Bienvenidos a la segunda historia de Casada por accidente con el director general. Ahora te cuento lo que le ocurrió a Louis, el hermano de Luana Davis, que encandiló a tantos lectores en el primer libro.
Prólogo
Louis Davis
- ¿Dónde están los amores de mi vida? - Me acerco a mis preciosos sobrinos, arrebujando a uno de ellos en el sofá.
- Oh, Louis... ¡Ya te veo malcriando a los niños! - se queja Igor en cuanto me ve, y además sostiene al pequeño John en su regazo, con la intención de que me aleje, y yo sonrío.
- Cuñado, ¡no seas así! Hoy he empezado con Mandy, ¡pero no tiene sentido que sujete a John porque también voy a robárselo! - Le miro sonriendo, pero lejos de mi hermana sigue mirándome con extrañeza.
- ¡Yo no he dicho nada! - exclama.
Luana entra en la habitación con dos botellas e inmediatamente me dedica la cálida sonrisa que estaba buscando.
- ¡Luisa! ¿Has vuelto antes de la exposición? ¡Te he echado de menos! - Luana viene a abrazarme y le entrega las botellas a Igor, que ahora sonríe de forma increíble.
- ¡Me he escapado porque te echaba de menos! - Miré a Igor. - ¡Te ayudaré con la botella de Mandy!
- VALE... - respondió y me entregó el biberón, así que me senté para dárselo al bebé.
- ¿Sigues ocupada?
- Sí, incluso he apagado el móvil. Lo he estado apagando estos últimos meses, de lo contrario no tengo paz, sólo contesto a los de mi asistente, los números sin identificación, ¡ni hablar! Ni siquiera pude llegar al orfanato, los niños ya estaban tristes.
- Vaya, siento haberte dejado a cargo de tantas cosas, ¡pienso volver pronto a ocuparme de mi trabajo! - se disculpó Luana, e Igor resopló, no le gusta que se disculpe por todo.
- ¡No digas eso, hermanita! Me ocuparé de ello con mucho gusto, sólo estoy un poco cansada de tantos compromisos y viajes. No me había dado cuenta de que ser conocida me quitaría tanto tiempo. - Oí reír a Igor.
- Me alegro de que ahora me entiendas, cuñado. Ser director general no es tarea fácil, ¡te lo dije! - se burló, sonriendo y entregándole la botella a mi hermana.
- Louis, déjame llevar a Mandy, ¡creo que tengo que cambiarle el pañal! - dijo Luana mientras olíamos algo diferente.
- ¡Vaya, es rápida! ¡Apenas se ha terminado el pañal! - exclamé, impresionada.
Le pasé el bebé, pero no robé a John del regazo de Igor, le estaba haciendo eructar y no me atrevía.
Decidí encender el móvil, y nada más conectarlo a internet empezaron a llegarme innumerables mensajes y notificaciones de llamadas perdidas, como de costumbre. Ahora que me conocen y manejo parte de la carrera de Luana, necesito controlar mi tiempo libre.
Me senté en el sofá y me puse a leer, había clientes, conocidos, interesados que nunca faltan, cada día me impresionan más los nuevos "amigos" que conozco... vaya.
- Caray... - dije mientras miraba atentamente la pantalla.
- ¿Qué te pasa? - preguntó Igor, estirando el cuello cerca de mí.
- Qué raro... un número fijo me ha llamado muchas veces seguidas, es increíble, he contado más de treinta, pasa algo...