Bajo el manto de la venganza
s palabras de su madre adoptiva seguían resonando en su mente, sobre todo la parte en la que mencionó a su madre biológica y el doloroso sacrificio que había t
vida más tranquila, pero al mismo tiempo, algo en su coraz
ostro mientras caminaba hacia su apartamento. No esperaba que ese día fuera diferente. Como siempre, su mente seguía en el mismo lugar: tratan
ó durante unos segundos, extrañada por la falta de remitente. No reconocía la caligrafía ni la dirección, y la sensación de intriga creció en su pecho. Pens
bre y sacó la carta. Al desenrollarla, leyó el enca
o señori
. Le escribo para informarle de una situación de la que quizá no tenga conocimiento. Es posible qu
eza que nunca había tenido una figura paterna en su vida. Su madre biológica había muerto cuando ella era un bebé, y Carmen
rta s
a de su padre, Eduardo León. Este legado comprende no solo propiedades y bienes materiales, sino ta
d posible para poder explicarle en detalle los pasos
tame
án L
firma Larios
nunca había habido menciones de un padre, y mucho menos de una fortuna. El nombre Eduardo León le sonaba extraño, como si fuera parte de un sueño
habían sido evasivas, Lucía no podía creer que Carmen hubiera guardado un secreto tan grande. Si
¿Cómo podía ser esto cierto? ¿Cómo era posible que un hombre, al que nunca había conocido, hubiera dejado toda su fortuna para ella? La
Pero algo en su interior le decía que no podía dejarlo pasar. Finalmente, respiró
ó a sí misma mientras sacaba su teléfono y
ias veces antes de q
rle? -la voz masculina al otro lado de l
mi padre, Eduardo León. -Lucía apenas podía articular las palabras. No estaba acostumbr
otros. El abogado Larios estará disponible en unos minutos para atender su ll
Su vida, que siempre había sido tan sencilla y tranquila, parecía haber dado un giro
teléfono sonó nuevamente.
ado con nosotros. Como mencioné en la carta, su padre, Eduardo León, ha dejado todo su legado a usted. Es una situa
na sensación de urgencia en su voz. Parecía seguro de lo que estaba dicien
-preguntó finalmente, tra
dificio 12. Es un lugar discreto, pero bastante accesible. Si le par
ba pasando. Además, la posibilidad de conocer más sobre su padre, una figura q
con firmeza, tratando de mantene
s vemos mañana a las tres de
nca había esperado algo así, algo que pudiera cambiar por completo su vida. ¿Qué clase de hombre había sido Eduardo León? ¿Y
ba gestando. No era una tormenta de lluvia, sino una interna, algo que la sacudía y que cambiaría su destino de manera irrevocable
on una mezcla de nervios y determinación, se preparó para el e