El Heredero de Hierro del Sol: Mi Regreso Triunfal

El Heredero de Hierro del Sol: Mi Regreso Triunfal

Gavin

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Capítulo

Mi relación de diez años con Sofía, mi mánager y prometida, terminó el día de nuestra boda. O, para ser más precisos, el día que se suponía que sería nuestra boda. Me dejó plantado en el altar por Mateo, su amor platónico de juventud. Cuando regresó, inició un cruel juego de manipulación, despojándome de mi carrera, mis trofeos, y el prestigioso premio 'Estoque de Oro' , al que tanto me sacrifiqué. La humillación pública alcanzó su cúspide cuando, en la ceremonia de entrega del premio, Mateo, instigado por ella, me ordenó que le limpiara los zapatos. Me negué, y en medio del caos, Mateo fingió una agresión para incriminarme, mientras Sofía me abofeteaba, confirmando mi caída en desgracia. Fui acusado de violento, mi imagen pública destrozada, mi carrera suspendida indefinidamente. Mi calvario no terminó ahí; en un engaño cruel, Mateo destrozó mi mano de torero y me abandonó en un pajar en llamas, con Sofía observando y eligiendo salvarlo a él. Yace en el hospital, con mi carrera destrozada y mi mano inmovilizada, abandonado por todos. ¿Cómo iba a superar esto, cómo un torero sin su mano derecha podría seguir adelante? Lo que ellos no sabían era que esa herida no era el final, sino el inicio de mi verdadero legado. Era el momento de que el heredero de "Hierro del Sol", la dinastía más poderosa del toreo, revelara su verdadera identidad y reclamara lo que era suyo.

Introducción

Mi relación de diez años con Sofía, mi mánager y prometida, terminó el día de nuestra boda.

O, para ser más precisos, el día que se suponía que sería nuestra boda.

Me dejó plantado en el altar por Mateo, su amor platónico de juventud.

Cuando regresó, inició un cruel juego de manipulación, despojándome de mi carrera, mis trofeos, y el prestigioso premio 'Estoque de Oro' , al que tanto me sacrifiqué.

La humillación pública alcanzó su cúspide cuando, en la ceremonia de entrega del premio, Mateo, instigado por ella, me ordenó que le limpiara los zapatos.

Me negué, y en medio del caos, Mateo fingió una agresión para incriminarme, mientras Sofía me abofeteaba, confirmando mi caída en desgracia.

Fui acusado de violento, mi imagen pública destrozada, mi carrera suspendida indefinidamente.

Mi calvario no terminó ahí; en un engaño cruel, Mateo destrozó mi mano de torero y me abandonó en un pajar en llamas, con Sofía observando y eligiendo salvarlo a él.

Yace en el hospital, con mi carrera destrozada y mi mano inmovilizada, abandonado por todos.

¿Cómo iba a superar esto, cómo un torero sin su mano derecha podría seguir adelante?

Lo que ellos no sabían era que esa herida no era el final, sino el inicio de mi verdadero legado.

Era el momento de que el heredero de "Hierro del Sol", la dinastía más poderosa del toreo, revelara su verdadera identidad y reclamara lo que era suyo.

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