Corazón Cautivo, Alma Libre

Corazón Cautivo, Alma Libre

Gavin

5.0
calificaciones
2.4K
Vistas
12
Capítulo

Llegué a Cartagena, una ciudad para mí desconocida, buscando desesperadamente un nuevo comienzo y escapar de un pasado que me atormentaba. Mi tía Isabel, creyendo ayudar, me presentó en una fiesta que se convertiría en mi infierno personal. Un cóctel "inocente" de mi prima Catalina, lleno de una sustancia extraña, nubló mis sentidos por completo. Terminé humillada, aferrada al brazo de Alejandro De la Vega, el arquitecto más influyente y respetado de la alta sociedad. Su mirada fría y llena de desprecio me juzgó al instante, sellando mi destino en sus ojos. Pero el verdadero horror acababa de empezar: Catalina, consumida por la envidia, no se detuvo allí. Con la complicidad de Doña Mercedes, mi tía, las acusaciones se multiplicaron, ahogándome en un mar de calumnias. Fui señalada como una bruja debido a unas hierbas de buena suerte, una ladrona por una artimaña suya y una agresora. Cada vez que intentaba defenderme, mis palabras eran retorcidas y utilizadas en mi contra, confirmando a todos sus prejuicios sobre mí. Mi nombre, ya frágil por los rumores de mi pueblo, fue arrastrado por el fango, convirtiéndome en la "cazafortunas manipuladora" de Cartagena. Me encontraba completamente sola, aislada, con el corazón destrozado y la reputación devastada. ¿Cómo podía una mujer enfrentarse a una conspiración tan cruel y tan bien orquestada? La injusticia me sofocaba, la impotencia me consumía; mi alma, capturada en esa red de mentiras, clamaba por libertad. Pero incluso en la más profunda desesperación, una chispa de rebeldía se encendió en mí. Convertí mi dolor en música, en melodías que fluían desde lo más hondo de mi ser, y así, como "Brisas del Sinú", comencé a cantar. Lo que nadie sabía es que esa voz, antes silenciada por el prejuicio, pronto se convertiría en la clave para desvelar la verdad y reclamar mi libertad.

Introducción

Llegué a Cartagena, una ciudad para mí desconocida, buscando desesperadamente un nuevo comienzo y escapar de un pasado que me atormentaba.

Mi tía Isabel, creyendo ayudar, me presentó en una fiesta que se convertiría en mi infierno personal.

Un cóctel "inocente" de mi prima Catalina, lleno de una sustancia extraña, nubló mis sentidos por completo.

Terminé humillada, aferrada al brazo de Alejandro De la Vega, el arquitecto más influyente y respetado de la alta sociedad.

Su mirada fría y llena de desprecio me juzgó al instante, sellando mi destino en sus ojos.

Pero el verdadero horror acababa de empezar: Catalina, consumida por la envidia, no se detuvo allí.

Con la complicidad de Doña Mercedes, mi tía, las acusaciones se multiplicaron, ahogándome en un mar de calumnias.

Fui señalada como una bruja debido a unas hierbas de buena suerte, una ladrona por una artimaña suya y una agresora.

Cada vez que intentaba defenderme, mis palabras eran retorcidas y utilizadas en mi contra, confirmando a todos sus prejuicios sobre mí.

Mi nombre, ya frágil por los rumores de mi pueblo, fue arrastrado por el fango, convirtiéndome en la "cazafortunas manipuladora" de Cartagena.

Me encontraba completamente sola, aislada, con el corazón destrozado y la reputación devastada.

¿Cómo podía una mujer enfrentarse a una conspiración tan cruel y tan bien orquestada?

La injusticia me sofocaba, la impotencia me consumía; mi alma, capturada en esa red de mentiras, clamaba por libertad.

Pero incluso en la más profunda desesperación, una chispa de rebeldía se encendió en mí.

Convertí mi dolor en música, en melodías que fluían desde lo más hondo de mi ser, y así, como "Brisas del Sinú", comencé a cantar.

