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Mi chico de la Deep web

Mi chico de la Deep web

Noah A

5.0
calificaciones
18.2K
Vistas
26
Capítulo

Una página ilegal. Un gusto particular. Un chico deprimido, en su búsqueda por encontrar a su único amigo y el cual está desaparecido. Un atractivo y mentiroso empresario, con problemas de ira y el ego en las nubes. Sus caminos se cruzarán, ¿qué podría salir mal?

Capítulo 1 Nota importante y capítulo 1

Hola, querida o querido lector.

Tal vez me recuerdes de la saga Cazador o la bilogía Cupido, o cualquier otra novela mía, o incluso ninguna y eres nueva/nuevo. Da igual, me presentaré; soy Agares, un placer. Escribo enteramente por diversión, y NO SOY profesional. Como "escritor", siempre intento mejorar y dar lo mejor de mí. Tenganle paciencia a éste ser...

Mis historias son en su mayoría de fantasía, misterio o suspenso, pero esta nueva novela no tiene nada de fantasía, solo misterio/suspenso.

Si eres sensible a ciertos temas (suicidio o canibalismo) te recomiendo pasar de largo e ir a mis otras historias, aunque igual siempre le pongo algo de humor sarcástico o oscuro.

Si estás pasando por lo mismo, o si te sientes solo/sola, busca ayuda profesional, no estas sola/o. Y si necesitas hablar con alguien de cualquier cosa, háblame, no tengas miedo de hacerlo, yo con gusto te recibo. ¡Seamos amix! (puedes hacerlo por mi Instagram:@shit_agares). ¡Eres bienvenido/a! UwU. Éste es un lugar seguro para ti, personita de luz. Y por favor, no seas Dash, Jaeden (mucho menos él), o Allen...

______________________________________

❝La internet profunda❞

Nunca fui muy inteligente⏤y sociable⏤, pero me esforzaba⏤obligatoriamente⏤en serlo, para convertirme en mi padre, o hermanos...

Así que ahí estaba yo, intentando prestarle atención a la maestra, desde el fondo del salón, recargando mi mentón sobre mi mano. Tenía puesto una sudadera negra con capucha, la cual tenía sobre mi cabello negro azabache, y el cual también odiaba, y es que se me era un color demasiado común y aburrido. Amaría tenerlo de un rojizo, como el de mi personaje literario favorita. Amaría tener casi todo de ella, pero desgraciadamente no pertenezco a ese libro, solo soy otra persona humana e inservible.

Gracias, universo, gracias. Siempre tan generoso...

En algún momento desvíe mi mirada hacia la ventana a mi lado, la cual tenía vista al estacionamiento. Un cuervo estaba sobre un auto, comiendo quién sabía qué. Me pregunté si en mi siguiente vida sería un animal. Porque, sinceramente, odiaba la vida humana. Siempre eran tan crueles, y actuaban como si tú le hubieses hecho algo cuando en realidad fueron ellos a ti. Solo te buscaban cuando necesitaban algo de ti y cuando tú ibas a pedirle ayuda, o simplemente porque te sentías solo, te miraban como si hablaras en otro idioma que ellos no entendían.

De repente un chico, de nombre Allen, sentado en la siguiente fila a mi lado, me miró y me entregó una notita, cuidando que la profesora no lo viera. Lo miré como si estuviera loco, ya que le había dejado en claro que nadie podía saber que éramos...¿amigos? Mi familia tenía una reputación que mantener, y me matarían si supieran que soy amigo del rarito y rebelde del salón.

¿Lo irónico? Es que me estaba acercando a ser alguien como Allen, o peor...

«Encontré algo muy interesante, que te cagaras encima cuando lo veas. ¿Vienes a mi casa hoy?» decía el pedazo de hoja.

Tomé un bolígrafo, arranqué una hoja, cuidando de no hacer ruido, y le respondí.

«Bien, pero deja de darme notas en clase, que se ve raro»

Le entregué el pedazo de hoja, asegurándome de que nadie me viera. La leyó y luego volvió a mirar al frente, aunque advertí ver su mandíbula tensa un segundo.

