Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
La amante del Ceo por accidente

La amante del Ceo por accidente

S. Mejia

5.0
calificaciones
11.8K
Vistas
88
Capítulo

A menudo solemos creer que tenemos un dominio de nuestras vidas, pero eso es una total falsedad, no sabemos lo que el destino nos tiene reservado. Alex Davis, un hombre que poseía todo, casi todo, financieramente no le faltaba nada, casado con una de las mujeres más codiciadas, no obstante, aun después de 2 años de casado, sigue siendo virgen. Considerando un negocio potencial, Alex mantiene un vínculo matrimonial con Marisol García, pero sin llegar a consumar ese vínculo. Durante su fiesta de aniversario, Alex pierde el control y termina acostándose con su secretaria, iniciando un infierno.

Capítulo 1 No.1

Todos los días me despierto preguntándome, ¿Por qué mi vida es tan monótona? Me levanto diario a las cinco de la mañana, hago una hora de ejercicio y a las seis con Veinte reviso mi computador, repaso mi agenda y programo mi día, pero siento que esto me tiene atrapado, no hay nada emocionante en mi vida.

—Sr. Davis, el desayuno ya se encuentra listo. —Avisa la criada, quien sabe que me gusta la comida recién hecha.

—Bajo en un momento. —Necesitaba dejar en orden unas cosas.

En ocasiones es necesario que me recuerden, porque me quedo hipnotizado por la cantidad de trabajo a realizar.

Al bajar me encuentro a Marisol, sigo mi rumbo hacia el comedor sin prestarle tanto interés.

—Me pregunto yo, ¿Cuándo será la ocasión en que el señor Alex Davis se anime a tomarme como esposa? —dijo ella, quien sostenía un vaso de Whisky en su mano.

—No me interesan tus reclamos, además, ¿Son estas horas de tomar?

Ella me toma del brazo e inmediatamente giro mi mirada hacia ella, cuando nuestras miradas se cruzaron ella me suelta.

— ¿Acaso soy una burla para ti? —pregunta ella con lágrimas en el rostro— Mañana, cumpliremos dos años de casados, dos años desde que en ese altar dijiste que aceptabas ser mi esposo, sin embargo, mírame, solo soy una esposa de papel

—Tú conocías muy bien los acuerdos de ese matrimonio, al final los más beneficiados fueron tus padres. —Aún recuerdo que ellos acudieron a mí.

—Se suponía que sería tu esposa, dormir en la misma cama…

—Suerte con eso, legalmente puedes ser mi esposa, pero jamás serás mi mujer, reclámales a tus padres esas cosas, yo tengo otros asuntos más importantes que atender.

Continué mi camino, ella simplemente regresa hasta su habitación, no me importa, su familia la obligó a casarse conmigo para evitar que su empresa cayera en ruinas.

A las siete con treinta llegaba a la oficina, Gustavo, quien es el vicepresidente de producción, también estaba llegando.

—Hermano, felicidades, dos años de matrimonio. —dijo él en forma de burla, pues conocía los termino de mi matrimonio.

—Sabes muy bien que mi matrimonio es una farsa.

—Solo te quedan tres años más, después de eso serás libre de Marisol, además, no has aprovechado este matrimonio porque así lo quieres, Marisol es una mujer hermosa, no quiero imaginar...

—Si tanto la quieres puedes quedártela, créeme, no me voy a oponer, hasta un favor me haces.

Subimos hasta mi oficina y mi secretaria ya se encontraba ahí, me sorprende como esta mujer pueda estar siempre antes que yo.

—Valentina, ¿Acaso tú duermes en la oficina? —preguntó Gustavo, sé que lo hace para molestarla.

—Siempre vengo a las siete, así tengo todo listo para cuando el Sr. Davis venga.

—No le hagas caso, Valentina, sabes que lo hace para molestarte.

—En todo caso el Sr. Cifuentes es un superior.

—Tu jefe soy yo y es a mí quien debes explicaciones, además deja de llamarme Davis, llevas tres años trabajando conmigo. —desde que estoy en este puesto, ella ha sido mi única secretaria.

Me entrega los reportes de ventas mensuales. Industrias Davis, empresa fundada por mi padre, es una de la más grande industria en el mercado de los licores, dominamos tanto el mercado local y aportamos el 30 % del mercado internacional. Desde la muerte de mi padre, hace tres años, quedé a cargo del negocio.

— ¿Qué piensas hacer mañana? —preguntó Gustavo

— ¿A qué te refieres? —Sabía muy bien a que se refería, no obstante, para mí no era un asunto importante.

—Pues en la fiesta de mañana, no me digas que ya lo has olvidado.

