Margia
mos juntos contra
rmano. Guijarros rodaron por el suelo y salieron por los espacios que hay entre la pared y el piso. ¡Ya debió regresar! Las primeras luces del día aumentaron ese sentimiento de fa
e en cantidad. Aun a la distancia, pudo sentir su aura de amabilidad. En una ocasión, esas yerbas malolientes salvaron a su hermano de morir tras una
recibió con su habitual sonrisa, pero ésta se desvaneci
creo que algo le pasó. ― Rosaura puso la cesta en el suelo y fue abrazar
ro está bien. ― Le regaló una m
por un momento?, así puedo
a la abrazó, fue la única forma que encontró para expresarle su agradecimiento por esta vez, por la sig