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OJOS VIOLETAS - SAGA AMOR PROFÉTICO

OJOS VIOLETAS - SAGA AMOR PROFÉTICO

Ɲἔмḋᾄƈ Ṩᾄvᾄᾗ

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Capítulo

- A LOS MÉDICOS DE TURNO, POR FAVOR, PREPARARSE. EN 10 MINUTOS LLEGAN DOS AMBULANCIAS CON DOS VARONES DE 28 Y 30 AÑOS DE EDAD CON HERIDAS PENETRANTES APARENTEMENTE CAUSADAS POR UN ANIMAL DESCONOCIDO. HAN PERDIDO MUCHA SANGRE. LOS USUARIOS NO TRAEN FAMILIARES. Mi piel se eriza y mi respiración está atrapada en mi tráquea, con una deglución de la saliva regreso mi vista a aquel hombre guapo y sus ojos grises luminosos me miran penetrantes. Intenta decir unas palabras, pero debido al tubo endotraqueal no logra más que hacer sonidos guturales. Es en ese momento que lo escucho en mí, casi como si estuviera hablándome en un susurro en mi oído. - Ayúdame Adrienna. El sonido de un mensaje de WhatsApp me saca de mis pensamientos con este hombre desconocido aun para nuestros fines médicos. Un sentimiento de dolor aparece en mi pecho y trato de ocultarlo mientras hago un puño fuerte, trago saliva y me dirijo a la salida del cubículo en el que me encontraba. Respondo el mensaje antes de partir. - ¡SORPRESA! – Gritan mis compañeros de turno mientras prenden la luz y salen con sus globos azules y blancos que usamos hace dos días en una charla a los usuarios. Una pequeña torta con un Happy Birthday Adrie en dorado yace en la mesa de la comida rodeada de snacks y vasos con cola. La visión se me hace borrosa cuando la reconozco. Sebastián desnudo acostado en nuestra cama boca arriba y ella con su melena rubia platinado en ondas que caen por su espalda desnuda, está encima de mi novio... ex novio. Los gemidos de ambos resuenan en las paredes de mi habitación. Elena grita el nombre de Sebastián. Y me rompen un poco más. Ya no tengo saliva para tragar, siento que el aire ha abandonado mis pulmones. No puedo hacer nada más que solo mirar y mirar es mi mayor sufrimiento. Me acerco despacio sin que se den cuenta a ellos. - Necesito un trago. - Aléjate de él, Enna. - ¿Creíste que te ibas a librar tan fácil de mí? Pues te equivocaste corazón. – Su voz está cargada de resentimiento y odio. - Ese fue el contrato que firmamos con tus padres una semana antes de que cortejara. – Se ríe. ¿Mis padres? Cierro los ojos y espero el primer golpe. Duele como si me estuvieran abriendo la piel con ácido. No puedo gritar, las lágrimas corren sin mi permiso y me incrusto las uñas en las palmas. - No te desmayes ni mueras, quiero tu conciencia en cada castigo que te tengo.

Capítulo 1 PARTE I: El Encuentro - CAPITULO 1: ¿INFIDELIDAD O VENGANZA

"El amor no duele, Duele el desamor, la desilusión, el engaño y la infidelidad.

No te decepciones del amor, sino de quien fue amado por ti y no lo valoro"

Eduardo Alighieri

CAPITULO 1: ¿INFIDELIDAD O VENGANZA?

Susan y Josh confabulan una sorpresa para mi cumpleaños. Miro por decima vez desde que han marcado las 18:00 en mi reloj de muñeca, apenas han pasado 20 minutos y mi sonrisa no deja de marcarse en mi cara. Sebastián ha prometido hace un mes tenerme una sorpresa para mi vigésimo quinto cumpleaños y es hoy. La emoción rebosa en todo mi cuerpo. Me siento como niña pequeña que espera la hora de regalos en su fiesta de cumpleaños. La idea de que Sebastián hoy me pida matrimonio me enloquece. Hemos estado juntos desde que inicié la carrera de Medicina, tomando en cuenta todo, ya son 6 años. Estoy a menos de 6 meses de graduarme de Médica. Su propuesta sería la cereza en el pastel de mi vida. Todo estaría solucionado y en su lugar.

