Bajo el manto de la venganza
a a iluminar la pequeña habitación de su modesto apartamento. La luz se filtraba a través de las cortinas de lino blanco, tiñendo el cuarto de to
, una mujer que había trabajado toda su vida como secretaria en una empresa local, la acogió como su propia hija. Aunque Carmen nunca le dio detalles sobre su madre biológica, Lucía siempre sintió que, por alguna razón,
eguntó Carmen desde la cocina, con u
gadas por los años de trabajo, pero sus ojos seguían siendo los mismos, llenos de ternura. Lucía siempre encontraba consuelo en su madre. Sin embargo, algo dentro de ella le decía que ha
mi vida si no me hubieras encontrado? -preguntó Lucía m
or un momento, como si las pala
ndió con suavidad, aunque Lucía pudo
. -Lucía dejó su taza sobre la mesa y la miró con una expresión pensativa. El senti
elante, colocándose las manos sobre
nes es lo que realmente importa. -Su voz, aunque suave, lle
, sentía que algo más había estado esperando, algo que aún no entendía. Sus pensamientos se desvanecieron cua
almuerzo, ¿quieres algo? -preguntó L
ió, pero Lucía pudo ver el cansancio en sus ojos. Había pasado añ
ritos de los vendedores que llamaban la atención de los transeúntes. Lucía vivía en una zona popular de la ciudad, donde la vida era a veces difícil pero siempre había algo que la mantenía viva. Aunque su vecindario no era lujoso ni estaba lleno de
sación de desconexión, como si todo eso estuviera ocurriendo a su alrededor, pero no fuera parte de ella. ¿Q
ero en su mente, ese día todo parecía diferente. Estaba sola en sus pensamientos, sin poder liberarse de esa sensación inexplicab
ntó Carmen, notando la ex
n a comer juntas. Pero, por más que intentaba concentrarse en lo que estaba sucedi
Algo fuera de lo que conocemos, algo que cambia nuestras vidas por completo
a tocado en un lugar profundo. Su rostro se tornó serio
caminos. Y aunque no siempre los entendamos, lo único que podemos ha
ndía completamente lo que Carmen quería decir, pero sentía que había algo impor
tiguos y nuevos, y el aire estaba impregnado con el olor a papel y tinta. Aunque no era un empleo con un salario alto, Lucía disfrutaba el tiempo que pasaba al
squina de su pequeño apartamento, pensando una vez más en sus dudas. ¿Qué le faltaba?
, aunque todo estaba en su lugar, algo estaba a punto de cambiar. Algo en su vida estaba por suceder, aunque no s
esa búsqueda de algo más, estaba a punto de llevar