Bajo el manto de la venganza
to se volvía más denso, más difícil de asimilar. En el fondo, algo dentro de ella seguía preguntándose si todo esto no era más que una ilusión, una mentira, pero l
scubierto que su padre biológico, un hombre que jamás había formado
ncuentro con el abogado, y a pesar de que su madre adoptiva siempre había sido el pilar que la
poder procesar del todo la información que acababa de recibir. Estaba sentada en el sillón del salón,
io por más tiempo. Su voz temblaba, llena de incertid
s de tensión, como si hubiera estado ocultando un peso que finalmente no podía seguir cargando. Lucía sintió cómo su corazón se aceleraba. La pregunta que habí
ofá. Durante unos segundos, no dijo nada, como si estuviera buscando las
No quería que cargaras con todo eso. La verdad es que siempre supe que tu padre existía, que no había sido una his
ho. ¿Cómo podía Carmen haberle ocultado todo eso? Sabía que su madre adoptiva siempre la había cuidado,
enazaban con caer. Su mente se agitaba con miles de preguntas. ¿Qué tipo de vida había tenido su madre adoptiva
dentro. Sabía que este momento llegaría, sabía que Lucía tendría derecho a
ar todo atrás, y yo... yo acepté su silencio. Pensé que era lo mejor para ti. Pensé que, si te contaba la verdad, te arrastraría a un mundo lleno de dolor y de sombras. -Car
u historia, estaba de alguna manera alterado, distorsionado. La persona que había creído conocer como su mad
Lucía, su voz ahora mucho más seria, mucho más dec
jó en su mirada. Después de un largo silencio, comenzó a habla
o de vida que llevaba... no era algo que tú pudieras haber manejado. Cuando tú naciste, tu madre se vio atrapada en ese mundo, y tuvo miedo. Miedo de que su hija fuera arrastrada
a película de suspenso, de un mundo que jamás imaginó que pudiera ser parte de su propia vida. Pero ahora, al escuchar a Carmen, c
n llenos de confusión, ahora reflejaban una determinación que nunca antes había sentido. Ella necesitaba saber la
ojos llenos de lágrimas,
ios del pasado. Quería que crecieras sin miedo, sin preguntas que pudieran destrozarte. Pero ahora que t
ído sobre su identidad, sobre su historia, ahora se estaba desmoronando, dejando al descubierto una verdad dolorosa y difícil de aceptar. Pero, a pesar
ue todavía tenía en las manos. Sentía que el futuro de su vida estaba escrito en esas hojas, pero
que este momento era inevitable, que Lucía tenía derecho a comprender todo lo que había sucedido
o su existencia para siempre. Lo que te dejó, Lucía, no es solo una herencia material. Es también un legado de responsabilida
lo que eso significaba. Pero lo único que sabía con certez
hacia el pasado recién comenzaba. Y aunque el futuro era inciert