Allen era más delgado que yo, y un poco más bajo. Usaba lentes por su miopía, y tenía algunos granos en el rostro, en cambio yo, por suerte y genética, no, pero lo compensaba con mi inutilidad. Él tenía el cabello castaño claro, muy espeso, ojos cafés, piel blanca y con algunas pecas. Bajo sus ojos lo rodeaban unas ojeras casi moradas, causadas por su insomnio, al igual que yo.

Al terminar las clases, mis hermanas y yo entramos en el auto de nuestra nana Nancy. Tenía tres hermanos mayores: uno⏤Magnus⏤en Chicago siendo detective, otro⏤Blake⏤aún en casa, y el segundo⏤Alexander⏤en nuestra ciudad pero viviendo con su esposa. Luego estábamos los menores⏤aunque yo y mi hermana teníamos casi la misma edad⏤. Audrey: dieciséis años. Sandy: quince años, casi dieciséis. Ashton: diez años. Y yo, Dash: diecisiete.

Al llegar a casa no encontramos a nuestros padres, cosa que ya era común. Siempre estaban viajando, y cuando se encontraban en casa lo único que hacían era hablar por teléfono.

⏤¡Nancy! ⏤le gritó la cocinera desde el marco de la cocina⏤. ¡Tienes una llamada!

⏤¿Le puedes pedir que nos prepare algo rico para cenar? Por favor ⏤le pidió Sandy a Nancy.

Ella asintió y corrió hacia la cocina.

Nana Nancy era como una madre para nosotros, ya que había sido lo más cercana a una madre.

Subí a mi habitación, me cambié de ropa y luego cogí mi otra mochila para después bajar.

⏤Tengo que salir ⏤le comenté a Nancy al estar bajo el marco.

⏤Espere un momento por favor ⏤le pidió a la persona con la que hablaba, para luego verme con una sonrisa amigable⏤. ¿A dónde irás? ¿Llegarás muy tarde?

⏤Estaré en casa de un compañero. Tenemos trabajo en equipo ⏤dije con simpleza.

A Nana Nancy le emocionaba más de lo normal cuando socializaba con otras personas además de mis hermanos. Así que al oír eso sus ojos se iluminaron, y no dudaron en aceptarlo.

⏤De acuerdo, pero no llegues muy noche ⏤intentó no sonar demasiado feliz.

Asenti y fingi irme. Me quedé un momento cerca para oírla.

⏤Creo que esta mejorando ⏤le dijo Nancy a la cocinera. Detecte esperanza en su voz.

⏤¿De verdad? ⏤resoplo ella, como si eso fuese imposible⏤. Yo lo sigo viendo igual. Parece un fantasma.

⏤No digas eso, Katherine ⏤le regaño⏤. Dash es solo un niño. Él necesita salir más, conocer la vida. Necesita conocerse a sí mismo, y saber que no es el único así.

Ay, Nancy, si supieras.

Pedí un Uber para que nadie supiera dónde estaba. Cuando llegue me dirigí a la parte trasera de la casa, esa donde entrabas a la pequeña cocina. Toque la puerta y espere a que alguien abriera.

⏤¡Dash! ⏤la puerta fue abierta por su hermanita de ocho años, quien no dudó en abrazarme.

⏤Hola, pequeña ⏤le acaricie el cabello, tironeándoselo con afecto⏤. ¿Allen está en su habitación?

⏤Síp ⏤respondió con una sonrisa.

Entré y cerré la puerta detrás de mí.

⏤¿Por qué siempre entras por la puerta trasera? ⏤me preguntó Scarlett detrás de mí, mientras me encaminaba hacia las escaleras.

No supe qué decir, así que mentí con rapidez.

⏤Porque Allen me lo pidió.

⏤¿Por qué?

Me encogi de hombros mientras subía las escaleras. Ella se quedó abajo, aún confundida.

Al entrar Allen veía algo en su teléfono con los auriculares puestos, recostado en su cama con un pie sobre el otro, en modo relajado. Envidie su despreocupación por todo.

⏤¿Qué querías mostrarme? ⏤le pregunté luego de quitarle un auricular.

La comisura derecha de su labio se elevó con malicia.

⏤Ven ⏤se puso de pie y se sentó frente a su portátil⏤. ¿Recuerdas cuando te conté sobre algo llamado «La Deep web», o «La internet profunda»?

