El sol comenzaba a ponerse detrás de los rascacielos que dominaban el horizonte de la ciudad, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y dorados. La vista desde la terraza del edificio de Álex era impresionante, un reflejo perfecto de la vida que había construido: lujosa, imponente, inalcanzable para muchos. Su mirada, sin embargo, no estaba en el horizonte, sino en su celular, observando la pantalla con intensidad. Estaba esperando un mensaje.
La noche que se avecinaba no era cualquier noche. Era la gala anual organizada por la Fundación de Innovación Empresarial, un evento al que asistían solo los más influyentes en el mundo de los negocios y la alta sociedad. Los CEOs, banquero, inversionistas, celebridades y figuras del mundo del arte y la moda se reunían allí, una vez al año, para hacer conexiones y forjar alianzas que definirían el futuro de sus imperios.
Álex se había preparado para este momento durante meses. Sabía que el éxito de esa noche podría catapultar aún más su ya impresionante carrera. Había dominado el sector tecnológico con su empresa Lucid Technologies, la cual estaba a la vanguardia de la inteligencia artificial. No obstante, esta noche no se trataba solo de negocios. Había algo más en juego. Algo mucho más personal. Y lo sabía muy bien.
Valentina.
Había conocido a Valentina meses atrás en un evento similar, pero ella no era la típica mujer que lo impresionaría a simple vista. No era famosa por ser una modelo ni una socialité, aunque su belleza no podía ser ignorada. Lo que lo había atrapado era su independencia, su inteligencia afilada y la manera en que desafiaba a todos los hombres que la rodeaban con su visión de la vida y los negocios. Era la hija del magnate de la moda, dueño de una de las marcas más prestigiosas del mundo, y sin embargo, no se dejaba influir por los hombres que intentaban ganar su favor. Y eso, más que cualquier otra cosa, había encendido una chispa en Álex.
Aquel mensaje que esperaba era de ella. Confirmación de asistencia, pensó mientras miraba la pantalla, pero en su interior sabía que era mucho más que eso. Era la oportunidad para dar el siguiente paso.
"Nos vemos esta noche, Álex. Estoy ansiosa por lo que sucederá."
El mensaje de Valentina lo dejó momentáneamente sin aliento. La respuesta que tanto había anticipado estaba ahí, en su pantalla, y aunque no decía mucho, era suficiente para hacerle imaginar el resto. Nos vemos esta noche era más que una simple frase; era la promesa de una noche llena de incertidumbres, pero también de posibilidades infinitas.
Álex respiró profundo y apagó el teléfono, levantándose de su silla. La gala estaba a punto de comenzar, y la oportunidad que había esperado todo este tiempo estaba a su alcance. Se dirigió al vestidor y comenzó a ponerse el elegante traje negro que había encargado especialmente para esa noche, una pieza de un diseñador exclusivo que solo él podría permitirse. El espejo reflejaba a un hombre joven, de 28 años, de complexión atlética y una mirada decidida, pero algo en su expresión mostraba una lucha interna. Quizás por primera vez, la idea de perder algo que deseaba realmente lo preocupaba.