Estiro mis piernas en el sillón de cuero negro que el hospital ha comprado hace un par de meses y han decidido colocarlo en la sala de descanso junto a la mesa donde solemos comer. Tomo otro sorbo de mi café y reviso mi celular mientras mis dos amigos cuchichean pensando que yo no sé lo que están tramando.

Vuelvo a pensar en cómo será la pedida de mano. ¿Qué ropa estará usando? ¿Me habrá comprado las flores que me gustan? ¿Habrá vino o champán? ¿El anillo...

- A LOS MÉDICOS DE TURNO, POR FAVOR, PREPARARSE. EN 10 MINUTOS LLEGAN DOS AMBULANCIAS CON DOS VARONES DE 28 Y 30 AÑOS DE EDAD CON HERIDAS PENETRANTES APARENTEMENTE CAUSADAS POR UN ANIMAL DESCONOCIDO. HAN PERDIDO MUCHA SANGRE. LOS USUARIOS NO TRAEN FAMILIARES.

El cuchicheo de mis amigos termina en ese instante, me coloco los deportivos blancos de inmediato y salimos corriendo a preparar los instrumentos y lugares. Todos corren por el área de emergencia mientras todo se coloca en orden para el recibimiento de los pacientes. Nos colocamos el traje desechable, mascarilla, gorro y guantes cuando Alejandro ingresa corriendo y se procede a colocarse el uniforme.

- ¿Has preparado todo? – Me pregunta a lo que respondo con un energético sí – Susan y Josh se encargaran del que esta más estable que llegará en 2 minutos – Me mira con sus ojos avellanas y sé lo que significa.

- Tú y yo del otro.

- Ambulancia número uno ha llegado. Paciente masculino de 28 años... - El paramédico de turno entrega a su paciente a mis compañeros mientras que con Alejandro nos paramos en la puesta listos para la llegada del segundo.

Escucho a la ambulancia cerca de la entrada, el ruido cada vez es mas alto y sé que es mi turno de actuar. Las puertas de la ambulancia se abren y me sorprendo al descubrir a un hombre guapo, sus músculos se dejaban ver a pesar de las heridas, por un momento siento que me quedo pasmada hasta que escucho el relato del paramédico.

- Paciente masculino de 30 años de edad, se desconoce antecedentes de importancia. El 911 nos comunica que un usuario llama por encontrar a estos dos en medio de la carretera con heridas de un animal desconocido aparentemente piensan en un oso. Ha perdido 2 pintas de sangre aproximadamente, tiene una fractura en pierna derecha y en dos costillas izquierdas por suerte no ha desencadenado en un neumotórax. Tiene una herida penetrante en abdomen. Se le coloco soluciones cristaloides para mantener tensiones arteriales en 90/60 mmHg, frecuencia cardiaca de 150 latidos por minuto, frecuencia respiratoria de 12 respiraciones por minuto. Al momento de la primera intervención se encuentra inconsciente con escala de Glasgow 7/15, le mantenemos con oxigeno a 5 litros. – Mientras nos contaba todo lo que había pasado con Alejandro ya no encargábamos de valorar al paciente. Se veía con un pésimo pronostico.

Martha, nuestra enfermera con experiencia ya había cambiado de solución de hidratación y había tomado muestras de sangre para su debido examen de laboratorio. Colocamos lo necesario mientras France nuestra imagenologa de emergencia se hacia con un estudiante para traer la máquina de ecografía para realizar un ECOFAST para determinar el daño de la herida penetrante en abdomen.

Tras varios minutos de realizar procedimientos y valorar su capacidad de sobrevivencia. las cosas ya se habían calmado un poco. El ECOFAST había revelado que tuvo una suerte infinita o que un ángel de la guarda lo estaba protegiendo porque solo encontramos una cicatriz en su hígado sin hemorragia interna. Al momento me encontraba suturando la herida mientras esperaba resultados de sus análisis de sangre. Tomo la solución salina para limpiar y colocar un par de gasas para evitar una infección y así dar por terminado mi día cuando sin previo aviso una mano algo pálida y fría toma mi muñeca.

