Amor Bajo Contrato
ontró con Valentina Moreira, una trabajadora sexual de cabello largo y negro y curvas tentadoras, en un bar ex
apartamento en la ciudad. Ella aceptó, con la condición de que él entendiera que ella n
entras ella sonreía coquetamente y se acercaba a él. Se besaron profundamente, sus lenguas entrelazándose en un bail
en su mano, acariciándolo suavemente antes de llevarlo a su boca. Nicolás gimió de placer mientras
lentamente, admirando cada centímetro de su piel morena y su figura de reloj de arena. Valentina
zones erectos, bajando por su vientre plano y su ombligo, hasta llegar a su sexo. L
te. Ella gritó de placer mientras él entraba en ella, su cuerpo temblando de la emoción. Nicolás
la penetraba. Él respondió a su petición, empujando más profundo y más duro dentro de ella. Valentina gri
a punto de alcanzar el clímax, sus caderas moviéndose más rápido y sus gemidos cada vez más fuertes. Final
ntras se abrazaban y se besaban suavemente. Habían encontrado algo es
muebles minimalistas. Valentina Moreira, envuelta en una sábana de algodón egipcio, observaba las vistas de la ciudad mientras encendía un cigarrillo
l éxtasis compartido. Su camisa abierta revelaba un torso trabajado, pero sus ojos estaban clavado
ceja arqueada y una sonrisa l
s labios se tensaron un instante antes de habl
. -Su voz era baja, calculada, como si
halando una bocanada de humo. -Adelante. Me encan
os grises se clavaron en los de Valentina, que mantenía la calma com
. -Lo dijo sin preámbulos, dir
a carcajada. -¿Eso es lo que le dices a todas? -bromeó. -Una
irme, su expresión imperturbable. -Mi abuelo está muriendo. Su último de
entre líneas. -Alguien como yo. Suena a un cump
e lo necesario. Este matrimonio sería un contrato. Te pagaría una suma que, est
o cercano y cruzó los brazos. -Un matrimon
no tengas que trabajar de nuevo si no quieres. -Nicolás hizo una p
os y las oportunidades que esa proposición representaba. Finalmente, son
s románticos! Pero ya te advierto.
desde que había comenzado la conver