Narración por TEDDY
Estaba lloviendo bajo la ciudad y yo veía através de los ventanales, todo a mi alrededor. Mientras sentía una dulce sensación sin explicación, era como si algo bueno me fuera a pasar, por unos minutos y permanecí observando un callejón entre una heladería y un supermercado. Mi auto se encontraba estacionado, mi chofer conducía. Entonces me trasladé hacia donde un viejo amigo pude llegar a tiempo, pensé que no iba a llegar. Mi amigo Leo cuando me vio me miró de arriba a abajo.
—¿Qué diablos me estás mirando? —le pregunté enfadado.
—Oye amigo no te estreses, por favor. Yo no tengo la culpa de que hayas tenido un mal día —me respondió Leo.
Yo lo seguía mirando mal.
—¿No me vas a invitar a pasar estúpido chismoso?
—Pasa idiota.
Entonces pasé hacia adelante y me acomodé en un mueble.
—¿Qué me dices de la mujer esa? —le pregunté al idiota de mi amigo que se dejaba engañar por su novia.
—¿En serio tanto te interesa Teddy?
—Quiero tu tranquilidad amigo.
Mi amigo y yo habíamos tenido ciertos problemas porque él no quiere entender algunas cosas. Yo como su amigo tengo que llevarlo por buen camino y aconsejarle al pobre de que no cometa alguna locura por ella. Después de tanto hablar y pasar una tarde, me retiré del lugar con Leo, lo invité a mi ciudad, él recogió sus cosas y se marchó conmigo, pero yo quería comprar algo y nos detuvimos justamente en aquel supermercado donde permanecí mucho rato meditando. Entré al establecimiento y logré tomar algunas cosas, cuando de pronto un olor a fresas me detuvo en seco quedando fascinado por ese olor, perseguí ese olor hasta que llegué hacia donde provenía.
—Mi mate —susurré lentamente.
Reconocí a mi amor predestinado. Era hermosa, tenía un hermoso cabello largo, delgada y se veía enojada. Me acerqué a ella lentamente. Y esta al percatarse de mí, me miró mal, desvió su mirada, obviamente que me incomodé. Avancé hacia ella y ella me detuvo en seco.
—Lárgate estoy buscando algo aquí —masculló ella muy odiosa de por cierto.
—¿Acaso no puedo yo buscar aquí? —le cuestioné enojado.
—¡Te dije que te vayas! —exclamó mi mate.
—¡No me voy loca! —le grité furiosa—. ¿Quién te crees tú para tratarme así?
—Que atrevido eres, ¡lárgate de mi vista loco!
—¿Y si no me voy qué? —me encaró ella.
—¡Eres un maldito! —fue lo último que dijo y se retiró incómoda.
《Vaya que maldito carácter tiene mi mate》.
Proseguí haciendo mis compras, cuando terminé de comprar casualmente la vi afuera conversando con unos hombres y me puse furioso. Pasé al frente de ella para que me viera y la dejé atónica con un mensaje.
—Me las pagarás Michelle.