complicidad de Isabella con Ricardo, algo nunca visto con él. Ella, incluso, lo abandonó herido en una tienda por socorrer a Ricardo. Luego, la oyó en un bar, describiéndolo como aburrido y contando los días para "liberarse". ¿Cómo fue tan ingenuo? Había intentado comprar un fantasma, un eco, solo para encontrar una traición gélida. La humillación era insoportable, la verdad, demoledora. El amor que buscaba no se compraba, ni se forzaba. Con el corazón ya de piedra, Alejandro cortó todo lazo y partió a Madrid. En el día de lo que habría sido su boda, reemplazó el tradicional video por su propia declaración: "Dado que la novia planeaba abandonarme en el altar, decidí adelantarme. Adiós." Era su golpe final, su doloroso adiós a una ilusión y el inicio de su libertad.
Cuentos
El aroma a cilantro y la risa de Javier llenaban "El Sazón del Alma", nuestro sueño, nuestra vida. Éramos los chefs del momento en la Ciudad de México, nuestro amor, el ingrediente secreto. Pero una noche, una llamada helada lo cambió todo: Javier, accidente grave, Hospital Central. Corrí, cada semáforo en rojo era una tortura, cada minuto una eternidad. Al llegar, mi corazón se detuvo: Javier en la cama y, a su lado, Valentina Díaz, mi eterna rival, aferrada a su mano con asquerosa familiaridad. "Cuidando a mi prometido, ¿tú qué crees?". Ella sonrió, viperina. "Javier, ella es Sofía, una empleada obsesionada. Sácala, me duele la cabeza". Javier me miró con fastidio: "No sé quién eres, ¡lárgate!". Fui arrastrada del hospital, humillada, rota. Valentina, susurró: "Él es mío, y el restaurante también. Te quedarás sin nada". Los días siguientes fueron un infierno: me quitaron todo, me dejaron en la calle. Pero en la oscuridad, una pequeña luz: estaba embarazada. Un pedacito de Javier y mío. Con la prueba en mano, lo busqué para compartirle la noticia, pero él, aún bajo el hechizo de Valentina, me empujó, negando a nuestro hijo. Días después, un coche me atropelló. Desperté en el hospital, y el doctor me dio la noticia: "Perdiste al bebé". El mundo se desmoronó. Esa noche, el destino me reveló la cruel verdad: Valentina, en una llamada telefónica, confesó que todo era un plan, que la amnesia de Javier era temporal, que me había robado a mi esposo, mi restaurante y, ahora, a mi hijo. No había lágrimas, solo una calma helada. Dejé una nota a mi madre y me fui, sin mirar atrás. En la soledad de un pueblo costero, sanaba, o eso creía, hasta que Javier apareció, buscando llevarme de vuelta a una macabra farsa para "salvar" a Valentina. No entendía cuándo se había convertido en su títere. Cuando se fue, el doctor Ricardo me reveló la verdad: Valentina planeaba extirparme el corazón, literalmente. Fui secuestrada, atada a una silla, mientras mi sangre fluía en lo que creí era un trasplante para ella, y Javier... Javier la miraba con amor, ajeno a mi tormento. Al salir, Javier me ofreció dinero, humillándome. Rechacé sus sucias monedas y le juré que no me pisotearían más. Su boda era inminente. Intenté luchar, pero él, ciego, se puso de lado de Valentina, enviándome al "Pozo de las Lamentaciones", una prisión de torturas. Allí, padecí el silencio, la vanidad, el frío, la soledad y el arrepentimiento. Luego, él apareció de nuevo, llevándome a su mansión, una jaula dorada. Y escuché la verdad: Valentina necesitaba un trasplante, ¡y querían mi corazón! Me desmayé. Al despertar, era el día de su boda. Destrocé cada foto de nuestro pasado y arrojé nuestro dije del sol. Sofía Rojas, la enamorada, moriría ese día. No dormiría. A medianoche, Javier entró, susurró promesas vacías, un beso de Judas en mi frente. Me fui, dejándolos en el altar, caminé hacia el Puente del Olvido, bebí el Agua del Leteo. Me arrojé al río, un paso hacia la libertad. El mundo se desvaneció. Para él, yo ya no existía. En su desesperación, Javier corrió al río, pero era tarde. La guardiana le reveló: "La mujer que buscas ya no existe, te ha olvidado para siempre". El golpe lo destrozó. Quiso seguirme, pero no lo dejaron. Valentina llegó, furiosa por ser abandonada en el altar, y la guardiana, revelada como una deidad, la desenmascaró: era una traidora cósmica. El odio de Javier explotó al ver las visiones de su engaño, cada cruel manipulación. La justicia divina actuó: Valentina fue borrada de la existencia. Javier, sentenciado a cien vidas de sufrimiento, a perder su amor una y otra vez. Y yo, la Señora de los Soles, renacida y sin recuerdos, fui designada para supervisar su castigo.