Lo que nadie sabía es que esa voz, antes silenciada por el prejuicio, pronto se convertiría en la clave para desvelar la verdad y reclamar mi libertad.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
La Venganza De La Sustituta

La Venganza De La Sustituta

Romance

5.0

Trabajé tres años como asistente personal de Roy Castillo, el heredero del imperio tequilero. Me enamoré perdidamente de él, aunque yo solo era un consuelo, un cuerpo cálido mientras esperaba a su verdadera obsesión, Scarlett Salazar. Cuando Scarlett regresó, fui desechada como si nunca hubiera existido. Fui abofeteada y humillada públicamente, mis fotos comprometedoras filtradas por toda la alta sociedad. En el colmo del desprecio, me forzaron a arrodillarme sobre granos de maíz, mientras Roy y Scarlett observaban mi agonía. Me despidieron, pero no sin antes hacerme pagar un precio final. El dolor de la rodilla no era nada comparado con la humillación, la confusión. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Por qué la mujer que amaba se convertía en mi verdugo, y el hombre al que di todo me entregaba al lobo? Él me vendió como un objeto, como una mercancía, por un estúpido collar de diamantes para Scarlett. Me arrojaron a una habitación de hotel con un asqueroso desconocido, y solo por un milagro, o quizás un último acto de misericordia de Roy antes de irse con ella, logré escapar. Decidí huir. Borrar mi antigua vida, la que había sido definida por la obsesión y el desprecio. Pero el pasado tenía garras. Las fotos, el acoso, me siguieron hasta mi refugio en Oaxaca. ¿Me dejaría consumir por la vergüenza, o me levantaría de las cenizas como el agave, más fuerte y con una nueva esencia? Esta vez, no huiría. Esta vez, lucharía.

La Dignidad no se Vende

La Dignidad no se Vende

Romance

5.0

Mi casa en Triana, que olía a jazmín y a melancolía, estaba a punto de perderse. Con solo dieciocho años y un título de diseño recién empezado, sentí el peso de las deudas de mi padre muerto. La oferta llegó como un salvavidas: acompañar a Ricardo Vargas, un constructor poderoso y enigmático. El "acuerdo" era claro: él salvaría mi hogar, yo sería su compañera discreta. Casi creí que el dinero me había traído un amor inesperado, confundiendo su opulencia con cariño, su posesividad con protección. Pero entonces, apareció Carmen Sandoval, su exnovia. Me citó en un hotel de lujo y, con desprecio, me ofreció tres millones de euros para desaparecer. Ella era su "costumbre favorita", y yo, solo un insecto. Para probarlo, hicimos una cruel prueba con mensajes a Ricardo. El suyo fue respondido con preocupación, el mío, con un frío "Espero no sea grave. Estoy ocupado". Ella sonrió. "¿Ves? No eres nada para él". Me reveló que todos los gestos grandiosos de Ricardo -los jazmines, Noruega- eran réplicas de lo que había hecho por ella. Solo era una sustituta, un eco. La indignidad se volvió insoportable. Un día, Carmen rompió el broche de mi abuela y me acusó de agredirla. Ricardo, sin dudarlo, me encerró en el sótano frío y húmedo, donde casi muero de frío. La humillación final llegó cuando, en una fiesta, él volvió a negarme públicamente. Me trató como un objeto, un insignificante estorbo para el juego de sus celos. ¿Cómo pude ser tan ciega, tan ingenua? El dolor era insoportable, la traición palpable. Me había vendido por una falsa seguridad, por un puñado de billetes. ¿Era mi dignidad el precio? ¿O algo más valioso aún? Pero al despertar del delirio, solo quedó una determinación fría. ¡No más! Era hora de despertar. Con los tres millones de euros de Carmen y una beca para Roma, cortaría todas las ataduras. Mi propio cuento de hadas no necesitaba un príncipe tóxico. Estaba lista para mi verdadera vida.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro