camisa blanca impecable arremangada hasta los codos. Sus ojos oscuros están calientes, llenos de malicia que está dirigida a mi atacante. -Que te jodan -susurra. El hombre gruñe, pero suelta su muñeca. Por un momento pienso que podría decidir pelear con mi protector, pero lo piensa mejor y desaparece entre la multitud. Presto atención a mi salvador y por primera vez en mucho tiempo siento un interés en mi vientre. Me recuerda a Laurence, aunque su cabello es rubio, no oscuro. Tiene la misma presencia, una que absorbe todo el aire de la habitación.