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La casa de mi Tia
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Capítulo

este libro cuenta la historia de una joven que hereda una casa de una lejana tía abuela, al mudarse empieza a descubrir sus secretos. Descubre que escondida en alguna parte de la casa de su tía se esconden secretos de magia y hechicería, libros de magia blanca, un gato parlante y la tentadora magia oscura forman parte de esta historia.

Capítulo 1 Introducción

Introducción.

Nunca fui cercana a mi tía abuela perla, por eso me sorprendió tanto que, por alguna extraña razón decidió heredarme su vieja casa a las afueras de la ciudad.

Tenía vagos recuerdos de esta, lo que más me quedó grabado era el hermoso jardín que tenía y la enorme cantidad de pasillos en su interior que la convertían, prácticamente en un laberinto, cuando niña pensaba que había un valioso tesoro escondido al fondo de alguno de esos misteriosos pasillos, pero claro que eso solo eran juegos de niño, sabía que lo más probable era que mi inquieta imaginación me haya jugado más de una broma.

Antes de cumplir los 12 años iba por lo menos 1 vez al año a visitarla, recuerdo que siempre fue amable conmigo, lo extraño era que me era dificil evocar los recuerdos sobre esa época , cuando lo hacía no veía más que unas cuantas imágenes borrosas, yo corriendo por el jardín, mi tía contándome cuentos de hadas y enseñándome algunos libros antiguos con algunos dibujos muy curiosos, aunque el argumento de esos cuentos y significados de esos dibujos habían sido borrados de mi mente, tanto que no estaba segura de si eso realmente había pasado o si solo era mi imaginación.

Era un lunes cualquiera, cuando recibí la noticia a través de una llamada de mi tío abuelo Carlos, el hermano menor de Perla.

-Tío… Tanto tiempo- Le contesté, siempre lo había querido mucho, pero mi trabajo apenas me dejaba tiempo para comer y dormir, así que desde que había empezado en esa empresa no tenía mucha vida social que digamos, ni siquiera con mi familia.

-Sí, bastante ¿no?... ya van qué ¿cuatro años?- Contestó su voz sonaba triste.

-En realidad… cinco… Pero dígame ¿necesita algo? suena un poco… preocupado.

-Tan perceptiva como siempre- Me dijo- Sí, osea no es que necesite nada… pero… me temo que tengo una mala noticia…

-Vamos, dígalo de una vez, que me pone ansiosa.

-La cosa es… que tu tía Perla acaba de morir… yo sé que no eran tan cercanas, pero aún así ella te tenía mucho cariño, estoy seguro de que le gustaría mucho que estuvieras ahí para despedirla.

-Por supuesto, ahí estaré- Dije un tanto conmocionada- ¿Cuando es el funeral?

-La velaremos hoy y el funeral será mañana en la tarde, a las 5.

-Entiendo, entonces nos vemos allá- Dije.

-Nos vemos- dijo y cortó.

Me quedé mirando el computador con el excel abierto en la planilla de flujo de caja… de pronto los números empezaron a mezclarse, no podía concentrarme, un sentimiento enorme de culpabilidad inundó todo mi interior, “Ella te quería mucho” me había dicho él… ¿por qué nunca volví a verla?, ¿Por qué me alejé de ella de esa forma?, ¿Cómo podía quererme tanto si yo ni siquiera la llamaba por teléfono?.

De pronto no pude evitar ponerme a llorar, me sostuve la cabeza con los codos en la mesa, mis lágrimas empezaron a caer sobre el teclado de mi computador, las limpié rápidamente.

-Señorita Del Monte… ¿Se encuentra bien?- Escuché la voz de mi jefe a mis espaldas.

-Oh, Sí, disculpe… es que… me acaban de dar una mala noticia.

-Ya veo… ¿Puedo ayudarla en algo?- Me dijo, él siempre era muy amable con todos nosotros.

-La verdad sí… la cosa es que… me acaban de avisar que una tía muy querida acaba de morir, mañana será el funeral, así que, si es posible… me preguntaba si podría salir un poco más temprano…

-¿Más temprano? creo que necesitaras más que eso… ¿por que no te tomas mañana y nos vemos el miércoles, de todos modos ya has hecho bastante horas extras, sería muy cruel de mi parte no darte el espacio necesario para que te despidas de ella?