Mi piel se eriza y mi respiración esta atrapada en mi tráquea, con una deglución de la saliva regreso mi vista a aquel hombre guapo y sus ojos grises luminosos me miran penetrantes. Intenta decir unas palabras, pero debido al tubo endotraqueal no logra más que hacer sonidos guturales. Es en ese momento que lo escucho en mí, casi como si estuviera hablándome en un susurro en mi oído.

- Ayúdame Adrienna.

Y sin decir otra cosa suelta mi muñeca y vuelve a desmayarse. Mi cara esta desencajada. No logro reaccionar ante lo que acaba de suceder. No sé quién es este hombre peor aun porque sabe mi nombre. ¿Por qué me pide ayuda a mí? Yo ya no puedo hacer nada más. Estoy pálida.

- Parece que hubieras visto un fantasma – Habla Susan cuando ingresa ya cambiada a la sala en la que me encuentro sola con aquel hombre misterioso - ¿Has terminado? Josh y yo te tenemos una pequeña sorpresa en la sala de descanso. Ven cuando te hayas limpiado.

Reacciono y solo asiento con la cabeza. Termino mi trabajo y vuelvo a verlo.

- Para tener 30 años estas demasiado guapo.

En realidad, es demasiado guapo casi como un modelo, pero aun así logra superar su belleza. Su cabello negro azabache que al momento se encuentra en desorden, mismo que yo cause buscando alguna otra herida que cocer, recuerdo que es tan suave y sedoso mucho mejor tratado que el mío. Sus ojos habían llamado mi atención cuando revise sus pupilas, pero nada comparado cuando me miro con esa intensidad que parecía casi como que ellos mismos pudieran emanar una luz singular. Su nariz recta, sus pómulos bien marcados, su mandíbula con esos rasgos que hacen temblar a cualquier mujer y Oh Dios, sus labios carnosos y pálidos por la perdida de sangre. Ha pesar de todas sus heridas seguía mirándose guapo. Me pregunto como será cuando se recupere.

SEBASTIÁN

Amor, perdóname. Me surgió una reunión de emergencia en el trabajo, no puedo no asistir. Te debo tu cumpleaños. Te quiero.

El sonido de un mensaje de WhatsApp me saca de mis pensamientos con este hombre desconocido aun para nuestros fines médicos. Un sentimiento de dolor aparece en mi pecho y trato de ocultarlo mientras hago un puño fuerte, trago saliva y me dirijo a la salida del cubículo en el que me encontraba. Respondo el mensaje antes de partir.

ADRIENNA

No te preocupes. Llegaré más tarde. Tuve una emergencia y Susi con Josh me han preparado algo pequeño. Te espero en casa. Te amo. XOXO.

- No llores. Tu destino es conmigo.

Me sobresalto y regreso de inmediato a mirarlo. El tipo parece aun encontrase en su misma situación sin mejoría alguna. Me digo a mi misma que solo es el cansancio. Salgo de la sala y miro nuevamente mi reloj: 20:00 horas. Suspiro. Mi hora de salida era a las 19:00 horas y tardo una hora en decirme que no estaría esta noche conmigo. Recuerdo las palabras de Susan y me dirijo a la sala de descanso. Trato de poner una sonrisa a todos mis compañeros que me voy topando en el camino los cuales sin conocer lo que me esta pasando me desean un feliz cumpleaños. Algunos me regalan un abrazo, otros me han traído hasta un chocolate de la tienda de enfrente y otros solo murmuran y pasan de largo con sus tareas de un viernes por la noche. Pongo mi mejor sonrisa e ingreso en la sala.

- ¡SORPRESA! – Gritan mis compañeros de turno mientras prenden la luz y salen con sus globos azules y blancos que usamos hace dos días en una charla a los usuarios. Una pequeña torta con un Happy Birthday Adrie en dorado yace en la mesa de la comida rodeada de snacks y vasos con cola.

Las lagrimas quieren brotar de mis ojos por un gesto tan hermoso como este. Abrazo a mis dos amigos que sé que son los organizadores de todo esto. Y paso por los abrazos de todos mis compañeros, personal de enfermería y estudiantes de bajo nivel hasta llegar a Alejandro, nuestro jefe de área.

