Todos los días me despierto preguntándome, ¿Por qué mi vida es tan monótona? Me levanto diario a las cinco de la mañana, hago una hora de ejercicio y a las seis con Veinte reviso mi computador, repaso mi agenda y programo mi día, pero siento que esto me tiene atrapado, no hay nada emocionante en mi vida.
—Sr. Davis, el desayuno ya se encuentra listo. —Avisa la criada, quien sabe que me gusta la comida recién hecha.
—Bajo en un momento. —Necesitaba dejar en orden unas cosas.
En ocasiones es necesario que me recuerden, porque me quedo hipnotizado por la cantidad de trabajo a realizar.
Al bajar me encuentro a Marisol, sigo mi rumbo hacia el comedor sin prestarle tanto interés.
—Me pregunto yo, ¿Cuándo será la ocasión en que el señor Alex Davis se anime a tomarme como esposa? —dijo ella, quien sostenía un vaso de Whisky en su mano.
—No me interesan tus reclamos, además, ¿Son estas horas de tomar?
Ella me toma del brazo e inmediatamente giro mi mirada hacia ella, cuando nuestras miradas se cruzaron ella me suelta.
— ¿Acaso soy una burla para ti? —pregunta ella con lágrimas en el rostro— Mañana, cumpliremos dos años de casados, dos años desde que en ese altar dijiste que aceptabas ser mi esposo, sin embargo, mírame, solo soy una esposa de papel
—Tú conocías muy bien los acuerdos de ese matrimonio, al final los más beneficiados fueron tus padres. —Aún recuerdo que ellos acudieron a mí.
—Se suponía que sería tu esposa, dormir en la misma cama…
—Suerte con eso, legalmente puedes ser mi esposa, pero jamás serás mi mujer, reclámales a tus padres esas cosas, yo tengo otros asuntos más importantes que atender.
Continué mi camino, ella simplemente regresa hasta su habitación, no me importa, su familia la obligó a casarse conmigo para evitar que su empresa cayera en ruinas.
A las siete con treinta llegaba a la oficina, Gustavo, quien es el vicepresidente de producción, también estaba llegando.
—Hermano, felicidades, dos años de matrimonio. —dijo él en forma de burla, pues conocía los termino de mi matrimonio.
—Sabes muy bien que mi matrimonio es una farsa.
—Solo te quedan tres años más, después de eso serás libre de Marisol, además, no has aprovechado este matrimonio porque así lo quieres, Marisol es una mujer hermosa, no quiero imaginar...
—Si tanto la quieres puedes quedártela, créeme, no me voy a oponer, hasta un favor me haces.
Subimos hasta mi oficina y mi secretaria ya se encontraba ahí, me sorprende como esta mujer pueda estar siempre antes que yo.
—Valentina, ¿Acaso tú duermes en la oficina? —preguntó Gustavo, sé que lo hace para molestarla.
—Siempre vengo a las siete, así tengo todo listo para cuando el Sr. Davis venga.
—No le hagas caso, Valentina, sabes que lo hace para molestarte.
—En todo caso el Sr. Cifuentes es un superior.
—Tu jefe soy yo y es a mí quien debes explicaciones, además deja de llamarme Davis, llevas tres años trabajando conmigo. —desde que estoy en este puesto, ella ha sido mi única secretaria.
Me entrega los reportes de ventas mensuales. Industrias Davis, empresa fundada por mi padre, es una de la más grande industria en el mercado de los licores, dominamos tanto el mercado local y aportamos el 30 % del mercado internacional. Desde la muerte de mi padre, hace tres años, quedé a cargo del negocio.
— ¿Qué piensas hacer mañana? —preguntó Gustavo
— ¿A qué te refieres? —Sabía muy bien a que se refería, no obstante, para mí no era un asunto importante.
—Pues en la fiesta de mañana, no me digas que ya lo has olvidado.
—Ah, la fiesta de mi aniversario, la verdad me tiene sin importancia, no entiendo por qué Marisol quiso hacer esa fiesta.
—Sabes que ella necesita sacar a la luz que el matrimonio Davis García aún se mantiene, aunque en el interior todo eso sea una farsa.
Valentina entró y me salvo del interrogatorio de Gustavo, quien se retira a la llegada de ella, como si se tratase de alguien relevante.
—Como siempre entrando a tiempo.
—Es mi deber, cuando se queda mucho tiempo el Sr. Cifuentes, usted pasa de mal humor todo el día.
La quedé viendo de manera seria, ella entendió que era momento de retirarse, aun así, lo hizo con una sonrisa.
Durante todo el día estuve pensando en la fiesta de mañana, para mí no era nada importante, así que estaba considerando ausentarme.
El día transcurrió sin ninguna eventualidad importante. En casa me estaba esperando Marisol, al menos ya no siguió tomando.