Cuentos
El olor a metal y la sangre llenaban mis pulmones. En mi vida pasada, morí sola en la carretera, abandonada por mi hermano Mateo y nuestra prima Isabella, quienes se negaron a llevarme al hospital. Dijeron que exageraba un dolor de estómago para arruinar la fiesta de cumpleaños de Isabella. Era apendicitis, que se volvió peritonitis. Vi mi propio funeral, a mi abuela Elena destrozada por el dolor, y a Mateo e Isabella celebrando, destruyendo el legado familiar que tanto amaba. La traición me consumió, y mi abuela, con el corazón roto, me siguió poco después. Hasta ahora. Un chirrido de neumáticos y un golpe seco. El mismo accidente, el mismo día fatídico que me llevó a la tumba. Pero esta vez, estaba aquí, y mi abuela yacía inconsciente a mi lado. En mi vida anterior, la llamé a ellos primero, lo que nos costó todo. Esta vez no. Mi cerebro trabajó a una velocidad vertiginosa. No podía depender de Mateo, ni de Isabella. Saqué mi teléfono, llamando a emergencias, asegurándome de que esta vez, mi abuela viviría. Pero la supervivencia de mi abuela dependía de una transfusión de sangre O negativo, un tipo de sangre casi imposible de encontrar. Contacté a Mateo e Isabella, quienes compartían el mismo tipo de sangre, y les rogué ayuda. Ellos, ciegos por la codicia y la manipulación de Isabella, se burlaron, acusándome de arruinar su fiesta de cumpleaños. El médico corroboró la urgencia de sangre, pero respondieron con crueldad, colgándome. Me sentí completamente sola, con el pánico invadiéndome mientras buscaba desesperadamente donadores. Cuando encontré un donador, Ricardo, Mateo e Isabella lo contactaron, mintiéndole y persuadiéndolo de no venir. La vida de mi abuela pendía de un hilo, y ellos estaban dispuestos a dejarla morir por un capricho. Pero no esta vez. No iba a suplicarles. Iba a luchar. Ya no era la nieta ingenua que confiaba ciegamente en su familia. La muerte me había enseñado la lección más dura de todas. El dolor insoportable se transformó en una furia helada. Conseguí contactar a una red privada de donación de sangre y pagué una fortuna, era nuestra última esperanza. Cuando el Dr. Ramos, influenciado por Mateo, intentó evitar la donación, el infierno se desató. ¡No dejaría que la historia se repitiera! Mi abuela viviría, y ellos pagarían por todo el daño causado.
Cuentos
El rugido del motor de mi esposo, Mateo De La Vega, era la banda sonora de mi vida. Hoy, mientras celebraba otra victoria perfecta en las pantallas gigantes, sentí un hielo amargo en las venas. "Ximena, mi amor, mi luz, todo lo que hago es por ti," proclamó ante las cámaras. Mi teléfono vibró con un mensaje cruel: "Vendrá a celebrar su victoria conmigo." Era ella de nuevo, la sombra anónima que meses atrás me envió una foto de Mateo con otra mujer, Isabella. Creí que era un malentendido, pero los mensajes íntimos y las burlas se sucedieron, destrozándome. Y luego, el golpe final en la gala familiar: Mateo, en público, me obsequió un deslumbrante collar de sol, único en el mundo. Solo para que Isabella se presentara, minutos después, con unos aretes de sol idénticos. "Me pregunto dónde tendrá los gemelos ahora," decía su siguiente mensaje, revelando la farsa. Mi mundo se desmoronó, la traición era física, asfixiante. Esa noche, mientras yacía enferma y sedada, la grabadora bajo mi cama registró sus susurros con Isabella: "Ella nunca me dejaría. Me necesita." Y la peor mentira: "Te amo, Ximena. Siempre te amaré…" mientras él la tomaba en mi propia casa. La ironía de Mateo planeando un hijo conmigo mientras Isabella me enviaba la prueba de su embarazo fue el último clavo en el ataúd. Mis lágrimas, una vez de dolor, se transformaron en rabia, en una resolución fría y clara. Me despojé del collar, de su nombre, de su farsa. Dejé la jaula de oro y las pruebas de su traición para volar libre. Ahora, la mujer que fui ha muerto. Y la que renace está lista para encontrar su propia justicia.
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Maia creció como una heredera mimada hasta que la verdadera hija regresó y la acusó falsamente, enviándola a la cárcel con la ayuda de su prometido y su familia. Cuatro años después, fue liberada y se casó con Chris, un notorio paria. Todos creían que Maia había terminado, pero pronto descubrieron que ella era en secreto una famosa joyera, una élite hacker, una chef celebridad y una top diseñadora de juegos. Mientras su familia anterior le suplicaba ayuda, Chris sonrió con calma: "Cariño, vamos a casa". Fue entonces que Maia se dio cuenta de que su "inútil" esposo era un magnate legendario que la había amado desde el principio.