La hora de festejo pasa sin molestarme. Me he olvidado del plantón de Sebastián y de la voz que parece hablarme al oído cuando estoy sola. Disfruto de las conversaciones, de las bromas y de la canción en conjunto con su mordida de torta. Partimos el pastel y comemos gustosos. Hasta que es hora de partir. Nos despedimos y salimos.

- De aquí a celebrar con Sebastián. Quisiera ver lo que te ha preparado. – Dice mi amiga entusiasmada mientras caminamos hacia su auto en el subterráneo del hospital en el que trabajamos.

- Ha tenido una reunión. – Respondo seca.

- Eso solo es para que no te des cuenta de tu sorpresa. Ya verás. – Trata de hacerme emocionar, pero sé que Sebastián no es así.

Subimos a su Hyundai negro que su padre le ha dado como regalo adelantado de nuestra graduación. Tiramos las maletas en el maletero y colocamos música. Susan se decide por Birthday de Selena Gómez, sube el volumen a 50 y salimos del estacionamiento cantando a todo pulmón. Josh en el asiento trasero nos hace el coro y cada minuto grita "Que viva la cumpleañera"

- Opino que ya que no estará Sebastián contigo esta noche salgamos a farrear. La noche aún es joven y podemos terminar la celebración.

Me rio a carcajadas mientras Susi estaciona el auto frente a mi edificio. Ambos se ponen serios y me miran como esperando mi reacción.

- Vale. Arriba llamaré a Sebastián para decirle de nuestros planes y que nos tome en el Club de siempre.

Mis dos amigos gritan y Susi mete el auto en el estacionamiento del edificio. Si bien mi edifico no es la cosa más grandiosa del mundo tampoco esta mal para mi y mi novio. Nos mudamos hace más de dos años y hemos vivido cosas muy felices aquí. Sebastián pertenece a una familia acomodada por lo que hemos podido darnos el lujo de vivir en un edificio que tenga garaje y un recepcionista las 24 horas lo cual me ha ayudado múltiples veces cuando tenia que salir de casa a las 04:00 horas para llegar a mis prácticas porque me daba pena despertar a Sebastián.

Tomamos el ascensor al decimo quinto piso, vamos haciendo bromas y riendo cuando llegamos. busco en mi mochila las llaves de mi apartamento cuando una sensación extraña me atraviesa el pecho y dudo en abrir la puerta. Hago mi mejor esfuerzo en ocultarlo y agradezco que mis amigos sigan emocionados por la noche que nos espera.

Abro la puerta y un olor a chocolate caliente, el perfume de una mujer que me parece conocido me llega a las fosas nasales y no soy la única que lo nota porque enseguida mis amigos se callan. La letra de The Weeknd con su música de Earned It retumban en el apartamento. Trago saliva esperando que todo haya sido una mala pasada de Sebastián y en serio me tenga mi sorpresa. Hace un par de semanas había encontrado en su bolsillo un recibo de una joyería reconocida de la ciudad con el detalle que marcaba "anillo". La emoción regresa a mí y un nerviosismo se hace presente.

Camino despacio a la sala para encontrar dos copas con vino a medio llenar, fresas con chocolate en un plato. Así me emocionara, en mis adentros me decían que era todo lo contrario. Sigo mi camino adentrándome un poco más en la sala y el balde de agua fría me golpea cuando mis ojos se posan en un bolso de marca negro que yo no tenía, una chaqueta de piel de animal y una blusa blanca tirada en el piso de mi apartamento. Los ojos me pican y parpadeo tan rápido como puedo para evitar que una lágrima salga.

- Vámonos de aquí – Me detiene Josh al notar la situación. Me suelto de su agarre delicado y sin escucharlos sigo el camino a mi dormitorio.

- Adrie... No hagas una locura – Susi me sigue tratando de evitar que ingrese a mi cuarto.

- Necesito... Yo solo necesito comprobarlo.

- Haz caso a tus amigos. Vete de ahí – De nuevo esa voz, pero esta vez me importo poco que hablara en mis oídos. Aunque esta vez estaba suplicando con dolor.