⏤Sí ⏤respondí, aún sin entender nada.

Me miró, sonriendo como si hubiese hecho una travesura.

⏤Pues logré entrar ⏤dice con orgullo.

Abrí más los ojos.

⏤Pero creí que habías dicho que era imposible ingresar sin correr riesgo.

⏤Lo era, para nosotros dos, siendo muy inútiles, pero para Ray nada es imposible ⏤resoplo con diversión⏤. Él no hackea el mundo porque no quiere.

Ray era otro cerebrito del club de computación, y primo de Allen.

Me acerque más a él, ahora muy interesado.

⏤No he entrado ya que te estaba esperando ⏤comentó mientras movía el ratón⏤. ¿Qué quieres que busque?

⏤No lo sé ⏤me encogi de hombros, un poco nervioso⏤. Cualquier lugar turbio.

⏤«Tráfico de personas», entendido ⏤dijo, para luego teclear y mover el ratón.

⏤¿Eh?...¡No! ⏤moví el ratón con brusquedad para evitar que hiciera eso⏤. No seas tan perverso...

⏤Sabes que es por lo único que respiro ⏤dijo con evidente sarcasmo.

De repente, la voz de su madre resonó por toda la casa.

⏤¡Allen, ven aquí! ⏤lo llamó desde abajo.

El castaño suspiro y se levantó.

⏤Ahora vuelvo. No hables con nadie mientras no esté, Ray dice que es peligroso.

⏤Entiendo ⏤asenti y me senté en su silla.

Luego de un rato navegando⏤cosa que me costará olvidar, porque había encontrado cosas horribles tanto como estúpidas⏤me apareció un anuncio sobre alguien que pagaba dinero si te dejabas comer, sí. Ya hacia falta algo de canibalismo para que supieras que estabas navegando por La Deep web.

Curioso, le di click.

⏤¿Qué haces? ⏤me preguntó Scarlett, sobresaltandome.

Con rapidez me salí de ahí, sin eliminar la ventana, solo mostrando el fondo de pantalla. Black widow se veía bien en ese fanart.

⏤Ah..nada... ⏤me puse de pie y la miré, aún con el corazón latiendo a mil ya que temía que hubiese visto algo turbio.

La pequeña tenía en brazos a su osito de peluche, mientras me veía con curiosa inocencia.

⏤¿Estabas viendo esas páginas para adultos?

No, pero se sentía así...

Piensa, Dash, piensa.

⏤Nop ⏤fue lo primero que logró salir de mi estúpida boca⏤. ¿Dónde está Allen?

⏤Abajo, siendo regañado por mamá ⏤advertí ver cierta satisfacción por eso en su voz y rostro.

No me sorprendió.

⏤¿Qué hizo ahora?

⏤Rayo el auto, y un profesor lo encontró fumando atrás del instituto.

Ahora tenía sentido del por qué tardaba tanto.

⏤Ya me voy ⏤anunció la niña⏤ , tengo que ver cómo mi madre castiga a Allen.

Bueno, sí se parecían.

Cuando se fue, cerré la puerta y volví a a abrir la ventana. La página del caníbal decía que pagaba lo que quisieras, con tal de que aceptaras ser su comida. Claramente el dinero no lo podría disfrutar un muerto, eso tendría que llegar a las manos de tus seres queridos. Por eso aceptabas tal cosa, a menos que fueses un suicida desesperado.

Saqué mi cuaderno y un bolígrafo para anotar el correo electrónico del tipo, según su breve descripción. Luego salí de la habitación de Allen para irme a mi casa.

No me juzguen. Situaciones desesperadas, medidas desesperadas, ¿no?

Yacía un año desde mi primer intento de suicidio. Una noche mi familia salió a un evento, pero yo fingi estar enfermo así que me quedé en casa. Me preparé para hacerlo, ya tenía la soga lista, pero no contaba con que nana Nancy se quedaría para cuidarme, y me encontró. Y me interrumpió de hacer eso. Desde entonces me obliga a ver a un psicólogo y a tomar pastillas. Nadie sabe de eso, a excepción de Katherine, su mejor amiga y nuestra cocinera, y ustedes, lectores...

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