EXTRACTO DEL LIBRO. "Quítate la ropa, Shilah. Si tengo que decirlo de nuevo, será con un látigo en la espalda", sus frías palabras llegaron a sus oídos, provocando que le recorriera un escalofrío por la espalda. La chica sostuvo su vestido con fuerza contra su pecho, sin querer soltarlo. "Soy virgen, mi rey " su voz era demasiado débil para decir con claridad las palabras, que apenas se escucharon. "Y tú eres mi esposa. No lo olvides. Te pertenezco desde ahora y para siempre. Y también puedo optar por poner fin a tu vida si así lo quieres. Ahora, por última vez, quítate la ropa". * * Shilah era una joven que provenía de los hombres lobo, también conocidos como los pumas. Creció en una de las manadas más fuertes, pero desafortunadamente, no tenía habilidades de lobo. Ella era la única de su manada que era un lobo impotente y, como resultado, su familia y otros siempre la intimidaban. Pero, ¿qué sucede cuando Shilah cae en manos del frío Alfa Dakota, el Alfa de todos los demás Alfas? También era el superior y líder de los chupadores de sangre, también conocidos como vampiros. La pobre Shilah había ofendido al rey Alfa al desobedecer sus órdenes y, como resultado, este decidió asegurarse de que ella nunca disfrutara de la compañía de los suyos al tomarla como su cuarta esposa. Sí, cuarta. El rey Dakota se había casado con tres esposas en busca de un heredero, pero había sido difícil ya que solo dieron a luz niñas: ¿Era una maldición de la diosa de la una? Era un rey lleno de heridas, demasiado frío y despiadado. Shilah sabía que su vida estaría condenada si tenía que estar en sus brazos. Tanbíen tenía que lidiar con sus otras esposas aparte de él. Ella fue tratada como la peor de todas, ¿qué pasaría cuando Shilah resulta ser algo más? ¿Algo que nunca vieron?
"Tú necesitas una novia y yo un novio. ¿Por qué no nos casamos?". Abandonados ambos en el altar, Elyse decidió casarse con el desconocido discapacitado del local de al lado. Compadecida de su estado, la chica prometió mimarlo una vez casados, pero no sabía que en realidad era un poderoso magnate. Jayden pensaba que Elyse se había casado con él solo por su dinero, por eso planeaba divorciarse cuando ya no le fuera útil. Sin embargo, tras convertirse en su marido, él se enfrentó a un nuevo dilema: "Ella sigue pidiéndome el divorcio, ¡pero yo no quiero! ¿Qué debo hacer?".
"El amor aparece en los momentos más inesperados". Weldon se convirtió en otro hombre tras la muerte de su esposa. Se olvidó de las aventuras amorosas, y se enfocó en criar a su hijo. Todos pensaban que no le daría otra oportunidad al amor. Un día, su recién contratada médica familiar lo visitó. La doctora intentaba hacer su trabajo mientras Weldon no le quitaba los ojos de encima. Ella terminó con los pelos de punta por esa mirada y terminó huyendo de él. La situación pronto se salió de su control. Dos meses después, la médica familiar se convirtió en la nueva esposa de Weldon. Todos a su alrededor querían saber cómo logró que él superara el dolor y también se casara con ella. "Bueno, es sencillo. Le prometí darle dos hijos más siempre y cuando me pidiera matrimonio." La nueva esposa apareció con dos niños que eran copias exactas de Weldon. Esto causó rumores en el pueblo y generó aún más preguntas. ¿Quién era esta mujer? ¿Y cómo terminó con esos niños?
Ocultada por años por el Estado a pesar de ser multimillonaria, Grace pasó por tres hogares de acogida. En el cuarto, la adinerada familia Holden la llenó de atenciones, lo que provocó afirmaciones maliciosas de que era una estafadora sinvergüenza. Esas mentiras se desvanecieron cuando un rector universitario la saludó: "Profesora, su laboratorio está listo". Un destacado director ejecutivo le entregó una carpeta, diciendo: "Jefa, ¡nuestros beneficios se dispararon un 300% este año!". Una organización internacional de hackers llamó a su puerta y anunció: "¡El mercado financiero colapsaría sin usted!". Colton, un misterioso magnate, la sujetó con delicadeza, antes de sentenciar: "La diversión se acabó. Tendremos hijos". "¡No estuve de acuerdo con eso!", objetó Grace, sonrojándose. "Una isla por cada hijo", insistió él, colocando una tarjeta negra en su mano.
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