—Ah, la fiesta de mi aniversario, la verdad me tiene sin importancia, no entiendo por qué Marisol quiso hacer esa fiesta.

—Sabes que ella necesita sacar a la luz que el matrimonio Davis García aún se mantiene, aunque en el interior todo eso sea una farsa.

Valentina entró y me salvo del interrogatorio de Gustavo, quien se retira a la llegada de ella, como si se tratase de alguien relevante.

—Como siempre entrando a tiempo.

—Es mi deber, cuando se queda mucho tiempo el Sr. Cifuentes, usted pasa de mal humor todo el día.

La quedé viendo de manera seria, ella entendió que era momento de retirarse, aun así, lo hizo con una sonrisa.

Durante todo el día estuve pensando en la fiesta de mañana, para mí no era nada importante, así que estaba considerando ausentarme.

El día transcurrió sin ninguna eventualidad importante. En casa me estaba esperando Marisol, al menos ya no siguió tomando.

—Hasta que por fin se decide aparecer el Sr. Davis —reclama Marisol.

—No sabía que era necesario venir temprano.

—Si serás, se suponía que revisaríamos los detalles de la fiesta de mañana. —Ella traía consigo unos documentos.

—Con respecto a la fiesta, creo que no estaré.

— ¿Cómo que no estarás? —gritó ella muy furiosa.

—Si quieres te traigo un micrófono para que toda la zona te escuche.

—Alex, tú no me vas a humillar de esa forma, si por alguna razón no apareces en esa fiesta, me conocerás.

—Que miedo.

Continué hacia mi habitación, me gusta ducharme antes de cenar.

Al día siguiente, después de mi rutina matutina, lo que hice fue ir al salón donde se realizaría la fiesta, Marisol se encontraba en el sitio, me vio sin prestarme importancia y continúo haciendo lo que estaba haciendo. Tras corroborar que todo estaba en orden fui hasta la oficina.

Valentina me estaba esperando.

—Señor, tenemos un problema.

— ¿Cuál? —Era normal que se presentara algunos inconvenientes, pero nada difícil que resolver

—La filial de San Isidro, el personal… entro en huelga, al parecer el gerente no les ha dado vacaciones en bastante tiempo y están reclamando pago de horas extras y un aumento salarial.

—Esas son cosas que tiene que resolver el gerente, si no que se encargue Gustavo, es su trabajo encargarse de las filiales

—Ya le he comunicado al señor Gustavo, en estos momentos está hablando con el sindicato.

Gustavo entra a la oficina, a pesar de la situación se veía muy tranquilo.

— ¿Qué pasa en San Isidro?

—Después de que inicio la huelga, el gerente ha renunciado, el sindicato se niega a hablar conmigo e indican que solo hablaran contigo en persona, sabes que no podemos parar mucho tiempo esa filial.

—Valentina, consígueme un vuelo para ya, además vendrás conmigo.

— ¿Conmigo? —pregunto ella sorprendida.

—No puedes hoy, he conseguido un poco de tiempo para mañana, recuerda que hoy es tu fiesta.

—La fiesta no me interesa, me importa más el negocio.

—Alex, por una vez en tu vida, escúchame, he ganado tiempo, puedes viajar después de la fiesta, pero no le hagas eso a Marisol.

—Valentina, te quiero en mi fiesta, lleva algo de ropa, reserva las habitaciones por dos días, nos iremos en cuanto yo te diga.

—No tengo algo un vestido de gala apropiado para su fiesta. —No sé si lo dijo como una forma de excusa.

Prepare un cheque de mi cuenta y se lo entregue a Valentina.

—Cómprate algo, vestido, zapatos, si o si te quiero ahí, tomate el día.

Valentina se quedó sorprendida, pocas veces le había dado un cheque personal, la última vez fue hace dos años, cuando su madre falleció.

— ¿Qué fue todo eso? —pregunto Gustavo, quien su rostro mostraba que estaba sorprendido.

—Eso, eso es mi excusa para irme de esa ridícula fiesta, solo haré acto de presencia y luego me iré sin dar tantas explicaciones. —continúe revisando los informes que me había dado Valentina temprano

—Lo que harás es provocar a Marisol, pedirle a tu secretaria que esté en algo personal, no sé qué tienes en tu cabeza, pero no me lleves contigo, además —agarro mi chequera y vio el monto del cheque— $5,000 dólares es bastante dinero.

—Lo que yo haga con mi dinero no te incumbe, además tú estarás con Valentina, hasta que nos vayamos.

—No, no me harás eso, yo ya tenía acompañante.

—Pues le vas a cancelar, prefiero que llegues con Valentina a que llegues con quien sabe que amiga.

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Otros libros de S. Mejia

Ver más
Capítulo
Leer ahora
Descargar libro