Abro despacio la puerta con el corazón en la boca. La habitación está en tono muy tenue de luz que necesito ajustar mis ojos a la oscuridad. Escucho los latidos de mi corazón retumbar en mis oídos sin dejarme escuchar nada más. Entro despacio y siento a mi alma romperse en mil pedazos. Mis ojos ya no son solidos sino agua. Trago saliva. ¿Por qué? Todas las preguntas rondan mi cabeza sin una respuesta que jamás obtendré.

La visión se me hace borrosa cuando la reconozco. Sebastián desnudo acostado en nuestra cama boca arriba y ella con su melena rubia platinado en ondas que caen por su espalda desnuda, esta encima de mi novio... ex novio. Los gemidos de ambos resuenan en las paredes de mi habitación. Elena grita el nombre de Sebastián. Y me rompen un poco más. Ya no tengo saliva para tragar, siento que el aire ha abandonado mis pulmones. No puedo hacer nada más que solo mirar y mirar es mi mayor sufrimiento. Me acerco despacio sin que se den cuenta a ellos.

- Ultrajaste nuestra cama y acabas de romper nuestra relación. – Hablo frente a ellos. No hago nada más cuando me miran y Elena toma una sabana para cubrirse su cuerpo. Sebastián corre a colocarse sus boxers.

Me giro y camino directo a nuestro walking closet de donde saco una maleta negra con ruedas, la abro y empiezo en silencio a colocar toda mi ropa allí. Mis amigos deciden esperar afuera de la habitación listos para saltar si algo sucediera. Camino al baño y tomo mis pertenencias y las tiro en mi maleta de mano al igual que hago con mi mesa de noche, cierro la maleta y lo miro.

- Mañana vendré por el resto de mis cosas. No cambies la chapa por favor. – Me giro con las maletas en mano y cuando estoy por salir de la habitación me vuelvo – Diviértete por favor.

Me duele aun mas que él no haya sido capaz de tratar de explicarme ¿Aunque qué me explicaría? ¿No es lo que parece? No, no podía hacerlo. Lo había visto todo, no había forma de que tratara de convencerme de lo contrario. No puedo entender por qué con ella. ¿Por qué con mi prima? Salgo de la habitación y mis amigos me miran con preocupación. Josh toma mi maleta de ruedas y sin decir palabra salimos del apartamento. No quiero hablar con nadie en este momento y ellos entienden que no hacen preguntas.

- Necesito un trago. – Hablo después de varios minutos sentados en el auto en el estacionamiento.

Susi no dice nada, solo enciende el auto y salimos a la autopista para guiarme a un Club que nunca había asistido. La miro cuando llegamos sin entender dónde estamos.

- Es de mi padre. Hay una habitación en el ultimo piso que podemos usar para cambiarnos. – La miro incrédula – Ya sabes el uniforme.

No decimos más y bajamos del coche. Nos acercamos al tipo de enorme espalda que parece boxeador sin hacer la cola a lo que los tipos se quejan. Susi solo hace un ademán de que no le importa y se presenta. El tipo le dice algo al oído y nos abre el poste ordenador para dejarnos pasar. Nos guía a través de la multitud hacia la barra. Un tipo guapo con tatuajes en los brazos nos mira y sus ojos negros como la noche se posan en mi y sonríe. Siempre he atraído las miradas de todos por mi tonalidad de ojos violetas, muy raros para ser reales muchos me criticaban, pero siempre los he tenido así desde que tengo uso de memoria. Susi le susurra algo y le entrega una llave y la seguimos. Subimos por unas escaleras oscuras que poco a poco van dejando atrás el bullicio de la discoteca y empezamos a ver la luz blanca de una lampara que nos conduce a una puerta.

La habitación de la que hablaba Susi no tenía nada de pequeña, era un departamento totalmente amoblado. Me quedo mirando todo a mi alrededor. Josh me entrega un pequeño vaso con un liquido verde, lo olisqueo y su sabor me hace querer vomitar, pero el dolor aun sigue presente por lo que sin pensarlo mas me lo tomo sin hacer muecas.

- Mierda nena, sí que lo necesitabas.

