Amor Bajo Contrato
a deshacer fácilmente. Valentina observaba a Nicolás con una mezcla de curiosidad y cierto desdén, reconociendo en sus ojos esa misma chispa que había vi
perfecta, sino que también implicaba toda una serie de rituales de lujo y visibilidad que debían segui
llos. Su tono era impasible, pero había algo en la manera en que lo dijo que dejaba claro que no era una opción. -Irás de co
ndían. Sabía que los hombres como él no dejaban nada al azar, que todo en su vida debía ser perfecto. Pero el tono de superioridad en su voz hizo que un escalofr
se acercaba a él, con los ojos fijos en su rostro. -¿Qué, me
Valentina era una mujer que no se dejaba impresionar fácilmente, que cada paso debía ser calcul
iero que tengas lo mejor. Para ti y para mí. No quiero que nadie dude ni por un segundo que somos un matri
alguna manera, él también la estaba tratando con respeto. Estaba eligiendo algo, un papel, un lugar en su vida que le aseguraba poder y com
o? -preguntó, sin ocultar una sonrisa que oscilaba entre la diversión y la inc
alentina percibió que en su mente ya todo estab
se asomó una leve sombra de satisfacción. -Ella sabe exactamente lo que necesitamos. Después
la medida de las expectativas de Nicolás, pero entendía que en este juego, todos tenían que jug
o el desafío con una sonrisa ladeada. -A ver qué tipo de "f
dría haber algo más en esa mirada, algo que iba más allá de los negocios y las apariencias. Sin embargo, no se permitió adentrarse
una orden. -Nuestro "matrimonio" tiene que ser creíble desde el primer momento. La gente tiene que ver que somos una pareja unida,
la idea de estar a la altura de las expectativas de Nicolás, de caminar junto a él en la alta sociedad, de ves
ó con una sonrisa irónica. -Sé cómo jug
n la respuesta, pero sin mostr
lón. -Confío en ti. Ahora, prepárate. Laura
te quería? ¿Era esto lo que necesitaba? Jugar a la esposa perfecta por dinero, bajo la mirada constante de la sociedad y de Nicolás. A medida que e
en este mundo, solo los jugadores audaces se quedaba
bitación. Su sonrisa era amable, pero sus ojos analizaban a Valentina con precisión. Era Laura,
quí para acompañarte de compras. Nicolás ha sol
curiosidad. El juego de apariencias comenzaba a tomar forma, y