Era un lugar desierto e inhóspito, rodeado de hermosos árboles y un cielo azul cargado de bellas nubes blancas en toda su extensión, el cual no todos podían ver si se encontraban en una de las "habitaciones" de este recinto. No es un sitio lujoso, ni recomendado por muchos, ya que sus características son bastante tenebrosas.
Las luces parecían parpadear sin llegar a un fin, sus pasillos reflejaban un complejo y oscuro laberinto. Las rejas que rodeaban y delimitaban cada una de las celdas, estaban compuestas por mallas de acero.
-¡Mira, han robado otro banco!
Mis ojos se desviaron hacia la alta chica trigueña que caminaba a mi lado dirigiéndose hacia el patio trasero donde se practicaban algunos deportes. Su cabello ondulado parecía moverse ligeramente con el rápido movimiento de sus pies, y su carácter autosuficiente se reflejaba en su mirada fría y calculadora.
Me escondo por detrás de su intimidante y exagerada espalda ancha. Alcancé a tomar el periódico que ella escondía en uno de los bolsillos de su uniforme, mientras que las gotas de sudor de mi frente comenzaban a pasearse por mi rostro acariciando mis mejillas, deseando no ser descubierta.
Miré la primera página.
-¡Otro atraco de los Hombres de Negro! -decía el título.
Mis ojos se movían rápidamente por las páginas, intentando encontrar lo que tanto había escuchado, y de repente, se detuvieron en una fotografía en la que aparecían dos jóvenes vestidos de negro que sonreían arrogantemente a una cámara.
Acaricio rápidamente mi corta melena negra y al instante devuelvo el rollo de periódico a Sinaloa, sin que se percatarse que lo había tomado por un momento.
–Impresionante, ¿verdad? -le comento a mi compañera de celda.
-Los dos están muy buenos, guapisimos. -me responde Milly con un tono de picardía. -Y además, roban bancos y desaparecen sin dejar rastro alguno.
-Sí, puedo entender totalmente tu entusiasmo. -le respondo. -pero más allá de estar muy guapos los dos y de ser una auténtica delicia, es el plan perfecto q estábamos esperando.
Milly se queda pensando mientras pasa un mechón de cabello por detrás de sus pequeñas orejas y me responde:
-Son los dos delincuentes más buscados de toda Colombia, pero ¿acaso crees q exista la posibilidad de conocerles y llevar a cabo nuestro plan?
Mis oídos comienzan a estremecerse por el estridente sonido de mi alarma, el cual hizo que me despertara de un salto y apagara el reloj sin dudarlo. Mientras restriego mis ojos aun cansados, comento en alta voz:
-¿Esto ha sido un sueño o tan sólo producto de mi imaginación? Bueno, que más da, al final los sueños son solo eso y no sé para qué me preocupo, si jamás se me ha cumplido uno y no creo q éste sea la excepción.
Me dispongo a salir de mi calentita y confortable manta lila, mientras que mi cuerpo comienza a helarse y mi mente a arrepentirse de salir de la cama.
Noviembre era el mes de las mañanas frías, las nubes cubrían el cielo sin dejarle protagonismo al sol ni por tan solo un momento. Era el mes perfecto para derrochar tu estilo con abrigos de piel falsa, pantys gruesas, guantes, bufandas, medias típicas de colores y por último unas botas negras que se robaran el show.
Eso fue lo que escogí cuando me acerqué a mi armario en busca de ropa. Aún con los párpados cansados y el enorme deseo de tumbarme en mi cama y cerrar los ojos, caminé hacia el baño y me metí en la ducha. El agua caliente y placentera, hizo que perdiese más tiempo de lo planeado.
Una vez vestida y arreglada, salí del baño y me dirigí hacia la cocina donde se encontraban mis padres discutiendo, siempre que estaban juntos era la misma historia. Esto ya no era una sorpresa para mí, pues ya me había acostumbrado a sus gritos y peleas.
-Buenos días. -los saludé.
–Buenos días. -me respondieron secamente y al unísono. Entre tanto trataban de ocultar que no pasaba nada, al cuchichear a mis espaldas, mientras abría el refri para servirme un vaso de leche con cereal.
Desayuné y me dirigí hacia la parada donde me esperaría mi amiga Milly para tomar el autobús.
Molesta, al ver que se me hacía tarde, pulsé el botón del semáforo y esperé ansiosa al hombrecito verde. Sólo quería ir a casa y a la cama después de un día interminable de escuela.
-¿Tienes planes para esta noche?. -Me pregunta Milly después de concluir el horario escolar.
Sacudí la cabeza arreglándome el gorro que cubría mis hermosas orejas del frío. El clima parecía estar en sintonía con mis emociones y sentimientos.
-¿Qué te parece si vamos a bailar esta noche a la disco? -me preguntó.
-Sabes muy bien que odio sentir tantas personas a mi alrededor.