Siento como poco a poco mientras seguimos bebiendo recobro las fuerzas y empiezo a contarles todo lo que había visto a mis mejores amigos. Cada frase Susi maldice y Josh hace el ademan de querer matarlos.

- Ahora entienden porque necesitaba tanto estos tragos.

- ¡Mierda! – Grita Susi – Puta Elena – Todos reímos porque un hipo sale en conjunto.

- Véngate nena. Estas como quieres. Una mamacita. – Josh hace el gesto de un cuerpazo con sus manos a lo que rio – Bajemos a bailar.

- Siii. Tengo unos vestidos de infarto para hacernos felices esta noche.

No pongo oposición. Al fin y al cabo, es viernes, es mi cumpleaños, me engañaron y mañana no trabajo.

Nos levantamos como podemos y corremos al closet de Susi a vestirnos. Nunca hemos sido cohibidos entre los tres por lo que quito mi uniforme quedando en ropa interior algo sexy negra de encaje.

- Si no fueras mi mejor amiga te cogería aquí mismo.

- ¡ASCO! – Gritamos en conjunto y reímos.

Entre tanta ropa de Susi, termino escogiendo un vestido negro que se ajusta a mi cuerpo como si fuera una segunda piel que llega a la mitad de mi muslo con una abertura, el escote en mi pecho y espalda no deja mucho a la imaginación. Mi pelo rejo violeta cae rebelde en ondas naturales hasta mi cintura, mi maquillaje no muy llamativo pero que resaltan mis ojos violetas y en mis pies unos tacones de plataforma negros con destellos.

- Estoy lista – Grito a mis amigos que están terminando sus looks.

- ¡Mamacita! - Gritan al unisonó.

Nos tomamos un trago más que igualmente no es que hubiera mas en la botella y bajamos al Club donde el mismo chico de los tatuajes me recibe con una mirada de pies a cabeza. Me guiña un ojo y me ofrece una cerveza.

- ¿Quieres que te despida? – Grita Susi para hacerse escuchar – Dale el mejor coctel que tengas.

No recuerdo mucho de esa noche, más que la estábamos pasando genial. No atendí mi teléfono, no respondí sus llamadas ni sus mensajes. Solo estaba decidida a olvidarme de él. Hasta que un hombre con ojos azules con ese brillo que había visto antes me miraba desde una esquina. Sin pensarlo ni medir consecuencias el tipo se acercó. Es guapo tanto como el hombre desconocido en el hospital. Me tomo de la cintura y bailo conmigo; Yo no resistí. El brillo en sus ojos aumento, pero se torno en un amarillo, y ahí me di cuenta que no era como la del hombre guapo que habla en mi oído. Y como si lo hubiera convocado.

- Aléjate de él, Enna.

Hago caso omiso a esas palabras y hecho un vistazo a mis amigos. Susi en la barra conversa animadamente con un tipo de traje mientras que Josh baila animadamente con una morena en un sexy vestido azul.

- No te preocupes por ellos. Tú solo disfruta conmigo de esta noche. – Su voz gruesa me hace estremecer cuando habla cerca de mi oído. Y aprovecha para dejar un beso en mi cuello.

- Enna, ven a mí.

Abro los ojos y me doy cuenta que estoy entrando en una habitación decorada con una temática. Me recuestan en la cama King con sabanas rojas y trato de ponerme en pie cuando una voz que me era muy conocida habla.

- ¿Creíste que te ibas a librar tan fácil de mí? Pues te equivocaste corazón. – Su voz esta cargada de resentimiento y odio.

- Sebastián. ¿Qué haces?

- Tú eres mía para toda la vida y tendrás que aceptar a que lleve a mis amantes a casa y todo lo que yo quiera hacer contigo.

- No puedes adueñarte de una vida. No es legal. Estas loco. – Trato de defenderme de sus cosas, el mismo tipo que me había topado en el bar trata con éxito de amarrarme a la cama, por mas que pataleo y muerdo, este tipo es tan fuerte que siento que en cualquier momento me va a romper los huesos.

- Ese fue el contrato que firmamos con tus padres una semana antes de que cortejara. – Se ríe. ¿Mis padres?