-¿En serio? ¡Gracias, jefe!, en serio muchas gracias, no es nada.

Después de eso arreglé mis cosas y salí rápidamente… esa noche soñé con ella, no estoy segura pero creo que fue algo que pasó de verdad hace muchos años, en este mi tía me preguntaba qué me gustaría ser cuando grande y yo le respondía que quería ser poeta o estudiar botánica pues siempre me habían gustado las plantas. Ella me sonreía y me empezaba a hablar sobre las plantas a nuestro alrededor.

Al despertar me senté en la cama… ¿Cómo había pasado de ese sueño tan idealista a trabajar en algo tan práctico como contabilidad?. No era que odiara mi trabajo, pero tampoco era algo que me apasionara. Como sea, me quedé toda la mañana en pijama, ya a eso de las 1 me empecé a arreglar para alcanzar a llegar al velorio y poder verla una última vez.

Todos estaban ahí, desde mis padres hasta esos tíos que ni sabías que tenías y se acercan a ti abrazándote fuerte mientras comentan lo mucho que has crecido, claro, la última vez que me vieron fue antes de que cumpliera un año. Después del funeral recibí una carta de ella junto con su testamento.

"Querida Pauly:

Aunque en los últimos años no fuimos demasiado cercanas, siempre recordaré esos años de tu niñez donde te divertías recorriendo y descubriendo cada rincón de esta vieja casa, parecías ser la única que realmente entendía sus misterios, es por eso que he decidido dejarte la casa a ti, te pido por favor que no la vendas, tiene un valor sentimental muy grande para nuestra familia. Si vas a casa de tu tío Carlos él te pasará las llaves y te dará la dirección para que puedas reencantarte con ella.

Sé que esta vieja casa estará feliz de hospedar a un nuevo miembro de la familia y estoy segura de que terminarás amándola tanto como yo lo hice.

Te quiere mucho

Tu tía Perla"

Me sentí una maldita mal agradecida... Ni siquiera sabía por qué no la iba a ver, pensé que lo mínimo que podía hacer era cumplir su última voluntad. Así, me encaminé hacia la casa de mi tío Carlos, me estaba esperando, tenía los ojos rojos de tanto llorar, me abrazó y me pasó las llaves, tomamos once mientras me contaba historias sobre ellos dos jugando en los jardines, en las historias que inventaban y lo unidos que eran, no dejaba de repetir lo importante que era esa casa para mi tía, y en realidad para toda la familia, pues había pasado de generación en generación usualmente las mujeres de la familia se quedaban a vivir ahí aún siendo adultas, a veces para siempre (como mi tía) o a veces hasta que se casan (como mi madre).

Al otro día, después de salir del trabajo, tomé el auto y fui hasta la vieja casa de mi tía, que en realidad ahora era mi casa...

Al llegar, me costó reconocerla, yo recordaba una enorme construcción, similar a la de las casonas de cuentos de princesas, pero ahora la pintura estaba saltada, y algunas tablas del frontis parecían que se desplomarían en cualquier minuto, el pasto estaba largo y apenas si podía reconocer el hermoso jardín por el que corría cuando niña. “será un milagro si logro que esto se vea medianamente decente” Pensé, sin mencionar el gasto de dinero que eso significaría, si el exterior estaba en tan deplorables condiciones, no podía ni imaginar todos los arreglos que había que hacer en el interior.

Entre y empecé a recorrerla con la misma curiosidad de cuando era pequeña, de algún modo, la casa parecía guiarme, era como si me hablara... Partí inspeccionando el cuarto de estar.

En este encontré un par de sofás llenos de polvo alrededor de una alfombra antigua y una chimenea llena de hollín, una mesa de centro, algunos muebles más varios adornos antiguos que parecían gritar y un espejo con el marco de metal oxidado.

De pronto algo llamó mi atención dentro de esa vieja chimenea, era algo extraño, como si me llamara.

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