Ellos si bien no habían sido los mejores padres del mundo. Siempre vivimos como una familia de clase media. No teníamos para darnos los gustos que quisiéramos, pero nunca nos falto nada. Tengo mellizos que siempre se parecían mas a mis padres que yo, pero decían que mi tatarabuela paterna tenía mí misma fisionomía y en las fotos así parecía, así que no cuestione mucho sobre ello. Mi madre siempre había tratado de darnos el amor a los tres por igual, pero desde que había conocido a Sebastián empezaron a comportarse raro y poco a poco dejaron de visitarme, dejaron de enviar dinero y postales. Y finalmente cuando decidimos irnos a vivir juntos desaparecieron. Creía que estaban enojados conmigo por haber tomado esa decisión, pero ya veo que no fue así. Solo tenían que cumplir con su parte del contrato.

Reconocer esa realidad hizo que mi corazón duela más de que ya estaba. Me había dejado llevar tanto por ese dolor que no me deje ver lo que pasaba y ahora estaba metida en este lio.

- Me importa una mierda tu contrato. Suéltame. – Empecé a gritar con todas mis fuerzas para lo cual Sebastián se acerca a mi y me propina un buen par de puñetazos en la cara que provoca que mi labio se abriera y salpicara un poco de sangre. La mirada del tipo del club se intensifica y relame sus labios carnosos.

- Cállate, perra. – Gira la cabeza aun manteniéndose sobre mi y da una breve mirada a uno de los bastardos con los que estaba y mi corazón da un vuelco cuando otro tipo le paso una pelota para amordazarme y Sebastián sin esfuerzo me la mete en la boca impidiendo que pueda volver a hablar. Las lágrimas pican por salir. – Dime Adrienna, ¿Cómo quieres que empiece a castigarte? – Me señala en su mano derecha un látigo hecho de cuero de vaca y en su mano izquierda una pequeña navaja.

Dejo salir las lágrimas y me resigno a lo que va a pasar. Sollozo. Mi mente solo puede establecer una frase: Por favor, mátame.

- Bien. Como no has elegido empezaré por darte unos buenos latigazos antes de formarte una hermosa sonrisa en esa cara fea que tienes para que disfrutes del siguiente punto en el menú.

Cierro los ojos y espero el primer golpe. Duele como si me estuvieran abriendo la piel con ácido. No puedo gritar, las lágrimas corren sin mi permiso y me incrusto las uñas en las palmas. apenas logro abrir un poco los ojos cuando lo miro acercarse una vez más para propinarme otro latigazo que esta vez cae en mis piernas desnudas. No había tenido tiempo de darme cuenta que me encuentro solo en ropa interior. Trato de tomar aire antes de sentir el siguiente golpe. Mi cabeza grita por ayuda o por la muerte. Cada vez los latigazos son más seguidos.

- La ayuda va en camino, princesita.

Suplico a esa voz por ayuda. No sé quién será, pero en este preciso momento no me importa. Cae el siguiente golpe y siento que me voy a desmayar del dolor.

- Suficiente – Grita Sebastián y todos dejan de golpearme, en mi cabeza grito por favor uno más así ya no podre sentir el resto. Pero no llega. – Toda tuya Javier, haz lo que te plazca con ella, pero no la mates, aun tengo castigos reservados para ella.

El gruñido del hombre me llega hasta lo más profundo de mi ser. Sebastián se dirige a la puerta y sin antes retirarse me dirige una frase que jamás olvidaré: - No te desmayes ni mueras, quiero tu conciencia en cada castigo que te tengo. - Y se marcha dejándome con sus esbirros.

Miro al tipo tratando de encontrar compasión para mí, pero sus ojos solo se reflejan lujuria y se cuál es el siguiente castigo. Mi pecho se hace pequeño cuando el tipo sube a la cama y trata de bajarme las bragas. Cuando estas están por mis rodillas un golpe impetuoso resuena en toda la habitación y uno de los esbirros de Sebastián cae en el piso con el cuello roto. Se hace una pelea entre los siete secuaces y el hombre de negro con ojos verdes intensos y brillantes. En un punto no logro resistir más al dolor y caigo en un profundo sueño.

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